Capítulo 7

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El "ángel de la muerte" tomó el cuerpo del difunto en sus brazos, rozando las mejillas de esa cara ahora pálida y depositando un beso, un beso que aquel demonio había tenido ganas de dar desde hace dos años, cuando se enamoró de su mentor.
Con aquel beso, llevó el alma del padre hacia donde pertenecía ahora.
La hermana Ichimatsu volvió a "su forma normal" y volvió a su habitación, mirando el cuerpo una última vez, se prometió a él mismo que no sería la última vez que besaria aquella cara.
La mañana siguiente amaneció como de costumbre, bueno... Como de costumbre no.
El ángel y la hermana se despertaron de golpe por un grito femenino proveniente de la capilla principal. Ambos se levantaron con rapidez, sabiendo que después de ver que pasaban debían encontrarse con las otras tres personas con las que acordaron encontrarse.

-¡Padre Karamatsu!.-gritó Jyushimatsu al ver el cuerpo pálido, frío y sin vida que una monja estaba abrazando.

La hermana Ichimatsu, tan silenciosa como siempre, se aproximó a su compañera, posando su mano en el hombro de esta.

-Ahora está en un lugar mejor...-dijo Ichimatsu con su usual cara de seriedad.

La otra hermana se levantó y corrió hasta su habitación, seguramente para llorar.

-Llamarán a alguien para que preparen su tumba.-le informó al ángel.-Después le enterraran en el cementerio y cambiarán de cura, así de rápido pasa página la gente cuando se trata de un muerto.

El brujo cogió de su casa un par de bolsas de tela marrón, en la cual guardaba pociones por si debía hacer un hechizo o algo así, al igual que algunos ingredientes para otras pociones.
El dios y el demonio no tuvieron que preocuparse de que tomar, después de todo, no tenían nada que coger en este mundo.
Con paso rápido el trío se adentro en el pueblo con destino la iglesia.
Llegaron rápidamente, viendo que Ichimatsu y Jyushimatsu ya estaban fuera, esperando.

-Puntualidad, así me gusta.-comentó Choromatsu.-¿y el padre?

-Ha muerto, Choromatsu.-dijo el angelito.

El dios no pudo decir nada al respecto, puede que porque no podía o no sabía que decir.
El demonio impaciente golpeaba la planta de su pie contra el suelo sin levantar el talón, esperando a que se dignaran a ir a aquel monte.

-¿Vamos ya o no?.-preguntó la Lujuria perdiendo finalmente los nervios.

-Sí, claro.-dijo el brujo comenzando la caminata hacia la salida del pueblo.

El camino fue largo y tedioso, pero no duró más de un día. Terminaron la búsqueda del monte al anochecer, un paisaje precioso el cual no tenían tiempo para admirar.

-Con que este es el monte....-susurró la Lujuria.

-Según en los libros, sí.-dijo el brujo.

-Nos vemos arriba.-dijo el diablo subiendo la montaña volando.

-Digo lo mismo.-dijo el dios viendo un charco cerca, al cual saltó para poder llegar más rápido a la cima.

-... Decidme que vosotros no volareis.-les dijo Todomatsu a Ichimatsu y Jyushimatsu.

-Mis alas no funcionan fuera del cielo.-explicó Jyushimatsu.

-No me gusta usarlas sino es en una ocasión dada.-explicó Ichimatsu.

El brujo asintió y empezaron a andar por el camino, sí, había un camino que llegaba a la cima pero, no era un camino corto, es más, iba en espiral rodeando todo el monte, asique exactamente corto, no era, y el monte tampoco es que fuera pequeño.

-¡Y tenía que ser el monte más alto de los que hay aquí!.-se quejó el brujo sintiendo un cansancio en ambas piernas.

-Venga, que ya queda menos que al principio.-intentó dar ánimos el ángel caído.

-... No ayudas Jyushimatsu.-dijo la hermana.

Mientras, Choromatsu había llegado a la cima de la montaña, saliendo en una especie de lago, agua cristalina y nenúfares danzantes, quien iba a decir que este lugar tuviera tanta magia oscura.

-¡Llegaste!.-gritó Osomatsu volando rápidamente hacia Choromatsu, dándole un abrazo.

-¡Quita!.-gritó el dios con un leve sonrojo en su cara.

-Es que haber estado encerrado en aquel espejo... Necesitaba cariño~.-dijo burlón el Satanás.

-Eres la Lujuria, siempre lo necesitas.

-Que bien me conoces Choromatsu.

-Por desgracia...

-Tardan mucho.

-El monte es alto.

-Podríamos hacer cosas...

-¡Cállate Osomatsu!

-Oh... Te has sonrojado.

-¡Mentira!

Pero el demonio solo pudo reír a la reacción de aquel ser especial para él.

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