Dos semanas, dos semanas pasaron desde que habían tenido aquella pequeña discusión sin importancia cuando Clarke le contó a Lexa al regresar a su casa como había huido despavorida de Octavia. Una tonta discusión que acabó entre besos y caricias bajo las sábanas de la cama de Lexa, unas caricias subidas de tono que fueron paradas por el dolor intercostal de la camarera.Pero ahora, quince días después, ese maldito dolor ha casi desaparecido por completo, y Lexa no puede sentirse más feliz cuando su médico le entrega el alta, lo que le permite poder volver a su trabajo en el G Lounge y a su vida fuera de las cuatro paredes de su casa, aunque eso también conlleva que ver a Clarke sea algo más difícil, ya que sus horarios son bastante diferentes.
Esos quince días se le han pasado mucho más lentos de lo normal, ya que por desgracia, un terrible caso ha mantenido muy ocupada a Clarke y apenas ha podido ir a visitarla y menos quedarse a dormir con ella. Las horas sin ella se le hacen cuesta arriba, necesita salir de su apartamento y ocupar las horas muertas trabajando, como siempre ha hecho. Ya no le duele nada, ya se siente capaz de todo, y no solo en el aspecto laboral, su cuerpo tiembla por entero solo con pensar en lo que va a hacerle a Clarke cuando la tenga delante para ella sola, piensa devolverle en carnes todo lo que ha hecho por ella y lo mucho que la ha cuidado en todos los aspectos.
Aun sabiendo que puede estar ocupada con el maldito caso, le envía un mensaje diciéndole que el médico le ha dado el alta y que ya ha hablado con Nathan para volver esa misma noche a trabajar. La contestación tarda menos de lo que esperaba.
- Me alegro muchísimo Woods, yo sigo con este caso que nos trae de cabeza, aunque estamos a punto de resolverlo, espero que nos podamos ver pronto, echo tanto de menos tus labios.
El mensaje le provoca una sonrisa, nunca se ha visto a sí misma sonriendo de esa manera por una mujer, una mujer que la ha cambiado por completo, que la hace feliz por mucho que tengan una relación secreta y casi prohibida, alguien que la ha enamorado hasta las trancas. Echa de menos hasta el olor a vainilla de su pelo, parece mentira lo mucho que la llega a querer en tan poco tiempo.
Sus pensamientos son interrumpidos por el sonido del timbre que la sobresalta, deja el móvil encima de la mesa y se levanta para abrir la puerta. La imagen que encuentra al otro lado la sorprende enormemente.
- No te esperaba hoy – le da dos besos y la deja pasar cerrando la puerta tras de sí.
- ¿No puedo venir a visitar a mi hija cuando quiera? – Luna, su pelirroja madre, deja el bolso sobre el sofá y se sienta esperando a que Lexa la acompañe.
- Supongo que sí – se encoge de hombros y se sienta a su lado.
- ¿Cómo te encuentras? – la mira a los ojos, y la preocupación en ellos, provoca que Lexa frunza el ceño.
- Mejor que nunca, el médico me ha dado el alta y hoy vuelvo a trabajar. Mamá ¿ocurre algo? Te noto preocupada – se acerca a ella y la rodea con el brazo.
- Es...es Bellamy – la voz temblorosa de su madre altera de golpe a Lexa.
- ¿Le ha pasado algo? ¿Está bien? – su nerviosismo hace que Luna sonría.
- No le ha pasado nada cariño, pero...pero...desde lo de Clarke, no levanta cabeza.
Lexa se separa de ella sobre el sofá, aunque quiere disimular ante su madre, se le hace imposible.
- Sigue esperando a que tú le consigas la información que quiere, y como no lo has hecho, ha decidido tomar medidas – Luna coloca una mano sobre la de la camarera, haciendo que Lexa la mire a los ojos.
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Adicción Prohibida
FanfictionLexa es camarera en una discoteca de ambiente en Nueva York, le encantan las mujeres e ir de cama en cama disfrutando de la vida y sobre todo del sexo sin ataduras. Su trabajo le permite conocer a todas las mujeres que quiere y su irresistible apari...