Adicción Prohibida

49. ¿Qué pasó ayer?

Clarke sigue con los ojos abiertos de par en par, mirando fijamente la cajita negra sobre la mano de Lexa, sin reaccionar.

- Toma, ábrela – le ofrece Lexa acercándole el objeto a su mano.

- Lexa...qué... - la rubia se ve incapaz de articular palabra mientras coge la pequeña caja entre sus manos.

- Antes de que la abras, quiero decirte que es algo simbólico, no quiero que te asustes, sé que puede parecer un cliché muy grande, y que quizá me esté precipitando y sea demasiado pronto pero...no sé, es algo que nunca me había planteado antes de conocerte y ahora me...me apetece mucho...yo quiero... - Lexa empieza a tartamudear, dejándose llevar por los nervios, y más cuando ve que los azules ojos de Clarke empiezan a brillar.

Clarke traga hondo, mirando la cajita en su mano y a Lexa como si fuera un partido de tenis ¿Lexa se está declarando? ¿Le va a pedir matrimonio? ¿Dentro de esa caja hay un anillo? Los nervios y la emoción la invaden ¿y sí es eso? ¿Le diría que sí?

- Vamos, ábrela – le pide Lexa algo nerviosa.

- Yo...yo...no sé qué decir... - tartamudea Clarke, mirando fijamente esa caja que casi tiembla en su mano.

- ¿Aún no la has abierto y ya no sabes qué decir? – Lexa suelta una risa nerviosa, le encanta dejar a Clarke sin palabras, y esa expresión de sorpresa es de lo más adorable en ella, pero los nervios por saber su respuesta la están matando lentamente – va, ábrela – insiste.

Clarke acerca su mano a la tapa de la cajita y la abre, sus nervios se disipan un poco al ver que para nada es lo que esperaba, lo que tiene delante de ella no es un anillo.

- ¿Una llave? – pregunta sorprendida, cogiéndola en su mano y dejando la cajita a un lado, mira a los ojos a Lexa, esperando una respuesta.

- ¿No es lo que esperabas? – frunce el ceño al ver una extraña expresión en la cara de su rubia, como si estuviera decepcionada.

- Yo...yo...no sé lo que esperaba la verdad...

- Yo sí lo sé, esperabas un anillo – afirma interrumpiéndola, mordiéndose el carrillo por dentro.

- Puede... - confiesa con una tímida sonrisa, agachando su mirada.

- ¿Enserio? ¿Y hubieras dicho que sí? – el corazón de Lexa se salta un latido sin saber muy bien por qué.

- ¿Puede? – repite esta vez en tono interrogativo.

- Vaya...que respuesta más firme – dice Lexa irónica, mirando la llave que Clarke sostiene entre sus manos – sabes que no creo mucho en el matrimonio y esas cosas, aunque bueno yo... - ahora es ella la que baja la mirada y se queda en silencio ¿se casaría con Clarke si la rubia lo quisiera?

- Lex... - pronuncia su nombre y Lexa alza la mirada directamente hasta sus ojos después de los segundos en silencio con esos pensamientos corriendo por su mente.

- ¿Si? – traga saliva fuertemente, de repente se siente mucho más nerviosa que antes.

- La llave... ¿qué significa? – Clarke cambia de tema al notar ese repentino nerviosismo en Lexa.

- Ah, sí, sí, perdona – se endereza un poco y carraspea – verás, el otro día llamé a mi madre para contarle que tengo la intención de volver a Nueva York, la verdad es que se puso muy contenta y más cuando le expliqué el motivo, estuvimos hablando de donde pensaba vivir, ya que el otro piso lo vendí hace unos años y como que no pienso volver a casa de mi madre, y... entonces, me dijo que ella tenía unos amigos que vendían su casa porque se van a vivir fuera de la ciudad y tal, me dijo que era una casa genial, con varias habitaciones, amplia, con buenas vistas y que estaba segura de que sería perfecta para mí. Me envió varias fotos y vídeos de la casa, y Dios...es perfecta, fue ver esas fotos e imaginarme ahí, viviendo entre sus paredes, creando esa nueva vida que me espera y...