Capítulo 10

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- Isabella y yo no somos hermanos de sangre.
Nuestras caras se quedaron en shock.
- ¿Y por qué decís que sí? - preguntó Dalía.
- Dejad que termine, por favor. - pidió Cristian - Isabella y yo no somos hermanos de sangre. Por lo poco que nos contaron Sam y Alicia, nuestros padres adoptivos, los padres de Isabella murieron y los míos me dieron en adopción porque no podían mantenerme. A mi Isabella me gustaba desde antes y cuando supe eso lo intenté con ella y funcionó. La he querido, la quiero y la querré de verdad.
- ¿Y por qué intentaste ligar conmigo? - pregunté.
- Exacto. Y te liaste con Noelia. - dijo Zed.
- Sí, sí. - asintió Cristian - le dije a Isabella que ligaría contigo Aure, para que no pareciera sospechoso. Y me besé con Noelia por un malentendido, ella me engañó diciéndome que tenía algo en la cara y me besó, por eso Isabella la llamó puta.
- Dios... Lo siento muchísimo Cristian - dijo Dalía.
- Yo... Yo también. Entiende que las cosas no me cuadrasen... - dijo Zed cabizbajo.
- Claro Zed, no pasa nada. Entiendo que pensases así, gracias por no ir directamente a la policía.
- ¿Y cómo vais a encontrar al asesino? - pregunté.
- La policía está haciendo todo lo posible para saber si hay alguna huella, pelo o algo que nos de pistas. Es imposible que podamos saber algo.
- No, no es imposible - dijo Dalía - y si podemos aportar nuestro granito de arena lo haremos, ¿a que sí?
- Claro. - dije.
- Por supuesto. - dijo Zed.
Zed me llevó a casa y se despidió de mi. Me fui a la cama y estuve pensando el caso de Isabella, cómo podrían haberle hecho eso y por qué. Además, había algo en mi que seguía diciéndome que podría haber sido Cristian. Tenía motivos, y eran los celos.

- Chicos, tenéis que ver esto. - Cristian sacó de su mochila un papel con letras recortadas de revistas. - lo he encontrado en la puerta de mi casa. Alguien lo dejaría anoche.
-"Sé que mataste a Isabella" - dije.
- Sí. - dijo Cristian - voy a dárselo a la policía, no quiero esconder cosas y que crean que he sido yo.
- Lo veo bien. Te llevaré en mi coche - dijo Dalía.
Zed y yo fuimos al patio y estuvimos hablando.
- Anoche llegué a pensar que Cristian podría ser el asesino. Pero creo que después de esto no puede ser. - expliqué.
- Aure, esto podría hacerlo para que creyésemos que no es él. Sabe que no me fio de él y al día siguiente nos trae una coartada...
- Ya. Es que no hay otra persona que tenga algo en contra de Isabella.
- Bueno... Eso no lo sabemos. - dijo Zed.
Esa tarde quedé con Zed en su casa para hacer el trabajo de latín, y como él vivía en los mismos pisos que Cristian, este se vino. Cristian parecía triste.
- Si quieres puedes dormir aquí una temporada hasta que encuentres otro piso o algo - le dijo Zed.
- Me vendría muy bien. Dalía dice si puede venir.
- ¡Claro! - dije.
- Voy arriba y cojo ropa, ahora vuelvo - dijo Cristian.
- Oye, ten cuidado con el esta noche ¿vale? - le dije a Zed.
- Tranquila.
Alguien llamó a la puerta.
- Heyyy, qué pasa guapos - Dalía vino con unos batidos y donuts.
- Chicos. Está pasando otra vez. - dijo Cristian con otra nota en las manos. - "No vayas más a la policía o acabarás como Isabella."
- ¿Qué podemos hacer? - dijo Dalía asustada.
- No... No tengo ni idea - dijo Cristian aún más asustado.
- Escribe en ese papel una respuesta. Vamos a quedar con la persona que escribe estas notas. - dije.
- ¿¡Qué!? ¡no! - gritó Zed.
- Muy bien, pues lo haré sola.
- No Aure, yo te acompaño - dijo Cristian.
- Sí, yo también. - Dalía miró a Zed.
- Yo también iré.

DISTRACCIONES | Sara FontestadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora