Accidentally in Love

3.3K 254 25
                                        

○Emma○

Estaba tan cansada que empecé a irme de la lengua. Tuve miedo de que, si me quedaba, acabara por contarle algo a Regina de lo que más tarde me arrepentiria. Llevaba días sin dormir bien, y estoy segura de que habría respondido a cualquier pregunta. Por eso me fui.

Tuve miedo de que pudiera enterarse de que entré a su baño a llorar.
No quiero ni pensar en ello.

En un principio creí que iba a mandarme por ahí al pedirle que se quedara. Ni siquiera estabamos hablando antes de que ella se fuera. No tenía ningún sentido que le rogara que volviera. No, ninguno.
Excepto, claro está...

No sé por qué, ni quiero saberlo. Porque todas las veces que he necesitado a alguien, me han abandonado.
Pero desde que se rompió la maldición, he vuelto a ver a Regina como el día en que la conocí. Creí que iba a enamorarme de ella. Y así fue... O eso creo.

De todos modos, da igual lo que yo crea que siento. Ella me odia, o eso pensaba. Debió de ser la falta de sueño la que me llevó a ir tras ella. Y un sueño que ella me llevara a su casa.
Pero, como en todos los sueños, hay que despertarse. Porque hay una fina línea entre un sueño y una pesadilla, y no quería estropearlo.

Al llegar a casa me tiré sobre la cama. Dormí toda la noche.

Por la mañana me levanté y encontré a mis padres desayunando.

-Emma...- Me saludaron.

-¿Henry está en el cole?- Me froté los ojos sin poder creer lo tarde que era.

-Si.- Respondió mi madre. -Hemos comprado el desayuno, pero se ha acabado...-

-No importa...- Me fui para el baño. -No tengo hambre...-

Cerré la puerta y me lavé la cara. Seguía cansada a pesar de haber dormido bien. Pero eso era bueno de algún modo. Estoy acostumbrada a ver pasar mi vida desde una perspectiva ajena en lugar de propia, así todo duele menos. Cuando no me gusta como van las cosas, me evado y pienso que no es mi vida, sino la de otro. Los problemas de otro, el dolor de otro...siempre funciona.

Y cuanto más piensas en ello, peor. No quiero vivir en la realidad, y este estado me permite estar conforme con todo lo que pasa; lo bueno y lo malo.
Aunque también me quita las ganas de vivir. Me dejo llevar por el destino, perdiendo mi libertad de crearlo. Lo que tenga que pasar, pasará.

Pero ayer con Regina, volví a sentirme conectada a la vida de algún modo. Como si tuviera el poder de cambiar las cosas que no me gustan, aunque no sea así.
Puede que sea porque ella ha cambiado su vida en varias ocasiones; algunas para bien y en otras para mal. Parece que ella elija lo que tiene que pasar y luche por ello. Ella es la fuerza que yo necesito.

Me quema por dentro el no poder sacarlo de mi, no poder contárselo a nadie. Pero también sé que a nadie le interesan mis problemas.
Nadie me conoce, de otro modo ya habrían notado que algo va mal. Y si lo han notado, está claro que no soy lo suficientemente importante como para que les importe.
Por eso me sentí tan rara cuando Regina me preguntó si estaba bien... No estaba preparada para responder, y me dio miedo que ella fuera la que se diera cuenta de que algo iba mal.

Salí del baño antes de que se asustaran y me fui a trabajar.
Había mucho papeleo que rellenar, de modo que me senté a hacerlo.

-No, deja eso...- Mi padre cogió los papeles. -Ya lo hago yo...-

-¿Por qué?- Me extrañó. -Es mi trabajo.-

-Ya, pero...la última vez hubieron confusiones y...-

-Bueno, pues seguiré investigando el robo de Gold...- Resoplé.

-Ya me he encargado yo de eso.- Respondió orgulloso.

Lost GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora