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A pesar de haber pasado solo unos pocos días, Reachell todavía sentía el ardor en la espalda donde su padre le había pegado.

Y no, no se había ido por "su padre-golpeador", ella nunca huía de nada. Era el hecho de que siempre llegaría tarde, y sus padres no eran tan estúpidos, así que comenzarían a sospechar que algo pasaba, y una vez que lo descubrieran sin duda harían sufrir a Adam... y Liv.

Antes que nada, no es que se preocupara por ellos. Simplemente odiaría que algo pasara por su culpa. Incluso aunque Adam no fuera de su agrado, no deseaba que sus padres se toparan con él. Reachell podría ser un tanto... extraña. Tal vez indiferente, pero odiaba que las cosas pasaran debido a ella sin haberlo planeado. O hacía ella misma las cosas, o no.

¿Y qué había de su plan? ¿Funcionaría?

No es que fuera complicado, al contrario, era demasiado sencillo.

Consistía sólo en irse con Adam -hecho- y... asesinarlo antes de que se diera cuenta de sus verdaderas intenciones. Pero... ¿podría hacerlo? Jamás había matado a nadie. ¿Y si no lo lograba? Estaría condenada a siempre vivir con él. Trataba de no pensarlo demasiado, porque si lo hacía, probablemente podría arrepentirse.

Aún era muy pronto para llevar su plan a cabo, sólo era cuestión de esperar unos pocos días más. Tenía que observar bien su rutina para hallar el momento perfecto.

Ya era noche, casi madrugada y la chica no conseguía conciliar el sueño por el dolor de la espalda.

La cabaña de Adam era pequeña, así que comenzó a buscar algunos algodones y alcohol para limpiarse las heridas que de seguro deberían estar infectadas. Estaba segura que encontraría algo.

Después de un largo tiempo encontró una pequeña bolsa de algodón encima de un estante lleno de libros, junto con una pequeña botella de alcohol casi vacía. Buscó alguna puerta que no fuera la de salida, sino la del baño pero no había ninguna. De todas maneras era imposible que el chico se presentara a esa hora, desde que estuvo ahí no vino más que un par de veces por alguna cosa que necesitaba.

Lentamente se quitó el suéter gris de lana con una mueca de dolor, pues apenas podía moverse ya que sentía sus heridas abrirse con el más leve movimiento. Lo que lo hizo complicado fue el sostén que traía puesto, ya que para quitárselo necesitaba rosar su espalda. Poco a poco se lo desabrochó, aunque tuvo que admitir que sentía el alambre encajándosele nuevamente en las heridas.

Parecía que en lugar de disminuir el dolor, éste aumentaba cada vez más.

Vamos Reachell. Sopórtalo, pasará.

Comenzó a limpiarse lentamente en las partes que su corto brazo podía alcanzar para no sentir tanto dolor, pero incluso así el ardor era insoportable que dejó de hacerlo por unos segundos sólo para que el alcohol hiciera su efecto hasta secarse.

De pronto, la puerta se abrió bruscamente rebotando contra la pared ocasionando que estuviera a punto de volver a cerrarse, pero Adam la detuvo al instante con la palma de su mano. Reachell apartó la vista del algodón que jugaba entre las manos sorprendida por la repentina aparición de Adam, sin embargo no dio un brinco de susto como cualquier persona normal lo haría.

Por un momento, el chico y ella cruzaron una rápida mirada de asombro que ambos relajaron de inmediato. Adam apartó la vista para arrastrar un cadáver de alguna chica que la castaña no se había percatado que traía hasta que dejó de mirarlo.

No sintió vergüenza alguna por estar semidesnuda ante su "secuestrador", al contrario, la invadió una intensa rabia que comenzó a vestirse por miedo a que viera su espalda y éste comenzara a decir alguna estupidez. Tuvo que soportar no hacer alguna mueca o soltar un quejido, ya que si se movía con más rapidez pareciera que el dolor se multiplicara.

Adam [¡DISPONIBLE EN FÍSICO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora