S i e t e

169 26 4
                                    

Los llamados a la puerta me vuelven a despertar, esta vez, antes de abrir reviso mi celular y me llevo una sorpresa, ¡Son las cinco de la tarde! Mi habilidad para dormir es cada vez mejor. Sigo un rato más en el celular, revisando mis redes sociales cuando los fuertes golpes en la puerta me recuerdan que alguien estaba tocando. Me levanto y antes de ir a atender me aseguro de ponerme unos pantalones, no vaya a ser Jungkook otra vez.

Chan entra como Juan por su casa y cuando cierro la puerta me quito el pantalón y lo aviento al sillón. Estoy a punto de caminar hacia la cocina pero un abrazo me detiene, Chan empieza a fingir llanto y me revisa por todos lados.

—¡No lo puedo creer! ¡Sigues viva! —Me vuelve a abrazar.

—No lo estaré si me sigues abrazando. —Digo con voz estrangulada.

—Lo siento, ¿Qué pasó? Pensé que te habían matado. —Me deja ir.

Empiezo a caminar hacia la cocina con Chan pisándome los talones y su voz haciendo millones de preguntas. Soy buena mintiendo, he de admitir que le he mentido a todo el mundo y nadie nunca lo nota, pero la verdad no quiero hacerlo en estos momentos, necesito que alguien me dé un golpe por haber sido tan estúpida y haberme ofrecido a esto.

—Chan. —Volteo y dejo de sacar los ingredientes que ocupo. —Tengo que contarte algo.

Él no suele ser serio, pero ha notado lo importante y urgente que suena mi voz, así que se calla, dándome el honor de hablar. Tomo aire y le cuento todo sin pausas, creo que hasta se lo he contado bastante rápido que no me ha entendido, pero ahora parece procesarlo, al final suspira y me abraza.

—No importa ya pasó, ya pagaste tu deuda. —Se separa de mí y revuelve mi cabello.

—No Chan, no ha terminado. —Frunce el ceño y yo veo hacia el piso. —Tiene una deuda y...

—¡No lo hiciste! —Exclama interrumpiéndome. —¡Dime que no lo hiciste!

—Lo siento.

—¡Mierda, Nara!

Empieza a caminar por todo el departamento sin dejar de maldecir, de vez en cuando se detiene y voltea a verme, niega con la cabeza y sigue con su marcha por el lugar sin dejar de decir palabrotas. Me canso de su actitud después de cinco minutos y decido poner el pescado en el sartén.

Cuando termino de hacer una comida casera pongo la mesa, le sirvo a Chan una parte de arroz y otra a mí. El pescado, la sopa y los demás condimentos están esparcidos en pequeños trastes alrededor y cuando me siento a comer él hace lo mismo. Se calma cuando ya no hay nada más que devorar.

—Casi te pierdo una vez, no quiero que vuelva a pasar. —Ahora luce devastado.

—Chan, te prometo que no pasará. ¿Olvidaste lo buena que soy? —Sonrío, intentando darnos ánimos, pero la verdad ni siquiera sé si seré capaz de lograrlo.

—¿Por qué lo has hecho?

Y esa es la pregunta del millón, ¿Por qué lo hice? La verdad no lo sé, no sé si era lástima o porque muy en el fondo quiero volver al juego. Me quedo pensando en la respuesta, pero de repente el pelinegro me apunta impresionado y grita:

—¡Ya sé por qué! —Arrugo el entrecejo. —¡Te gusta Jungkook! —Pongo cara de pocos amigos.

—Chan, lo acabo de conocer. —Tomo un poco de agua.

—¿Y? Si no mal recuerdo, el día que casi cobra nuestras vidas te le quedaste mirando así. —Abre los ojos y la boca y se le queda viendo a punto fijo. Suelto una carcajada. —Así vez a todos los que te parecen atractivos.

Chan me conoce demasiado bien, pero sigo pensando que no ofrecí mi ayuda por eso. Después de un largo silencio el suspira y sé que ahora viene la verdadera razón por la cual lo hice. Espero con ansias la respuesta, ya que de verdad la quiero.

—Te recuerda a Jonghyun, ¿Cierto?

Puedo sentir como las comisuras de mis labios se van para abajo. ¿Jungkook me recuerda a Jonghyun? No me había dado cuenta de eso, y aunque no puedo aceptarlo tampoco puedo decir que no. Chan se ha dado cuenta de mi cambio drástico de humor y se posiciona a mi lado para abrazarme.

—¡Lo siento bebé! ¡Golpéame! —Toma mi mano y empieza a darse golpes, lo cual me hace reír. —¿Qué debería hacer? —Piensa un momento. — ¡Ya sé! —Me sobresalto por su cambio radical. —Iré a la tienda y compraré tus frituras favoritas, después podremos ver Supernatural, ¿Qué te parece?

Empieza a caminar hacia la puerta y la verdad su idea no me parece mala opción, pero en estos momentos no quiero hacer eso. Me paro de un salto y lo alcanzo, tomo su mano y él voltea a verme con una sonrisa, la cual se desvanece poco a poco.

—¿Sucede algo? —Se voltea completamente.

—Dejemos Supernatural para después. —Me observa atento. —Vamos a Octagon.

Los ojos de Chan se agrandan y puedo ver el brillo en ellos. A él y a mí nos encanta este lugar. Se mete a mi habitación y saca algo de ropa. Él siempre tiene algunas de sus pertenencias aquí. Lo sigo y miro dentro de mi guardarropa, saco dos vestidos y se los muestro. Uno es negro con rosa y me llega arriba de la rodilla, mientras que el otro es azul eléctrico y me llega a la mitad del muslo. Ni siquiera sé porque se los muestro, si ya sé cuál va a elegir.

—Azul con...—Empieza a sacar muchos zapatos y me tengo que hacer a un lado para que no me den en la cara. —Estos. —Me tiende unos tacones de color piel y seguido saca dos camisetas suyas.

¿Color melón o gris? La verdad es que el primero siempre me ha gustado como se le ve. Tomo la camisa color gris y la doblo en uno de los cajones. Él asiente aprobando la camisa que le acabo de elegir y sale de mi habitación para dejarme cambiar.

Empiezo a maquillarme mientras Chan hace ondas en mi cabello, obviamente él ya está listo y me ayuda por dos razones, la primera y más importante es porque le gusta tocar mi cabello y la segunda para llegar temprano al lugar. Estamos listos para irnos a eso de las nueve, llamamos un taxi y cuando llega salimos de mi apartamento.

—¡Es noche de fiesta! —Gritamos cuando el taxi nos deja en frente del lugar.


Hide & Seek → Jungkook (BTS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora