ATENCIÓN: esta historia está siendo reescrita por lo que si leen la segunda parte que ya está disponible no tendrá sentido.
Licántropos, esa es mi vida.
Una en la que a existen personas que pueden transformarse en lobos gigantes que podrían arranca...
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Los incesantes gritos retumbaban por toda la estancia, mientras que, en un intento desesperado de evitarlos, cubrí mis oídos y me encogí más en mi escondite debajo del lavabo de la cocina.
Desperté de un sobresalto, con la respiración errática y cubierto de sudor frió
Por la diosa Dominick- exclamo Brandon en tono angustiado- ¿estás bien?
-si...- susurre con voz ronca
Resople con frustración mientras apartaba los cabellos que se habían pegado a mi frente por el sudor.
Piensa en algo más, piensa en algo más, piensa en algo más- me repetí en mis adentros como un mantra para apartar un posible ataque de pánico
¡No estás bien! - gruño mi lobo- no puedes seguir así- lo escuché hablar mientras me sacaba las enredadas sabanas de encima y me dirigía hacia el baño para mojarme un poco el rostro- han pasado 4 meses desde que desperté y esta pesadilla te ha molestado casi a diario- bufé ante ese recordatorio innecesario. Me acerque hacia mi armario y saque unos pans y una sudadera para cambiarme- de verdad Dominick, debemos de buscar una forma de que paren, tal vez...- ese fue mi limite
-tal vez ¿Qué? Brandon- espete enojado- ¿crees que no he intentado algo? - resople rendido- nada funciona- trague saliva pasando el nudo de mi garganta- es un recuerdo que no podré olvidar nunca
Una vez con los tenis puestos, salí cuidadosamente de mi cuarto, tratando de hacer el mínimo ruido para no despertar a mi familia. Es en esta clase de momentos en los que maldigo el hecho de que mi manada no maneje una casa grande donde los jóvenes vivan, como en la mayoría de manadas
Creo que me estoy haciendo experto en esto de salir a hurtadillas de casa- festeje para mí mismo mientras me encaminaba a paso firme hacia un sendero apartado de las casas, que se internaba un poco en el lindel de la manada
¡No lo digas como si fuese algo bueno! - refunfuño irritado- además, ambos sabemos que ya saben de tus escapadas
-lo sé- contesté lo más calmado que pude- también sé que están preocupados, no tienes que decirlo- me adelante a las quejas de mi lobo
¿y no te importa? - pregunto con un tono ligeramente enojado
Detuve mis ejercicios de calentamiento un segundo. Tratando de evitar una pelea con Brandon
-claro que me importa- respondí finalmente- Susana y Anthony han sido muy buenos conmigo- suspiré lentamente- me han cuidado como su hijo desde... esa noche- continúe con amargura- no sabes cuánto me duele el no poder seguir adelante como ellos quisiesen- tome aire ruidosamente y empecé la que ya era una habitual rutina, correr hasta que se me saliese un pulmón
Sabes que odio cuando hablas así- me regaño en un tono más calmado- suenas como si... te hubieses rendido
