Too Late

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Regina●

Pegué un grito al sentir una mano sobre mi boca y un brazo que me atrapó los brazos a la cintura.
No pude defenderme con mi magia, pues antes de darme cuenta ya tenía el brazalete colocando en el antebrazo.

-¡Mamá!- Henry hizo lo peor, vino corriendo. -¡Para, le estás haciendo daño!-

Entonces me di cuenta del garfio en el que acababa ese brazo que me agarraba mientras yo forcejeaba.

No podía decirle a mi hijo que se fuera, no entendía mis gritos. El pirata sacó un arma y pegó un tiro a mi teléfono en el suelo. A continuación apuntó a Henry, que se quedó inmóvil.

-¿Ahora qué?- Susurró a mi oído. -¿Vas a dejar de forcejear?-

Yo asentí apretando los ojos y puse mi mano sobre el brazo con el que sujetaba la pistola para ponerla en la dirección correcta, hacia mi.

-Me gusta tu iniciativa...- Tiró de mi. -Vamos, chico, métete en el coche.

Intenté negarselo, se lo prohibí con la mirada, pero Henry lo hizo de todos modos.

Me ató una venda al rededor de la boca para que no pudiera gritar y tiró de mi brazo.

-¡Mm!- Intenté soltarme una vez Henry estuvo fuera de tiro.

-¡Para!- Me empotró contra el maletero cerrado y me inmovilizó los brazos contra la espalda.

-¡Mmm!- Intenté soltarme desesperadamente. Si tan solo alguien me oyera gritar, si de algo sirvieran mis esfuerzos...

-Estate quieta, preciosa.- Se apoyó contra mi, clavandose en mi espalda y apretandome contra el vehículo. No me gustaba esta posición... -No querrás hacerte daño, ¿a que no?-

Sentí el tacto de su garfio recorrer mi costado, desde el brazo hasta las rodillas. Quería quitarmelo de encima, quería pulverizarlo de una maldita vez y dejar de sentirlo sobre mi.
Se comportaba como mi marido...

-Nos vamos a divertir...-

-¡Hmmh!- Traté de impedirselo, pero me metió en ese maletero oscuro y cerró la puerta. -¡Hmm!-

Mamá!- Escuché la voz de Henry.

El coche arrancó y me moví violentamente de un lado a otro, golpeandome contra las paredes y las cajas. No podía ver nada, era horrible.

Intenté quedarme callada para poder escuchar si ese malnacido intentaba hablar con mi hijo. Nada. No pude distinguir ni una sola de sus palabras.

Traté de quitarme esa cosa del brazo, pero era inútil. No había nada allí que pudiera usar para partirle la cara...

De pronto el maletero se abrió y la luz me cegó por completo. Pero todo acabó cuando sentí esa venda negra sobre mis ojos.

-¡Agrr!- Me quejé cuando me sacó del coche de un tirón sin que yo pudiera ver nada.

-Shh...- Tiró de mi hasta algún lugar por el que me tiró por unas escaleras.

-¡Ahg!-

Me quitó la venda de los ojos y la mordaza de la cara.

-¿Qué demonios estás haciendo? ¿Y mi hijo? ¡Henry!-

-Shh...- Me mandó callar colocando su garfio sobre mis labios. -Él pequeño grumete no necesita verlo todo...a menos que eso sea lo que queréis, majestad...-

-¿Qué?- Me lo sacudí y retrocedió unos pasos.

-Tendrás que aprender a ser más amable conmigo, mujer.- Recomendó. -Puesto que vamos a pasar mucho, pero que mucho tiempo juntos a partir de ahora...-

Lost GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora