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Scott.

Y de pronto, ése simple nombre que representaba al chico herido y risueño, apareció en su mente como un relámpago en una simple llovizna.

Reachell le había prometido a su primo volver por él, que lo salvaría y lo sacaría de ése horrible infierno donde él decidió quedarse para salvarla.

Scott se quedó aun sabiendo que en aquel lugar había sufrido, que ahí le arrebataron sus esperanzas y donde su risa se convirtió en algo más que un signo de alegría. Él se había sacrificado aceptando vivir con el hombre que era su mayor miedo.

Pensándolo bien, se dijo, esto es estúpido.

No podía rendirse tan fácil cuando su primo la necesitaba. Sólo esa era la única razón por la lucharía y no se dejaría morir tan fácil: por Scott. Sólo por él.

Tenía que pensar en algo, cada segundo que pasaba era un paso más hacia la muerte. En cualquier momento alguno de ellos tenía que jalar el gatillo, entonces probablemente ella moriría al instante.

Como un milagro, una descabellada y peligrosa idea cruzó por su cabeza. A estas alturas no se le ocurría nada mejor. Sin pensarlo dos veces, con una velocidad impecable asestó un fuerte puntapié a la mano Dante, provocando que su arma fuera arrebatada hasta estrellarse con ímpetu en la cabeza del hombre, quien logró disparar a Zarek y Adam antes de ser golpeado y caer inconsciente.

Una de las balas acertó en la pierna del chico pelirrojo, mientras que Adam era herido en el hombro.

Dante soltó un quejido de dolor al tratar de incorporarse sintiendo un punzante dolor creyendo que Reachell le había roto la mano.

—Perra estúpida —masculló una vez que estuvo de pie—. ¡Dispara, maldito Victor!

—Está desmayado, tarado —respondió Reachell tranquilamente.

Dante pareció alarmarse, rápidamente giró a ver al lugar donde su compañero debería estar, y al ver que éste estaba tirado en el suelo con las dos armas cerca de él, sintió por primera vez temor por morir.

Reachell se percató de sus intenciones, pero Adam fue más rápido que ella y se lanzó por las armas al mismo tiempo que Dante. Ambos chocaron con estrépito sin impedirles seguir peleando, así que mientras ellos resolvían sobre quien se quedaría con las armas, la castaña no perdió tiempo para acercarse a Zarek quien yacía en el suelo con la pierna ensangrentada. Al verlo de esa manera inmediatamente arrancó un enorme trozo de su blusa, dejando a la vista su delgado abdomen.




—Amárrate esto —ordenó secamente tendiéndole el sucio trozo.

—Gracias —Zarek rápidamente amarró la tela alrededor de la herida para detener el sangrado, segundos después fijó su vista en la chica—. No creo que este sea el momento para aclarar dudas.

—Lo es. No morirás sin decirme lo que está pasando.

—Pero ellos...

—Adam sabe arreglárselas —interrumpió restándole importancia—. Dime la verdad Zarek, porque créeme, estoy a punto de dispararte en la otra pierna.

Zarek soltó un suspiro cansino y volteó a ver a espaldas de Reachell, donde Dante y Adam seguían dándose de golpes y arrebatándose el arma uno de otro.

—No hay tiempo para que te cuente con detalles, pero se resume a que es cierto, yo... Yo trabajaba con Scott —confesó finalmente haciendo una mueca de dolor—. Mató a mi madre cuando ignoré sus órdenes y amenazó con asesinar a mi novia si no hacía lo que me pedía. Terminé con Adalia que en ese entonces era mi novia, no podía decirle lo que estaba pasándome así que sólo me alejé de ella sin darle más explicaciones. Scott me había pedido viajar aquí, con mi padre, para espiarte a ti. Nunca supe con qué intenciones, sólo me ordenaba mantenerte vigilada e informarle todo.

Adam [¡DISPONIBLE EN FÍSICO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora