|~CAPÍTULO 23~|

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—Hoy nos reunimos aquí para despedir a una magnífica persona como lo era Elena Williams...—el cura seguía con el discurso, pero me negaba a oír más. Todo esto era demasiado para mí. Necesitaba aire.

Me alejé disimuladamente de la reunión, adentrándome en un bosque. Siempre tuve una preferencia con los bosques desde pequeña. Mientras todos veían un laberinto de árboles, yo veía una escapatoria. Un lugar donde refugiarme. Un lugar donde gritar, llorar hasta quedarte sin lágrimas...y nadie pudiera oírme. Al asegurarme de haber caminado lo suficiente como para ser vista, escogí un árbol al azar y me senté a los pies de éste. 

—Mamá....—suspiré sin a penas voz.

Qué irónico es todo. Ignorar a quién te quiere; querer a quien nos ignora; amar a quién nos hiere y herir a quién nos ama. Somos masoquistas en el amor, en la amistad...y yo, también en la familia. Sabía que ella me haría daño; lo supe desde el principio. Sin embargo, le di confianza e incluso la quería...maldita sea, la quiero...¡Es mi madre! Quiso matarme, me arrebató todo el dinero que ahorré tantos años, me mintió, me amenazó, me chantajeó...y no la odio aunque quisiera. Estas cosas solo me pueden pasar a mí.

Un crujido de una rama me hizo volver a la realidad.  En seguida me puse alerta, dispuesta a levantarme.

—Tranquila, vengo en son de paz—se excusó, enseñando las palmas de sus manos.

Volví a sentarme soltando un suspiro. Él imitó mis pasos, su cuerpo cerca del mío, podía sentir su respiración siempre tan rítmica y segura.

—Lo siento, Gala.

—Yo también, Devon.

Nuevamente, un silencio se adueñó entre nosotros. No esperaba más, la verdad.

—Creí que no volveríamos a hablar después de nuestra ruptura. Has estado distante—dijo al fin. Parecía nervioso, pues jugueteaba con sus dedos y de vez en cuando me miraba de reojo.

—Últimamente he estado muy ocupada—pronuncié, hundiendo mi mirada en la suya.

—¿Con qué?

Titubeé antes de decir lo que iba a decir, no estaba segura de querer contárselo, pero ya no estaba segura de nada, en general, ya nada me importa perder.

—He estado jugando—esbocé una pequeña sonrisa al verlo fruncir su ceño. No me creía, pensaba que lo estaba vacilando. Pero antes de dejarlo hablar, proseguí—a un rompecabezas. 

—Normal que estés tan ocupada—sonrió, siguiéndome el juego—aún recuerdo lo pésimo que se te dan los juegos de puzzles

—Sí—sonreí, mirando el suelo—pero estoy obligada a jugar, me metieron en este juego hace mucho y lamentablemente no puedo salir. Y para colmo me faltan piezas y no sé como encontrarlas.

—Y dices que te faltan piezas—cuestionó. Asentí con la cabeza—bueno, primero tienes que armar el rompecabezas y luego, al final, verás que las piezas que te faltan las puedes intuir. Entonces, pese a no tener el rompecabezas completo, sabrás la imagen  por intuición—concluyó levantándose.

Seguí sus pasos, sin perder el contacto visual con él. Me guiñó un ojo, ambos sabíamos que no hablábamos de un verdadero rompecabezas, y eso me ponía en duda. ¿Hasta cuanto sabe Devon? Él y Aaron son primos. Mike también. Aaron y Mason se conocen...¿eso implica que Devon y Mike también conocen a Mason? Destiny es la novia de Mike...¿Destiny también conoce a Mason? No me conviene en nada que conozcan a Mason. Él es la última persona que quiero tener como "amigo en común", prefiero "enemigo en común"....no, tampoco, creo que Mason como enemigo es mucho peor. Me voy a acabar volviendo loca.

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—Bien, hace semanas hablamos sobre un sentimiento muy fuerte; el amor. Hoy toca hablar del odio. ¿Qué opináis de éste sentimiento?—cuestionó el profesor.

Todo se quedó en silencio. Era lunes por la mañana...¿qué esperaba que pasase? 

—El odio es ese sentimiento que dura unos minutos. Esas ansias de aliviar el dolor que te han provocado. Y, pese a que dura tan poco, puede llegar a ser lo suficiente doloroso como para hacerte cometer acciones que te pueden atormentar toda la vida....—hizo una breve pausa antes de proseguir—la venganza—concluyó Aaron.

—Parece que sea tu experiencia la que hable—picó Devon.

—Tal vez. A mí aún me queda corazón. Yo no voy por la vida de Iron Man; yo no tengo el corazón de acero, lo siento.

—Te equivocas. Yo iba de Iron Man, pero encontré a mi Pepper Potts—me miró de reojo sonriéndome con nostalgia. Luego, al mirar a Aaron, apretó la mandíbula—pero me la arrebataron.

—No te la arrebataron, la armadura se te cayó y solo quedó un embustero sin escrúpulos. 

—Pues yo creo que el odio no existe—intervine, volviendo al tema original. El profesor pareció interesarse en mi respuesta—dolor, resentimiento....sí, pero odio no.

—Muy buena respuesta, pero el odio no es lo mismo que el dolor o el resentimiento...

—No, no es lo mismo—lo interrumpí—es un conjunto de todo eso. 

—Pero el odio es más fuerte.

—Cuando odias a alguien estás resentido o dolido con esa persona...¿o no?

—Sí, pero...

—¿Pero...?—inquirí—¿a caso usted nunca ha llegado a llorar de rabia, odio? eso se le llama dolor—concluí, justo cuando el timbre dio el final de la clase.

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Te dicen por ahí que voy haciendo y deshaciendo, que salgo por la noche que te tengo ahí sufriendo, que en esta relación, soy yo la que manda; no pares bola cosa mala propaganda—empecé a cantar, sin importarme quién pudiera escucharme.

—....y como un loco sigo tras de ti, muriendo por ti, dime que eres para mi bebé— me asusté al oír una voz cantando tras de mí, casi susurrando a mi oído. 

Como no. Aaron.

Enamorados, qué calor. Nos comimos boca a boca en el sillón.Fue por hambre, fue por sed. Me bebiste a fondo blanco con tu piel—prosiguió cantando, haciendo muecas raras, creyéndose Maluma. Ja  ja  ja, no le llega ni a la suela de los zapatos a mi Maluma.

—¿Y ahora me cambias de canción?

—Tú pasas, te miro, te miro y te vez muy bien. Eres la mas sexy lo sabes. Dame ese cuerpito de una vez. Vamos a divertirnos esta noche pa' pasarla bien  

Bueno... así fue como pasé mi tarde del lunes. Provocando a la lluvia con Aaron y su horrible voz.


THE BEST© #wattys2016#PremiosPureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora