Let's kill the party

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○Emma○

Mis piernas flojearon al caminar hacia la salida de la mansión. Me fallaban las fuerzas y la coordinación.

Conseguí llegar hasta el coche sin caer y me senté cerrando la puerta. Agarré el volante con ambas manos, aún sin haber metido las llaves. Expiré hasta la última gota de aire que había en mi al intentar fijar la mirada en el horizonte.

Sentía que se había montado una fiesta en mi estómago. Una fiesta con musica, campanas, solo de bateria y agudos aleteos de mariposas.
Parecía que estuviera a punto de echarlo todo por mi pecho, pero lo retuve dentro.

No sabría encontrar mi camino de vuelta a casa a estas horas. Solo pertenezco a aquí, a Regina.

Pero había que irse ya. Tenía que pensar en algo que contarles a mis padres cuando volviera.
Arranqué motores y volví a ese lugar al que me había acostumbrado a llamar "casa".

Entré sin hacer ruido para no despertar a mis padres. Dejé la chaqueta en el colgador cuando...

-¿Emma?- David encendió la luz. -¿Qué haces?-

-Voy a...- Cogí la chaqueta y me la colé. -A ver qué ha pasado.-

-¿A estas horas?- Dudó frotándose los ojos.

-¿No has sentido la magia?-

-¿Qué magia?-

-¿Qué magia va a ser?- Vino corriendo mi madre. -Un beso de amor verdadero.-

-¿Lo has visto?-

-Sé reconocer el amor cuando lo veo, hija.- Sonó ofendida.

-Siempre.- Rió mi padre.

Ahora por fin comprendía esas miradas que ambos se dedicaban. Porque así es exactamente como quiero mirar a Regina todo el tiempo. Quiero sentirme estúpida con ella, que tengamos una frase de la que todos menos nosotras acaben hartos de oír, de simplemente absorber su aroma y que se quede conmigo.
Tengo ganas de que alguien me diga que huelo a ella de tanto abrazarla.

-¿Emma?- Mary Margaret llamó mi atención. -¿Estás bien?-

-Oh, si.- Reaccioné. -Debe de ser maravilloso eso de los besos de amor verdadero...-

-Siempre ocurren cuando se salva una vida de la oscuridad.- Explicó con una sonrisa. -Como cuando Henry y yo estuvimos en aquel mundo extraño...-

-¿Cuando se salva una vida de la oscuridad?-

-Pues claro.- Aportó mi padre.

-Pero este ha sido especial...- Notó la mujer. -¿No lo has sentido? Es el más poderoso que he visto jamás.-

-¿De verdad?- Me interesé.

-Ha sido muy fuerte.- Apagó la luz. -Pero no te preocupes, nos encargaremos de eso mañana. Ahora vuelve a la cama.-

Me fui a mi habitación y me puse mi pijama. Pero, ¿cómo se supone que voy a dormir si aún tengo el tacto de Regina en mis labios? ¿Y esa música? No podía sacarmela de la cabeza.

Quería pensar que Regina me había salvado de la oscuridad. Pero, ¿y si no era así? ¿Y si de alguna manera, yo la había salvado a ella?

Volvió a sonar el despertador y me obligó a salir de la cama. Pero parecía que hoy apetecía amanecer.
Me vestí y fui a trabajar. Hasta el camino al trabajo se me hizo placentero.

Entré en comisaría y el aire se volvió más denso. Al asomarme, el ambiente encalideció. Y antes de entrar sé que ella está allí.

La alcaldesa sentada sobre mi mesa de trabajo. Levantó la mirada al verme pasar, como si ya supiera que era yo.

Lost GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora