Capitulo 12

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Llevaba dos horas esperando tener noticias de John, el medico aun no había salido. Sentía un nudo en el pecho que adjudico a la angustia de lo que podría pasar con su capataz.
Iba por su sexto café cuando escucho el ajetreo en la puerta de la guardia y se acerco a ver que ocurría.

Abby había despertado cuando ya estaba en la ambulancia de camino al hospital. Había llorado el resto del camino por temor a lo que pudiera ocurrir con su bebe. De pronto se sintió sola. Necesitaba alguien que compartiera su angustia y que le diera fuerzas. Su abuelo estaba con ella, pero no era eso lo que necesitaba. Ella quería que Will estuviera allí. Que le agarrara la mano y la apoyara. Y así se lo hizo saber a su abuelo.
La ambulancia llego y la bajaron con la camilla.
-Abuelo! Abuelo, por favor! Necesito que llames al Will. Tienes que convencerlo de que el bebe que va a nacer es suyo, por favor. Lo necesito conmigo.
-Tiene la presión demasiado alta! Tiene que calmarse! Haga lo que le dice, señor Cadbury! Podemos perderlos! De prisa!
George no necesito levantar el teléfono. Will estaba alli, escuchando todo. Ella había dicho que era su bebe. Si le quedaba alguna duda, ya no existía. Era su bebe. Su bebe iba a nacer. El terror lo invadió cuando comprendió las palabras de la doctora. “Podemos perderlos”. No. No los iba a perder. Su hijo iba a nacer y el estaría ahí, acompañando a su madre.
Se acerco abriendo paso.
-Déjenme pasar, maldita sea! Es mi hijo! Y mi mujer!
Se acerco, la tomo de las mejillas y junto sus frentes.
-Lo siento, cariño! No sabes cuanto!
-No importa! Solo quiero que estés conmigo ahora.
-Siempre, amor!
-aaaaaaaahggg
-Tenemos que llevarla. Señor, la enfermera le dará el equipo para poder entrar a quirófano. Apresúrese.
En menos de dos minutos Will pasaba por las puertas del quirófano. Una manta alzada verticalmente le bloqueaba la vista a Abby de la mitad de su cuerpo. Will se situó a su lado y le tomo la mano.
-Todo saldrá bien, ya lo veras. Estamos juntos en esto. No voy a dejarte.
Las palabras de Will fueron un bálsamo para Abby. Termino de relajarse y los médicos hicieron la operación para traer a su bebe fuerte y sano a la vida.
Un llanto inundo la habitación y una enfermera coloco un pequeño bultito en los brazos de Will. Este se acerco a Abby y se lo paso, dejando que las lagrimas cayeran libremente de sus ojos por sus mejillas.
-Es hermoso, Abby!
-Lo dices porque es igual a ti!-dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
Un rato después estaba instalada en la habitación, dándole de mamar a su bebe, cuando su abuelo entro.
-Es un pequeñín muy hermoso! Felicitaciones querida! Serás una madre maravillosa!
-Es igual a su papa.
-Si, hablando de eso…
-Aun no hablamos. Estuvo conmigo todo el tiempo, y ahora mismo es lo único que me importa.
-Solo quiero que pienses… no creo que se conforme con verlo de vez en cuando. Creo que querrá el paquete completo. Por cierto, donde esta?
-Fue a ver si había noticias de su capataz que se golpeo la cabeza.
-Ah! Por eso estaba aquí!
-Si, por eso.
En ese momento la puerta se abrió dando paso a un Will con un enorme ramo de flores variadas y coloridas, y un enorme perro de peluche igual a Congo y Milly.
-Y eso?
-Regalos-respondió sonriendo-estas son para mamá, y este grandulón es para el pequeño Christopher. Tiene que acostumbrarse a estos perros porque en casa lo esperan cinco!
Abby no entendía.
-En casa?
-Si, en casa. Es lo que corresponde Abby. Se que fui un idiota contigo en mas de una ocasión, pero somos un familia, y te amo, los amo, a los dos. Quiero que estemos juntos, quiero que nos casemos, que tengamos muchos Christopher. No te pido que me perdones porque se que es difícil dado mi comportamiento. Te pido una oportunidad, para demostrarte lo mucho que te amo, y que puedo hacerte feliz. Serás mi reina, toda la vida. Te lo prometo. Por favor… por favor.
Abby no podía hablar, tenia un nudo en la garganta y las lagrimas ya caían libremente. Su abuelo se había retirado cuando se dio cuenta que sobraba.
-Dime algo, amor, por favor. No llores, cariño! No quería que llores!
-Y-yo…y-yo…
-Tu…?
-Yo… te… amo-se aclaro la garganta-mucho. Te amo mucho. Y si quiero formar una familia contigo. Es lo que siempre quise. Solo hay una cosa.
-Que, amor? Lo que sea.
-Quiero que estés seguro de que esto es lo que realmente quieres y que seguirás queriendo mañana. No quiero que lo hagas por compromiso.
-Mañana, pasado, la semana que viene y toda la vida! Te amo con toda mi alma!
-También te amo-dijo dándole un pequeño beso que Will profundizó.-habrá que llevar las cosas desde lo de mi abuelo.
-No creo que haga falta. Tengo una habitación armada hace algunos meses.
-En serio?
-Si, tenia la esperanza de recuperarte. Aunque si no te gustan las cosas, pueden cambiarse por las que tu elegiste.
-Tu las elegiste?
-Sip! Yo solito!
-Entonces voy a amarlo! Como sabias que color comprar?
En cuestión de segundos, Will se puso del color de la grana.
-Will?
-Prometes no enojarte?
-Lo prometo-dijo riendo.
-Tampoco te rías!-Abby estallo en una carcajada
-Ya! De acuerdo! No me rio.
-Soborneagentedelhospitalparaquemedieralagrabaciondetusecografias
-Que dijiste? Habla mas despacio por favor.
-Que yo… soborne… a gente del hospital… para que me diera la grabación de tus ecografías.
-Hiciste eso?-pregunto con los ojos como platos.
-Era la única manera.
-Eres el amor de mi vida!
-No te molesto?
-No, te amo mas por hacer esas cosas por conocer a tu hijo.

La vida paso, luego del primer hijo vino otro y luego otro. La familia se agrandaba y ellos era cada día mas felices. Abby siguió rescatando animales y llevándolos al rancho, ahora no al de su abuelo, sino el de Will, que fue suyo el día que pronunciaron sus votos, un mes después del nacimiento de Christopher.
Un día, en una de sus habituales cabalgatas al arroyo, Abby le pregunto cuando se había enamorado de ella.
-Cuando te vi.
-Ese día con el vestido y los tacones?
-No, cuando te vi enserio. Como toda una vaquera.

FIN.

Como toda una vaqueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora