El corazón errático de los tres lobos era algo que angustiaba de sobremanera a los mismos. Debian de estabilizarlos, calmarse o sino serian escuchados por el inesperado habitante de esas tierras. Pero habían corrido una distancia muy larga, estaban cansados por el esfuerzo que suponía el mitigar sus pasos, muy apenas podían contener sus respiraciones aceleradas. Sea quien fuese el que estuviese en el lugar, no tardaría en desabrirlos. Aunque había algo a su favor, el viento, corría hacia su dirección, alejando sus aromas y, por lo tanto, trayendo consigo el de aquel desconocido.
Un desconocido, que cabe recalcar, poseía un aroma sumamente familiar.
Sin dudas he olido a esta persona antes- aclaro Dominick con confusión
¿Recuerdas de dónde?- pregunto Mack con la misma sensación
No- bufo consternado
El chispazo de curiosidad les recorrió de inmediato. Solo existía una forma de que el aroma les fuese familiar: Debía de pertenecer a algún lobo de alguna de las manadas, lo cual no era posible puesto que el lobo en cuestión no poseía ninguno de aquellos característicos olores. Entonces solo quedaba la alternativa más alarmante
Un Rouge.
Un lobo expulsado era peligroso, puesto que si había sido desterrado significaba que había hecho algo muy malo.
No pueden dejarlo aquí- sentencio la voz ligeramente tensa de Rebeca- es un peligro
Y tenía razón. El hecho de que un rouge siguiese en el bosque no significaba nada bueno, tal vez planeaba algo grabe, tenían que alejarlo.
Eran tres, superaban en número al individuo. Puede que estuviesen cansados, pero el enlace les presentaba la ventaja de un ataque sincronizado.
No hizo falta que las palabras de una orden se formasen en la mente de la alpha. De forma casi ensayada, Mia y Dominick se colocaron a su lado, un paso por detrás, listos para saltar encima de su enemigo. Sus mentes activaron aquellos instintos primitivos que siempre permanecían encerrados entre las barreras de la ética y moral que sus humanas mentes poseían, pero ahora, libres ante sus cuerpos lobunos, solo les dejaba una cosa clara.
Había un intruso en su territorio. Y debía de ser eliminado.
De forma lenta y depredadora, recorrieron el poco terreno que los separaba de su presa. Unos metros, y pudieron captar nuevos olores.
Un venado, podían escuchar sus pisadas, no muy lejos estaba el origen de aquel peculiar y ligeramente familiar aroma. Su intrusó debía de estar cazando.
Eso solo hizo enfurecer más a los lobos. Estaba robando presas, sus presas.
Finalmente llegaron al final de una barrera de arbustos, donde se agazaparon, casi pegándose por completo al piso, ocultando su presencia y observaron lo que acontecía frente a ellos.
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Guerrera de la Luna
Manusia SerigalaATENCIÓN: esta historia está siendo reescrita por lo que si leen la segunda parte que ya está disponible no tendrá sentido. Licántropos, esa es mi vida. Una en la que a existen personas que pueden transformarse en lobos gigantes que podrían arranca...