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—Quieres romper? —repitió Ash.

Asentí.

—Pienso que es lo mejor.

Estábamos sentados afuera, en uno de los bancos frente a la biblioteca. Le
había forzado a encontrarse aquí conmigo muy temprano, a la seis y media de la mañana de un sábado, como venganza. Oye, si él podía fijar un encuentro al amanecer también podía hacerlo yo. Aunque realmente lo había hecho porque de todos modos tenía que estar aquí para mis chicos. Reading Corner no empezaba hasta dentro de una hora o así, pero me gustaba llegar temprano siempre que podía.

Mi capa se agitó alrededor de mis tobillos. Hoy había una agradable brisa.

—Hablas en serio —comentó y luego me señaló—. ¿Y vas a romper
conmigo vistiendo eso?

—¿Tienes algo en contra de la vestimenta de mago?

Ash negó.

—Spitz, esto es muy vergonzoso. ¿No podemos entrar, donde nadie pueda
vernos? No puedo creer que estés en público así vestida.

—No podemos entrar. Oficialmente aún no está abierto. —Observé su
rostro—. ¿Realmente te molesta?

—No —aseguró—. Lo que me molesta es el rayo en tu frente. ¿Y qué quieres
decir, quieres romper conmigo?

Suspiré. Sabía que esto no iría bien.

—Ash, cuando comenzamos esto, honestamente pensé que te cansarías de mí después de una cita.

Ash se burló, pasando el brazo por el respaldo del banco, haciendo un
gesto de "continúa" con la otra mano.

—Luego pensé, que tal vez podrías ayudarme a olvidar a Harry como
ofreciste —continué—. Terminaste gustándome, como dijiste. Ha sido genial salir contigo la pasada semana.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —Se sentó recto—. Te gusta salir
conmigo. Me gusta salir contigo. Incluso si me estás usando para poner celoso a Harry, no me importaría. Su rostro cuando bailamos fue...

—Eso no fueron celos —interrumpí—. Eso fue tristeza.

Ash se encogió de hombros.

—Es lo mismo.

—No, realmente no lo es. —Estirando la mano, la puse sobre la suya. Me
había tratado muy bien y realmente me gustaba hablar con él. Al menos, me había ganado un amigo —No quiero hacer infeliz a Harry. Eso nunca fue lo que quise.

—Bueno...

—Lo sé. Sé que no te gusta Harry... —negué, alcé los hombros con un gesto
de impotencia—... pero a mí sí. Incluso si no siente lo mismo por mí, aún soy su amiga. No puedo soportar verlo tan triste.

—Spitz, el tipo te pone triste siempre que está alrededor de otra chica.
¿Qué ha hecho él para no herir tus sentimientos?

Me sonrojé. Tenía razón, pero no cambiaba nada.

—Eres increíble —indicó Ash, mirando mi expresión—Harry es un ciego por no ver lo que tiene delante, pero tú, Spitz. Nunca antes he conocido a nadie como tú.

—¿Qué significa eso?

—Significa que eres una anomalía de la naturaleza. —Intenté apartarme,
pero Ash no me lo permitió. Tomó mis dedos con su otra mano, uniéndose a la primera—. Después de todo lo que te ha hecho pasar, la mayoría de chicas habría querido arrancarles la garganta a Harry, pero tú no.

Adorkable |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora