Esa tarde Satoshi y Gary acamparon en las afueras de ciudad Celeste. El castaño tenía muchas dudas que solo el azabache podría responder pero éste parecía sólo estar interesado en conversar sobre nuevas recetas de cocina.
—Oye mostaza, no me digas que siempre que salías de viaje te cocinaban tus acompañantes.
El aludido no supo responder y trató de tapar sus evidentes nervios diciendo.
—No es verdad, solo quiero aprender nuevas ideas de alguien que ya haya viajado... —Miró a Gary de reojo hasta convencerse de que éste había caído en su mentira, pero al notar que no ocurriría tal suceso solo prosiguió con su interrogatorio— Entonces, ¿cómo haces para que los bollos de arroz no se te desarmen?
Gary achinó los ojos en un gesto de agotamiento para luego responder.
—¿Por qué mejor no pruebas con unas croquetas de papa? Solo tienes que hervirlas, hacerlas puré, le pones sal a gusto, harina hasta formar una masa y luego lo rellenas con lo que quieras.
Satoshi anotaba todo en un cuaderno como Shouta habría hecho frente a una nueva batalla.
—Hace un rato te vi tan sorprendente que hasta me había olvidado que sigues siendo un niño —Bromeó Gary—. Pero de una vez ya olvídate de la comida, tengo unos emparedados en la mochila que alcanzarán para nosotros dos.
—¡Qué bien! Yo llevo suficiente comida pokemon para los míos y para Fearrow.
—Entonces deja ya todo esto de la cocina y hablemos de otros temas, ¿quieres?
—Pondré la mesa.
—Demonios.
Gary sacó a su Fearrow y los emparedados pero al ver a los pokemons a quienes les servía su amigo se llevó una gran sorpresa.
—¿Sólo vas a alimentar a píkachu y a Pidgeot?
—Son los únicos que viajan conmigo.
—¡¿Fuiste a enfrentar al líder del gimnasio de roca solo con esos dos?! ¡¿Acaso no sabías que los pokemons eléctricos y voladores son débiles a los tipo roca?!
—Por supuesto que lo sé, lo que pasa es que quiero poner a prueba una teoría.
Ambos entrenadores se miraron sin romper el silencio. Después de un rato Satoshi continuó.
—Oye Gary, ¿Qué crees que sientan los pokemons al evolucionar?
—¿A qué te refieres?
—Es algo interesante —planteó Satoshi—, tú vives siendo uno, te vuelves más fuerte, aprendes cosas, generas lazos con tus amigos y de repente... cambias. Todo tu cuerpo se altera, a veces más, a veces menos. Aprendes nuevos movimientos, tus posibilidades se incrementan, hasta puede ser que cambies de tipo, pero en lo que respecta a lo que eras antes, aquello muere —La voz del chico del cabello alborotado se apagó con esta última afirmación. Su acompañante estaba perplejo, jamás había visto esta faceta reflexiva de parte de Satoshi—. Evolucionar significa ser mejor, es algo similar a lo que nos pasa a los entrenadores sólo que de una manera más visible. Me pregunto si estaré a la altura del poder que esperan que tenga.
El nieto del famoso profesor pudo ver a su amigo de la infancia de una manera mucho más humana y frágil. Desvió la mirada al cielo y le respondió con sinceridad.
—Los pokemons no evolucionan porque si, ellos se preparan toda su vida para ese suceso. No es algo tan traumático como lo planteas, es solo una parte del proceso de crecer que es natural para ellos. Con los entrenadores debe ser igual. Para mi fue una forma de evolución muy interesante el caer en el proceso que me llevó a descubrir que lo mío era la investigación —Alzó un puño cerrado para cargar de fuerza sus palabras haciendo que su efecto se resalte—. No te preocupes, a ti te pasará igual. Ya verás que todo lo que viviste hasta llegar aquí te hará fuerte brindándote todo lo que necesites para cumplir con las expectativas.
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El nuevo intento de Ash
FanfictionTras despedirse de Serena, Satoshi (Ash) vuelve a competir en la liga de Kanto buscando no solo cumplir su antiguo sueño de ser un maestro pokemon, sino también queriendo comprobar una extraña teoría que responda a todas las duda que se le plantearo...