La sala se quedó en silencio tras escuchar el espejo romperse.
El padre se asustó, no sabiendo que iba a pasar, y el resto... El resto no sabía que estaba pasando.
Del espejo empezó a salir un humo oscuro, más oscuro que un gris normal, casi negro. El humo comenzó a tomar forma, una forma humanoide para ser exactos.-Tú...-comenzó a decir una voz ronca, penetrante y con un todo que asustaba.-Me encerraste en el espejo... ¿Qué narices, chaval? Vengo a avisar de lo está pasando bajo vuestros pies y me encerrais.-esto último lo dijo con una voz más normal, la propia del Satanás de la Lujuria.
-¡Osomatsu!.-gritó el dios feliz de ver a su "no amigo".
-¿Qué hacía dentro del espejo?.-preguntó esta vez el brujo.
-¡No hay tiempo para preguntas!.-gritó el ángel caído.-¡si están aquí es por algo!
-En eso estoy de acuerdo.-confirmó la hermana Ichimatsu.
-¡El Satanás del Orgullo! ¡Eso es lo que pasa!.-gritó el Satanás presente.-Se está alimentando del poder de otros demonios para volverse más fuerte... Y la Ira ha caído ya.
-¿Y que quieres que hagamos?.-preguntó el padre.
-Tú nada... Un simple humano no podría bajar al infierno tan fácilmente.-explicó el dios.
-Exactamente... ¿Qué es lo que pretende Tougou?.-preguntó la hermana.
-Pretende volver a juntar todo el poder de un solo Satanás para poder gobernar todo el infierno él solo.-explicó Osomatsu.
-Pero... ¿Eso no crearía una estabilidad lo suficientemente grande para romper el límite del Infierno con el mundo mortal?.-preguntó el brujo.
-Por eso mismo estaba buscando ayuda.
La capilla principal volvió a quedarse en silencio una vez más, el padre Karamatsu pensando en que podría hacer para ayudar al grupo de entes, aunque sabía que no podía hacer nada, después de todo como habían dicho, era un simple humano.
-Entonces tendríamos que bajar al infierno....-musitó el ángel Jyushimatsu.
-Según he mirado en los libros, hay un monte cercano donde se podría hacer un conjuro para bajar, hay un aura mágica lo suficientemente potente para poder bajar.-explicó Todomatsu.
-También necesitamos tu ayuda Ichimatsu.-dijo la Lujuria.
-¿El mío? ¿Por qué?
-Porque tienes un nivel alto ahí abajo, y lo sabes.
-¿De qué nivel esta hablando, hermana?.-preguntó el padre.
-Al parecer es de los pocos demonios que pueden llevar almas al infierno... ¡Como un ángel de la muerte!.-dijo Jyushimatsu.
-Entonces... ¿Cuándo subimos al monte?.-preguntó el dios Choromatsu.
-Lo antes posible.-dijo el Satan.
-¡Yo también quiero ayudar!
-Padre... Será mejor que se quede aquí.-comentó la hermana Ichimatsu.-Podría salir dañado.
-¿Y vosotros qué?
-Nosotros no salimos dañados tan fácilmente.-dijo el brujo.
Confirmaron salir a la mañana siguiente, quedando en la iglesia y ahí, salir hacia el monte.
El dios y el brujo fueron a la casa del último, llevando como invitado a la Lujuria, ya que no podía quedarse en otro sitio.
Jyushimatsu se quedó otra noche más en la iglesia aprovechando la hospitalidad de la gente allí dentro.
Mientras que la hermana Ichimatsu preparaba un par de pistolas con las balas especializadas para matar a demonios, poniéndose en las piernas un par de cinturones con una funda para guardar el arma.-Mañana va a ser un largo día...
Dijo la monja echándose en la cama.
Por otro lado, estaba el padre Karamatsu, aún en la capilla principal, pensando en como podía ayudar a aquellos entes que se habían aparecido ante él aquella tarde.
En su mano tenía una copa dorada, con vino dentro.-Si esta es la única solución...
Miró una última vez la copa, bebiendo finalmente su interior.
Ichimatsu sintió algo dentro de él, algo que hizo que sus ojos brillaran efimeramente de un tono violeta. La monja se levantó de la cama y de la nada hizo aparecer una guadaña, salieron dos alas de demonio más grandes en su espalda, aunque la cola seguía escondida tras el vestido.
En esta forma, la forma de "ángel de la muerte", se volvía invisible al ojo humano, pudiendo caminar con tranquilidad con aquel aspecto menos humano con tranquilidad, como era de esperar, esta no era la única vez lo que había echo...
Pero sí era la primera vez que iba a coger el alma de alguien de la iglesia.
Finalmente llegó a la capilla principal, arrodillandose ante el cuerpo que había caído ahí dentro.-El suicidio es un pecado... Padre Karamatsu.
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El Caos Religioso
FanfictionAl igual que hay un Dios, al igual que hay un Satan, un diablo puede cambiarle la vida un Dios y un demonio puede cambiarle la vida a un ángel.