S e i s

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Nos van ganando y el juego está a punto de terminar, noto lo nervioso que está Jungkook y debido a ello está eligiendo las fichas equivocadas y yo no puedo hacer nada. La ansiedad de estar encerrada me está matando y él lo sabe, pero no hay nada que se pueda hacer y por una parte agradezco que no me exija nada.

Cuando Jungkook está a punto de cometer el peor error de su vida lo detengo. Vuelvo a poner la pieza en la mesa y en su lugar saco otra, no sé como pero al fin he logrado meter la mano en el juego.

—Veinte.

El encargado de anotar nos pone veinte puntos más y estamos a poco de alcanzarlos. No puse esa pieza solo porque contaba puntos, la puse porque en este tiempo me he puesto a observarlos, un método de distracción para no colapsar, gracias a ello noté que no tienen cincos. Ambos se ven molestos y estiran la mano para sacar más fichas. Celebro en mi mente porque tenía razón, como siempre.

Algo que noté y Jungkook también es que intentan abrir el seis, esto significa que tienen la mula, así que nuestra tarea es ahogarla. Cuando al fin lo logramos al panzón y al calvo se les ha quitado la confianza, agarran más fichas y cuando ya no hay más dan dos golpes leves en la mesa, lo que significa "paso".

Jungkook pone la última ficha, cuenta diez puntos más y las fichas de los contrincantes pasan a nuestras manos para contar más puntos. ¡Sesenta puntos y los hemos arrevesado!

El narizón luce muy feliz pero no lo demuestra. El resto del juego sigue de maravilla, hasta que escuchamos un horrible sonido proveniente de otra habitación, sonó como un disparo, todos nos ponemos nerviosos a excepción de Jungkook, a quien no parece afectarle o eso demuestra.

Mis manos comienzan a sudar y las froto en mi pantalón, durante los próximos diez minutos no hago nada, mis instintos están alertas y enfocados en dos cosas, el disparo y el accidente. La tibia mano de Jungkook se posa en mi muslo y doy un pequeño respingo que nadie, a excepción de él, lo nota.

Hace círculos en él sin dejar de jugar y es cuando me tranquilizo. Respiro lentamente por la nariz y meto mano en el juego de nuevo, para terminarlo más rápido y por fin salir de aquí. Jungkook ya no hace nada, sólo se dedica a seguir haciendo círculos tranquilizantes en mi muslo. Al cabo de diez minutos termino el juego con la victoria.

El premio pasa a nuestras manos y nos paramos listos para irnos de aquí. Yo voy al frente y Jungkook detrás de mí, estoy a punto de llegar a las escaleras pero alguien me toma de la muñeca, deteniéndome. Volteo para encontrarme con el narizón, frunzo el ceño y espero a que hable.

—Ahora vuelvo, espérame aquí, no subas.

Toca una puerta y cuando esta se abre él desaparece. Aquí es cuando el ataque se hace más fuerte puesto que me he quedado sola varios metros bajo tierra. Ignoro las órdenes de Jungkook y empiezo a subir las escaleras. Empujo con fuerza la puerta y al salir me quedó acostada en el piso, viendo las estrellas por los hoyos que posee el techo. Sonrío al sentir el aire y la libertad.

Después de unos minutos sale Jungkook sin la maleta que nos habían dado como premio, en la que venía una gran cantidad de dinero. Me muerdo el labio, como me gustaría volver a ganar dinero fácil, aunque la vez pasada me costó muy caro.

Pensé que me reprendería por no haber seguido sus órdenes, ya que se le ve a leguas que le gusta mandar, pero en lugar de eso ni siquiera voltea verme, sólo empieza a caminar lejos de mí. Me levanto para alcanzarlo y preguntarle qué ha pasado, ¿Dónde rayos dejó el maletín? Es obvio que yo no ganaría nada, ya que este es mi castigo, pero quiero saber que ha hecho con él.

—¿Y el dinero? —Le pregunto mientras caminamos a su automóvil.

En el trayecto no me habla y yo sigo haciéndole preguntas, cuyas respuestas es el silencio. Abro los ojos cuando lo he descubierto, Jungkook está cerca de la puerta del conductor, así que corro y me pongo entre los dos.

—No me digas que debes dinero. —Silencio, solo voltea la cara. —¡Por favor dime que no debes dinero! —Pongo mis dedos en su barbilla y le obligo a mirarme.

—¡Y a ti que más te da! —Voltea la cara, ahora está furioso. —Ya me ayudaste, ahora tengo menos de deuda, así que deja de preocuparte.

—¡Maldita sea Jungkook! —Exclamo. —¿Y cómo piensas ganar los siguientes juegos? No eres muy bueno que digamos. —Ruedo los ojos.

—Pues veré como lo hago.

No lo hagas Nara, por lo que más quieras no...

—Te ayudaré. —Suelto y me voy al lado del copiloto.

Lo dijiste. Im Nara, deberías de aprender a ser más egoísta y cerrar la puta boca. Espero a que quite los seguros del auto y cuando estoy adentro decido hacerme la dormida para que no me moleste con sus preguntas. Al llegar a mi casa él me mueve con suavidad y finjo despertar de un sueño profundo.

Entro al lobby y sigo derecho ya que mi apartamento está en el primer piso. Abro la puerta y cuando estoy dentro me doy una bofetada. ¿En qué mierda te estás metiendo Nara?

Me acerco al baño y me despojo de toda la ropa que llevo puesta. Me meto y me doy una ducha rápida, ya que el olor a tabaco y marihuana inundaron mi cabello y mi piel. Me quedo más tiempo bajo el agua, dejando que ésta y los recuerdos me bañen.

Como extrañaba a Jonghyun...

Cierro las llaves en cuanto un gemido se me escapa. Ya en mi habitación termino de secarme y al ver la foto de él decido ponerla boca abajo. Ahora lo que veo es la camisa de Jungkook perfectamente doblada encima de mi almohada. Después de ponerme ropa interior decido usarla para dormir. Su olor vuelve a invadir mis fosas nasales y es lo único que me ayuda a quedarme dormida.

Hace mucho que no pasaba, pero esta vez me vuelve a perseguir la pesadilla de lo que fue aquella noche, aquella noche que perdí a mi mejor amigo y novio.


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