Manecillas de reloj

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Como manecillas de reloj,
van constantes
pero en diferentes ritmos.

A veces tan juntos,
bien congeniados.
Otras veces distantes
o tan opuestos.

Enlazados para siempre
con el insólito centro,
esbozando abruptamente 
círculo perfecto.
Jamás iguales
sino complementos.

Ensamblados para andar
en preciso orden
por el mismo camino.
Si no está uno,
el otro no tendría sentido.

Dan aviso al futuro
y ese principio
no se altera con el tiempo,
por más que suplanten
las esposadas agujas,
por más que quieran cambiar
el nupcial reloj.

Viaje a contraluzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora