Luego que el mar se ha llevado los barcos de papel, ese pliego que guardaba en secreto para cuando nos volviéramos a ver; he decidido, ya más calmado, dirigirte estas sinceras palabras. Te agradezco por aquellos fines de semana. Esos a los que regalaste sentido, pero que no volverán más. Ya no duele no vivirlos. Te agradezco por los abrazos a los que me negaba, pero que, sin embargo, diste a mi soledad. Ya no los extraño. No me arrepiento de haber escrito tantas cosas juntos en mi memoria, de haberlos fabricado empeñosamente con tinta indeleble, y si en mi interior le reproché al destino, y dije lo contrario, fue solo por despecho, porque de algo sí me arrepentí y mucho. Fue haber dejado ir los barcos de papel. Verlos hundirse, diluyendo la tinta que pensé resistiría, y no haber hecho nada al respecto. Admito que me arrebataron tranquilidad no tenerlos, pues toda acción lleva una carga y el tiempo siempre ayuda a sobreponerse. Te agradezco por liberarme, con esta experiencia, de frustraciones, obstinados fantasmas del pasado. Te agradezco por todo lo que he aprendido de ti, aunque quizás creas que fuiste tú quien aprendió más de mí, que yo de ti, y pienses que no mereces aquellas gracias. De todas formas te lo agradezco, gracias por tanto con tan poco. Es hora de continuar mi vuelo, y tú también, pues alguna vez te lo dije: cada cual tomará su camino.
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Viaje a contraluz
PoetryEscala de contraste de poemas oscuros a poemas claros. Bienvenidos a este viaje a contraluz.