No creo en el karma, ni en el destino. Sólo puedo creer en lo que veo o siento, pero, sinceramente, me estoy replanteando esto, porqué parece que hay algo ahí arriba o....abajo que parece estar muy cabezota con hacérmelo pasar mal.
—¿Qué haces aquí? No quiero verte.
Sus labios siempre sellados en una fina linea roja. Sus cejas perfectamente depiladas. Su ropa igual de clásica que siempre. Todo en ella continuaba igual.
—Tú siempre tan afable—ironizó, produciendo más ira en mi interior.
—¿Vas a contestar a mi pregunta o te vas a ir?
Volviéndome a ignorar, centró su mirada en Ian, quién se encontraba de brazos cruzados, retándola con la mirada. Parecía negarse a moverse.
—Ian...—lo nombró. Parecía desconcertada pero a penas se notó la inquietud que brillaba en sus ojos.
—Mamá—pronunció él, con un cierto tono de irritación en su voz—¿A qué has venido? ¿A continuar con la faceta embustera o.... piensas hacer el mínimo esfuerzo por arreglar las cosas?
—¿Faceta embustera? ¿Así es como nombras a la persona que te dio la vida?
—¿Y cómo quieres que te nombre? ¿Madre? No mereces esa etiqueta—me miró de reojo, lo que lo hizo recapacitar y volver al tema central—vete. Ni Gala ni yo te queremos ni necesitamos aquí.
Esas palabras hicieron que todo el maquillaje en su rostro, no sea suficiente para ocultar el escarlata que acompaña la ira en su rostro.
—Sois unos malagradecidos y unos egoístas—soltó con veneno, negando con la cabeza—¡toda una vida he intentado hacerlo todo para que estéis bien! Maldita sea ¡nunca os ha faltado nada! ¡Todo lo que ansiabais se os compraba! ¿¡Queríais un juguete?! ¡Os comprábamos el maldito juguete!
—¡Ese es tu problema! ¡Para ti todo se basaba y se basa en el dinero! ¡Cuanto más dinero tenías, menos amor había! ¿¡Nunca te preguntaste porqué llegaba de la escuela con golpes por todo el cuerpo?!¡No! ¡Nunca te lo preguntaste!—apartando el hecho de que ya estaba llorando nuevamente, sonreí. Sí, sonreí en un acto de valentía y a la vez de derrota—ni siquiera te has preguntado porqué tengo tantos golpes en la cara o porqué estoy en la cama, con las lágrimas desprendiéndose de mis ojos. Abatida, dolida...queriendo morirme...nunca te ha importado mi bienestar. Y luego, vienes con la cara de decirme que soy una egoísta ¿a mi? Tal vez tengas razón, pero será porqué habremos aprendido de la mejor.
Para cuando terminé, el silencio invadió, por unos segundos, la habitación. En su mirada se reflejaban emociones diversas, a penas tuve tiempo para adivinarlas todas. Entre ellas brillaba la ira.
—Y ahora, si no tienes nada que alegar, la puerta está ahí—intervino Ian, con la voz más fría que antes.
Pero ni siquiera se movió. Permaneció inmóvil, observándome sin inmutarse que no era querida aquí.
—Me preguntasteis qué hacía aquí—anunció, alternando la mirada entre ambos—he venido a decir la verdad. La verdad de todo lo que te está pasando, Gala. La verdad de que todo es culpa mía...—por primera vez en la vida, parecía rota, desolada...como si le doliera pronunciar lo siguiente—yo contraté ese sicario. Yo le dije que te matara porqué te odiaba con toda mi alma por ser hija de otra y no mía. Por tener que mirarte todos los días y no ver ningún parecido en ti conmigo.
Me llevé las manos a la boca por no gritar. Las lágrimas que habían cesado, volvieron a aparecer. Junto con ellas, el dolor, la traición...el odio y el rencor. Por su culpa casi muero...casi muere Destiny.
Ian apretó las manos con furia, odio....parecía realmente cabreado.
—Yo...lo siento Gala...de verdad...te he venido a decir la verdad porqué....
—¡YA CÁLLATE! ¡No quiero escucharte más! ¡Guárdate tus falsas disculpas y vete!—vociferó Ian, con el rostro rojo y la mandíbula exageradamente tensa.
—Ia, déjame acab...
—¡NO! ¡Véte ya!
Las lágrimas descendían por su rostro con el maquillaje corrido, pero ni siquiera me daba pena. La odiaba, la odiaba con todo mi ser. No quería verla más....ojalá no existiera. Agachó la mirada mientras salía de la habitación, secándose las lágrimas. Se detuvo en la puerta para mirar hacia nosotros.
—Lo siento...—después, su cuerpo desapareció tras ella.
Al comprobar que ya no estaba, rompí en el llanto. El hombro de Ian acaparando mis sollozos, mis lágrimas...mis miedos.
Después de una hora llorando, mis párpados se cerraron, dejando que mi mente descase de los problemas. Liberándome de preocupaciones, aunque sólo sea por unos minutos u horas.
No sé qué hora debía de ser, cuando una constate vibración bajo mi almohada me despertó. Era un mensaje:
—A veces es mejor llorar, y que esas lágrimas se lleven el dolor. Estás bajo una tormenta que parece no tener fin, pero confía en que pronto llegará el sol y tus lágrimas se secaran con el calor de éste. Ódiame todo lo que quieras, pero Aaron es un embustero y sabe como engatusar a la gente. Siempre voy a estar atento aunque te empeñes por alejarme de tu vida. Ciao bella.
Me decidí por responder su mensaje y, de paso, agregarlo a mis contactos; Mi Sicario.
—Se supone que eres mi sicario, sin embargo pareces dispuesto a salvarme de alguien en quién yo confío más que en ti. Dices que él miente, pero sinceramente, parece que eres tú el único que lo está haciendo. Ya sé que fue mi madre la que te contrató.
—Prefería cuando no me respondías. Tu madre no fue la única que me contrató. Mi deber es matarte, tienes razón. Por eso estoy alejando de mi camino a quién me quiere robar mi trabajo.
—¿A qué te refieres?
VISTO A LAS 20:17 pm
Dispuesta a volver a dormir, dejé el móvil bajo la almohada. De pronto, la puerta se brió con fuerza. Ian entró con el rostro descompuesto.
—¿Ian que...
—Mamá ha fallecido.
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¿DE QUÉ TEAM SOÍS?
# DELA—GALA Y DEVON
#GAARON— AARON Y GALA
#GASON —MASON Y GALA
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