Capítulo 2: El Desmadre

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Estaba todo tranquilo hasta que nos chocamos con una camioneta, yo solo me desmayé y al despertar me encontraba bajo el coche que estaba destrozado.

Llamé a mis padres con fuerza pero no me respondieron, y de repente vi una imagen que me marcaría para siempre... Mi madre muerta.

- ¿ Mamá? ¿Estás bien?

No respondió, acto seguido me cegó una luz brillante y escuché gritos a mi alrededor, me sacaron del coche unos señores que cuando me cogieron contemplé a mi padre en el suelo rodeado de un charco de sangre y comencé a llorar.

No podía creerlo, había perdido todo lo que tenía en unas milésimas de segundo, y entonces un señor se agachó y me habló:

- Hola Silvia ¿ verdad? Eh, escucha tengo que decirte algo que no te va a gustar.

- Mis padres están...

- Me temo que sí, pero no te preocupes te llevaremos con tu tío, seguro que estará encantado de quedarse contigo.

Comencé a llorar con más intensidad cabizbaja mientras pensaba, ¿Me iban a llevar con mi tío? Yo no quería irme con él porque sabía que me trataría mal, como hace con su hija.

- Mira hacemos una cosa, yo te traigo pañuelos y te llevamos a casa de tu tío, y tu intentas decirme lo que has visto
¿Vale?

- Vale.

Se lo conté todo, cada palabra que decía mientras sollozaba cambia su cara a peor, en ese momento me quede en shock. A saber que es lo que me esperaría en casa de mi tío.

Lo único que sé de él es que llegó a pegar a su mujer mientras estaba borracho, claro que papá estaba muy preocupado por él. Aunque obviamente no apoyaba esa actitud.

Acto seguido de contarle todo, me dijo su nombre, Carlos, la verdad era majo y compresivo aunque a día de hoy sigo pensando que lo hacía porque era su trabajo, aunque hizo un comentario mientras creía él que estaba durmiendo en el coche dirección a casa de mi tío que me dio mucho de que pensar.

- Oye Luis, ¿No te parece increíble que ella sea la única que haya sobrevivido al accidente?

- Mmm... En cierto modo sí , pero ella estaba más protegida,  ya sabes llevaba esa especie de silla que se les pone a los pequeños y también llevaba el cinturón puesto.

- Cierto, pero ¿ Enserio no te parece raro?

-No.

Con los ojos cerrados pensaba en su conversación, Carlos tenía razón pero ese tal Luis no sé porque pero no me cae bien, supongo que será por su manera de contestar las cosas.

Se paró el coche en seco, estábamos enfrente de casa de mi tío, enfrente del horror, y cuando llamaron a la puerta, salió el monstruo de mis pesadillas.

-¿Se puede saber que coño quieren?

Y entonces bajo la mirada hacia mi, y con una sonrisa malvada dijo:

- Hola, pequeña.

La vida es injustaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora