El remover de la cama me despierta un poco, cuando ésta deja de mecerse me acomodo para dormir de nuevo hasta que una voz me termina por despertar. En cuanto Jungkook habla abro los ojos de golpe, ¡Mierda! ¿Qué hice ayer? Estoy a espaldas de él entonces éste no nota que sigo dormida, decido permanecer así para poder escuchar su conversación a escondidas.
—Jimin relájate, podremos conseguir el dinero a tiempo, lo prometo. —Silencio. —Sé que hoy es el último día pero no te preocupes, tengo unos ahorros los cuales nos darán más tiempo. —La voz del tal Jimin se escucha lejana. —Voy para allá.
Seguido escucho como se pone los zapatos, toma su chaqueta y sale de mi apartamento. Cuando me aseguro que no hay nadie en casa me levanto y corro hacia la cocina. Mi boca sabe a alcohol todavía y está tan seca que siento que moriré pronto. Al terminarme tres vasos sin parar es cuando me calmo.
¿Qué he hecho? Prometí ayudar a Jungkook con su deuda y debido a esa llamada parece ser que ya no tiene tiempo. Al imaginarme a él y su amigo en la misma situación que yo se me revuelve el estómago, las deudas siempre cobraban una vida y dejaban un trauma. ¿Quién perdería la vida en esta ocasión? ¿Quién viviría con el trauma?
Los ojos se sienten calientes y es cuando veo el reloj. Son las cuatro, no me sorprendo ya que normalmente me despierto más tarde. Mientras camino hacia el baño para asearme es cuando preparo un plan de acción. Si es que los roles de juego siguen igual significa que los domingos son solos, así que Jungkook y su amigo no estarán.
Cuando empiezo a ponerme la ropa sostengo el teléfono entre el hombro y la mejilla, contactando a alguien a quien creí jamás hablarle: Minho. No le explico nada, sólo le pido que me consiga un lugar en todos los juegos de nueve a doce. No sé cuánto perdió Jungkook pero si no completo la deuda con esos juegos podré hacer que disminuya y conseguiré más tiempo para él, si es que gano todos, pero si no es un riesgo que estoy dispuesta a correr.
Casi no me gusta manejar pero el día de hoy la ocasión lo amerita; mi automóvil es uno normal y corriente, pequeño pero bien cuidado, de color negro. No sé de qué año es y tampoco la marca de éste ya que no sé nada de autos, Chan lo había elegido por mí. Manejo hacia el lugar de la otra vez con tranquilidad ya que salí de casa a tiempo, durante el camino trato de pensar en todo menos en que es bajo tierra, ya que si pienso mucho en ello me arrepentiré y terminaré por regresar a mi apartamento.
Estaciono mi auto a lado de uno demasiado extraño y extravagante, de todos los automóviles aquí el mío es el más pequeño y normal de todos. Me acerco a la puerta en el piso y al abrirla mi estómago se revuelve, todo está demasiado oscuro ahí debajo, respiro hondo un par de veces y antes de cerrarla bajo las escaleras.
Llego a la sala número siete, que es la que Minho me indicó. Al entrar veo a una chica joven pero claramente más grande que yo, la cual me espera con un Martini en mano, me sonríe con cortesía y yo le devuelvo el saludo con un asentimiento de cabeza.
Cuando la joven pierde no parece asustada en lo absoluto, sólo da las gracias y antes de abandonar la sala me da un apretón en el hombro, seguido desaparece por el pasillo.
Los siguientes contrincantes son fáciles y rápidos de vencer, a algunos se les ve preocupados y a otros no, al llegar las doce es cuando me retiro con el día invicto. Dos de los bartenders me tienen que ayudar a subir los maletines con el dinero ya que son bastantes, al estar en el automóvil conduzco hasta el apartamento de Jungkook demasiado feliz ya que tengo un buen monto de dinero que una de dos, o paga su deuda o le da más tiempo.
Subo las escaleras ya que sin Jungkook no sé qué pasará dentro del ascensor. Al estar fuera de su apartamento me limpio el sudor de la frente y antes de tocar me toco el pecho por lo cansada que estoy, suelto un suspiro y lo hago.
Espero veinte minutos y nada pero no estoy preocupada, seguro ha salido con sus amigos, le podré dar el dinero mañana, unas horas no harán la diferencia. Bajar las escaleras es mucho más rápido y menos cansado que subirlas. Cuando estoy a punto de arrancar el automóvil un mensaje en mi celular me interrumpe.
"Una pareja tiene una deuda y la pagarán hoy a las dos, dime que no eres tú por favor".
El mensaje de Minho me da un escalofrío, volteo a ver el reloj y faltan quince minutos para la hora que Minho mencionó, ahora todo tiene sentido; Jungkook está a punto de saldar cuentas.
Manejo como loca por las calles y al estar frente al enorme edificio es cuando dudo mucho en entrar ya que el miedo me está matando. Tomo un maletín y entro, justo cuando lo hago veo a Jungkook, está adentro del ascensor con la cabeza gacha, seguido las puertas se cierran. Han iniciado.
Corro y subo las escaleras lo más rápido posible, el ardor en las piernas no me importan en lo absoluto, lo único que quiero es llegar a tiempo. Debido a la fatiga, al dolor, los recuerdos y el miedo siento como mis ojos se cierran pero sacudo la cabeza y me mantengo despierta hasta llegar al último piso.
Y ahí está, está esperando con el arma en mano justo en frente del ascensor al cual le falta un piso para llegar. Me pongo en frente y él se sorprende, seguido le muestro la maleta con el dinero.
—Tengo más abajo. —Digo jadeante. Él se frota la barbilla y me ve de arriba abajo.
—Nara, querida, nunca pensé volverte a ver por aquí. —Se burla. —¿Cómo has estado? —El sonido de que ha llegado el ascensor nos hace voltear.
—Por favor, tengo siete más abajo con la misma cantidad de dinero.
—¿Por qué te interesa tanto? —Las puertas se abren.
—Sólo tómalas y cancela la deuda o redúcela. —Lo piensa un momento y sé que Jungkook está detrás de mí escuchando todo. —De acuerdo. —Suspiro. —Tú, ve por todo. —Señala a uno de sus grandulones y antes de irse le doy la llave del auto. —Si no están todos los maletines que has dicho volveremos a jugar, ¿De acuerdo? —Asiento. —Y es posible que tu amigo termine igual que Jonghyun.
—No pasará, nunca te he mentido.
Asiente y seguido se va a su escritorio a esperar. En todo el tiempo que espero no me atrevo a voltear a ver a Jungkook y al parecer él no se atreve a salir. El ascensor está detenido, ahora sólo esperamos la llamada del guardaespaldas de él.
Cuando el teléfono suena mi corazón da un brinco, está latiendo tan rápido y fuerte que siento como si toda yo estuviera retumbando. Ni siquiera escucho lo que dice, los dos chicos que están atrás de mí pasan y toman una nota, seguido todo pasa en cámara lenta, Jungkook me toma del codo y me guía escaleras abajo, durante todo el camino no dejo de pensar en que estuvo demasiado cerca.
Quiero llorar por haberlo logrado, ¡Llegué a tiempo! Si tan sólo alguien nos hubiera ayudado a nosotros.
Ambos chicos se suben al frente de mi automóvil y yo me quedo atrás, pensé que me llevarían a mi apartamento, pero en lugar de eso veo el edificio de Jungkook. Ni siquiera se lo pido, el mismo se dirige hacia las escaleras y yo lo sigo por detrás. En mi cabeza sólo hay un montón de abejas revoloteando y en mis oídos se escucha su zumbido. Al entrar al apartamento de Jungkook me desparramo en el sillón y seguido todo se vuelve negro.
Baia baia, ¿Por qué Nara dejó de jugar? ewe
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Hide & Seek → Jungkook (BTS)
FanfictionNara decide ser parte del comité de su escuela y después de hacer aceptada le asignan su primera tarea: Recaudación de fondos. Para ello debe vender paletas heladas el día deportivo. Cuando le ha vendido paletas a todos han quedado siete y ya no ha...