Capítulo 3

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E: María (embobado mirándola) te vez hermosa, que haces aquí, yo pensé que tu...

M: (lo interrumpió) que yo qué.? Que yo no iba a confiar en ti, y que como siempre me iba a dejar llevar por lo que otros dijeran. Pues no Esteban eso se acabo. La desconfianza fue lo que afecto nuestro matrimonio hace veinte años, yo desconfiando de ti, pensando que me eras infiel con Patricia y luego tu que no confiaste en mi cuando me condenaron (Esteban bajo la cabeza apenado) (continuo María)

M: no pero Esteban lo que estoy tratando de decirte es que eso es el pasado, la desconfianza acabo con lo nuestro hace años pero ahora no lo vamos a permitir, yo confió en ti y tu confiaras en mi...

E: Yo confió en ti María, no sé cómo pude ser tan estúpido de pensar que tú eras capaz de matar a alguien cuando eres la mujer más buena que existe en este mundo (acercándose a ella acariciándole una mejilla) yo se que tu no mataste a Patricia pero quiero que sepas que yo tampoco la...(una vez más interrumpe María)

M: Que tu tampoco la mataste...yo lo sé Esteban, en el fondo siempre he creído en tu inocencia, solo que entiende que se me hacía muy difícil confiar de nuevo. Y quiero que sepas que esta mañana cuando sucedió lo de Ana Rosa en el hotel, si llegue a dudar, pensé que nuevamente tendríamos que estar alejados pero hice lo que tú me dijiste (acariciándole la cara, ya estaban sentados en la orilla de la cama)

E: Que cosa.?

M: Me pediste que buscara las respuestas en mi corazón y sabes lo que me dijo mi corazón? (Esteban hizo un gesto de pregunta con su cabeza) Me dijo que te ama y que confié plenamente en ti porque tu serias incapaz de hacerme daño o de engañarme (le beso la comisura de los labios) (gracias a ese acercamiento de su mujer Esteban sintió una fuerte corriente eléctrica que le recorrió todo el cuerpo)

E: (sentados aun en la orilla de la cama, teniendo muy cerca sus bocas y Esteban acariciándole los muslos) María, mi María yo te amo y tu sabes que yo no sería capaz de hacer nada que te causara daño (la beso apasionadamente) (María correspondía de la misma manera) (esas manos traviesas de Esteban le habían subido la temperatura, pues mientras le decía lo último que le dijo antes de besarla no había parado de acariciar sus muslos y sus piernas)

M: (agitada, dándole pequeños besos) Esteban te amo tanto, y quiero decirte que al igual que tú me dijiste que eres mío quiero que sepas que yo también soy tuya, solo tuya...

E: (demasiado excitado, pues María le acariciaba el pecho pero sin quitarle nada de ropa aun) mmm solo mía, te amo.

Y no hubo necesidad de mas palabras, no hacían falta, iban a un paso lento, suave y sensual pero a la vez torturante pues se deseaban muchísimo, pero digamos que era una tortura exquisita y deliciosa. Esteban ahora no solo besaba la boca de María sino que había bajado hasta su cuello, lo besaba, le daba pequeños mordiscos, claro suaves y sensuales. Sus manos viajaban por todas las piernas de María pero ahora esas manos traviesas buscaban algo mas, poco a poco las fue subiendo más y más hasta tocar la feminidad de María por encima de la ropa interior. Ella estaba muy excitada, los dedos de Esteban jugaban en el centro de su ser, ya le había desabrochado la camisa mientras le besaba el cuello a su amado esposo. Termino de quitarle el saco y la camisa, lo dejo desnudo de esa parte. Ahora acariciaba la entrepierna de Esteban por encima del pantalón. Se notaba que estaba muy excitado.

Esteban busco su boca y la beso con desesperación, ella correspondió. Esteban le quito el camisón, toco sus senos, los beso, los lamio y succiono. María ya no aguantaba más, le desabrocho el cinturón a Esteban, hizo que se pusiera de pie junto a ella, quien recién se paraba de donde había estado sentada en la cama, le ayudo a quitarse el pantalón y el bóxer. Esteban de igual manera le quito la ropa interior a ella y la acaricio por todo el cuerpo, María hacia lo mismo en su entrepierna. Lentamente el la recostó en la cama, volvió a buscar su boca, bajo hasta su cuello, luego a sus pechos, los beso con deseo y pasión, continuo bajando con besos húmedos hasta llegar al centro de su mujer para darle pequeños besos suaves pero apasionados. María se retorcía del placer en la cama...

NUESTRO AMOR ES MÁS FUERTE QUE TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora