Capítulo 1: El Comienzo

34 1 4
                                    

Supongo que os estaréis preguntando  porque escribo esto si me quedan unos pocos días de vida,  es simple, necesito que mi vida salga a la luz.
Así que yo,  Silvia Rodríguez,  os contaré mi vida de principio a fin,  pero poneros cómodos esto no va a ser un paseo.

Antes de contaros mi vida, empecemos cuando mi madre estaba embarazada de mi. Laura, así se llamaba mi madre,  una delicia de persona y junto a mi padre,  Edgar, eramos ( bueno todavía no porque no había nacido)  pero aún así eran felices sabiendo que iba a nacer.

Mis padres pensaban que no sobreviviría al parto,  que nacería muerta pero a los pocos segundos de nacer,  vieron como sacaba mis primeros llantos. Pasados unos días pudieron verme,  estaba feliz y sonriendo( esto me lo contaron mis padres ya que obviamente yo no me acordaba de nada). 

Dijeron que cuando llegué a casa lo primero que hice fue dormir y dormir y seguir durmiendo,  incluso me tenían que despertar para darme de comer ( se nota que eso de dormir también está en el presente,  lo llevo en la sangre supongo),  al cabo de los años era cada vez más confiada hasta a que un día me asuste.

Porque me presentaron a una persona que me acompañaría el resto de mis vida, María ( aneko como nos llamaríamos dentro unos años). Estaba tan asustada,  solo estábamos mis padres y yo pero ella nada más verme quiso ser mi amiga,  no tenía intención alguna de herirme así que decidí seguirla el ritmo.

Desde entonces no nos hemos podido de separar eramos tan felices,  tenía un objetivo con ella que era hacerla feliz, me gustaba su sonrisa y ella siempre me hacía feliz así que le devolvía el favor.

Cuando cumplí los 8 años,  fuimos mis padres y yo a celebrarlo por primera vez fuera de casa,  invité a todos mis amigos y comimos pizza,  golosinas, de todo. Pero la mejor parte ( y esto hay que admitirlo) es la de los regalos.

Me regalaron diademas de colores,  pendientes... Pero el mejor el de María ,  me regalo un peluche de un conejo ( super kawaii ha decir verdad).

Me quedé un rato a solas con María para jugar con ella sola,  y la verdad que le di las gracias por el peluche y me dijo que un fue cosa de su madre.

Después nos despedimos de todos y cada uno se fue a su casa,  mis padres y yo cogimos el coche,  donde metimos los regalos y nos fuimos para casa,  estaba todo tranquilo hasta que...

La vida es injustaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora