Q u i n c e

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Chan explota.

Se para del sillón en un salto al tiempo que grita todo tipo de insultos y blasfemas, camina de un lado a otro regañándome sin siquiera mirarme a los ojos. Debo admitir que me asusté ante su reacción, por un momento pensé que me golpearía y quizá lo merezco.

Espero paciente a que se tranquilice un poco o aunque sea que me diga algo de manera directa, pero tarda demasiado que termino impacientándome.

—Chan, no es para tanto.

Voltea a verme de una manera que me causa escalofríos, me abrazo a mí misma por instinto y él se acerca lentamente hasta quedar a centímetros de mí cara. Evito su mirada y espero a que hable, pero después de unos segundos lo único que hace es negar con la cabeza y salir de mi apartamento, azotando la pobre puerta.

Su reacción me la esperaba, no tan extrema, pero lo hacía. Chan jamás estuvo de acuerdo en los juegos, no le gustaba que Jonghyun y yo jugáramos, lo cual es gracioso porque en esos juegos es donde lo conocí.

Sonrío nostálgica ante el recuerdo. La primera vez que lo conocí le gane todos los juegos dejándolo en deuda, al final él me rogó que le prestara el dinero y como yo tenía lo suficiente se lo di, pagó lo que debía y después me pidió clases, al final acudimos a juegos de pareja y bueno, terminamos siendo novios. Una historia ridícula en verdad, pero un tanto dolorosa. Ya que el lugar donde lo conocí fue el lugar que me lo quitó.

Sacudo la cabeza de un lado a otro, sé que lo que haré estará bien, no dejaré que me quite a otra persona. Seguido le mando un mensaje a Minho, al cual le pido que me programe los juegos para mañana a la misma hora. Después decido irme a dormir, lo cual se vuelve tarea imposible debido a los pensamientos que me atacan, pero finalmente consigo hacerlo.

En sueños estoy en el mismo lugar, cerrado y oscuro. Su mano se aferra a la mía y los dos esperamos el final en silencio, demasiado nerviosos y con el corazón a punto de salirse de nuestro pecho. En cuanto las puertas se van abriendo y la luz se hace presente yo aprieto su mano, pero él no lo hace. Un sonido estruendoso inunda el lugar y la mano que sostenía no se siente más. Las luces se prenden y quien está a mi lado no es Jonghyun, es Jungkook.

Despierto con el pecho agitado y la ropa y el cabello de la nuca pegados a mi piel. Mi boca está seca y agarro el vaso con agua de mi buró, me lo tomo en un dos por tres y voy a la cocina por más. Después de terminarme otros dos vasos es cuando sacio mi sed y me pongo a pensar en aquella pesadilla.

Volteo a ver el reloj en la pared y son las tres de la tarde, algo temprano, ya que siempre me levanto como a las cinco los fines de semana. Decido meterme a bañar para quitar el sudor de mi piel y también para despejar mi mente, después hago tareas del hogar todo para no pensar en ello, ahora estoy más decidida que antes, ni loca le dejaré la deuda a Jungkook.

El tiempo pasa volando, y mientras más me acerco hacia el lugar de juego más nerviosa me siento, pero a la vez decidida. Abro la puerta al mismo tiempo en el que mi celular empieza a sonar, veo la pantalla y al ver el nombre de Jungkook mi estómago empieza a dar vueltas, trayendo consigo unas inmensas ganas de vomitar. Pongo el celular en silencio y empiezo a bajar las escaleras.

Los juegos empiezan y estuve a punto de perder la mitad, todo porque no pude dejar pensar en el tucán, pero al menos todo salió bien al final, llevándome la victoria de ocho juegos, los cuales terminarían en las manos del Jefe.

Durante el camino intento deshacerme de los nervios pensando en el verdadero nombre del Jefe, ya que todos le dicen así, pero debe tener un nombre ¿No? Pienso en los más ridículos y graciosos para calmarme hasta llegar al lugar, más rápido de lo quiero (y eso que tome el camino largo). Decido dejar los maletines en la cajuela del auto, porque subir las escaleras con todos ellos será difícil.

Obviamente le han dado aviso al Jefe de que estoy aquí, la señorita de la entrada me hace saber el momento en el cual debo subir y así lo hago. Empiezo a subir las escaleras y durante el camino pienso en la pobre chica que trabaja como secretaria de éste bastardo, siempre está alterada y temblorosa, me imagino las razones.

Toco la puerta y en cuanto esta se abre entro y me siento en una de las sillas, en frente de él.

—¿Qué te trae por aquí, querida? —Pregunta burlesco.

—Vengo a hablar sobre la deuda de Jungkook.

—Ah, claro, tu nuevo novio. —Ignoro su comentario y sigo hablando.

—Transfiérela.

No parece sorprendido en lo absoluto, es más, parece que hasta me estaba esperando. Él lo piensa un momento, le da un trago a su bebida y me ve a los ojos.

—¿Sabes cuál es su deuda? —Parece divertido con la situación, simplemente me encojo de hombros, dándole a entender que no me importa—. Es en dólares.

Mi estómago da un vuelco y siento como el aire se escapa de mis pulmones, ¡¿Dólares?! ¿Qué rayos hizo este imbécil? Uno podía elegir la paga en los juegos las cuales eran en nuestra moneda nacional o en la divisa más importante del mundo.

Todo esto parece tan familiar, todo iba bien en nuestros juegos y como nos creíamos los dueños de todo decidimos pasar a dólares ya que pagaban el doble, la avaricia mató a Jonghyun.

—No importa, hazlo. —Arquea una ceja y seguido empieza a teclear algunas cosas en su computadora. —Su deuda es de doscientos mil dólares, ¿Cuántos maletines has traído hoy?

—Ocho.

Suelta una carcajada y seguido niega con la cabeza, es cuando mi mundo se derrumba, ya que parece no querer transferirla, pero después de unos minutos de silencio asiente ante la propuesta.

—De acuerdo. —Con una mano le hace señal a uno de los guardias para que se acerque—. Ve por el dinero al auto de la señorita y le dices a Jeon Jungkook que su cuenta se perdió, por lo tanto la deuda quedó borrada. Porque me imagino, que no querrás que se entere ¿Cierto, Nara? —Voltea a verme con una sonrisa—.

—Sí, señor. —Hace una leve reverencia y sale después de pedirme mi llave.

Cuando las maletas están en manos del jefe, este me da un papel en donde descuentan el dinero que le he entregado, haciendo más ligera la deuda.

Ahora es cuando empiezo a trazar el plan, en esas maltes hay won, los cuales, pasándolos a dólares serían cinco mil dólares, con eso la deuda jamás se pagará, tendré que jugar a modo de dólar para poder saldarla con mayor rapidez puesto que el pago es el doble. Lo malo es que en esos juegos hay más trampas y es más complicado.

Por todos los cielos, ¿En qué me he metido?


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