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La luna se alzaba en lo alto brillando más que otras noches, como si supiera lo que Reachell estaba a punto de hacer junto con Scott y quisiera ayudarlos en ello. Ella ya estaba de pie a unas cuadras lejos de la casa de Adam esperando a que el chico se apareciera, tal y como habían acordado.

La noche era fría y sombría, el viento soplaba levemente. No había tanto ruido y sus nervios estaban ausentes.

Segundos después de estar esperando, a pocos metros visualizó a un chico alto con el cabello castaño y revuelto. Era Scott. Cuando se acercó lo suficiente, vio que el parche que cubría su ojo ya no era negro, sino de un azul fuerte que hacía resaltar su único ojo bueno, que era de un azul hechizante. Ambos emprendieron el camino hacia la casa de Adam en un total silencio, cada uno desconfiando del otro.

—Ya sabes lo que harás, ¿cierto? —Preguntó fríamente Scott con las manos metidas en su abrigo.

—Distraerlo. ¿Qué tan difícil puede ser como para que te preocupes por eso?

—Conozco a Adam mejor de lo que crees. Es astuto y si dices o haces algo raro, sospechará que algo está mal.

—¿En serio? A mí me parece muy idiota.

Scott sonrió sin decir nada dejando que ambos se concentraran en lo que iban a hacer en unos segundos. Reachell comenzó a preguntarse qué habría pensado Leyla si estuviera viva, o qué habría hecho. ¿Estaría de acuerdo con ella? ¿La apoyaría?

Pasaron por un pequeño y sucio callejón donde Scott se detuvo para esconderse en él, mientras que Reachell seguía el camino hasta estar frente a su puerta. No estaba nerviosa, pero sí preocupada. Y no sabía si era por ella o por lo que pensaría Leyla.

Esperó unos segundos para aclarar sus ideas antes de tocar; no lo hizo por segunda vez cuando fue Adam quien abrió y la miró de la misma forma de siempre: despreciándola.

—¿Otra vez? ¿Qué acaso no cumples tus promesas?

—Necesito hablar contigo —respondió inexpresiva.

—Prometiste dejar de buscarme si te llevaba a la tumba de Leyla.

—Lo sé.

—Adiós, Reachell —Adam estuvo de apunto de cerrar la puerta de no ser que Reachell fue más rápida y lo impidió poniendo el pie.

—Será sólo un momento.

—¿Para tener la oportunidad de asesinarme porque crees que maté a Leyla?

—Yo no creo nada, yo estoy segura. Es necesario que hablemos.

Adam pasó su mano por su cabello alborotándolo totalmente, parecía estar molesto al no encontrar alguna forma de deshacerse de la chica, y la única que sabía no podía ponerla en acción.

"Nadie debe verme llorar por las víctimas, eso forma parte de mi dolor personal", Dennis Andrew Nilsen; "No he pensado en otra cosa que la muerte durante estos años oscuros, pero en vez de debilitarme, estos pensamientos me han hecho más fuerte", Elizabeth Bathory; "Para mí, un cadáver tiene una belleza y una dignidad que ningún cuerpo con vida puede alcanzar jamás", John Reginald Christie.

—Eres terca a morir, por Dios —dijo un poco más tranquilo— Vete de aquí ahora.

—Sabes que no lo haré hasta que salgas y vengas conmigo.

—Sí, lo sé —respondió secamente—. De acuerdo. Sólo... sólo espera, ¿bien? Iré a...

—No —interrumpió rápidamente Rechell—. No iremos lejos, lo prometo.

Reachell tenía el presentimiento de que Adam podría ir a asegurar el cuarto de Liv, ya que ir a vestirse no era probable porque estaba perfectamente bien; una camisa simple de mangas cortas de color negro, jeans y tenis del mismo color. Era un conjunto sencillo pero la asentaba bastante bien. Sus clavículas se podrían notar al igual que sus músculos, su cuerpo parecía estar cálido aunque el clima fuese frío.

Adam [¡DISPONIBLE EN FÍSICO!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora