Capítulo IV: La latina

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Ivana Mariel López Candelaria nació en una pequeña isla del Caribe, en Centro América. Si bien es de sangre latina, la joven ha adoptado un aspecto neoyorquino que lo único que podría delatar sus raíces es su marcado acento puertorriqueño. Ella no intenta ocultarlo, no utiliza un acento genérico para que los gringos, como ella suele llamar a los puramente estadounidenses, no reconozcan de dónde proviene, para no mostrar las diferencias entre razas. Le parece algo absurdo que los latinos practiquen un acento neutral que esconda su procedencia solo para que los gringuitos no los discriminen. A ella le vale madre si tiene que sacarse cuatro coños y carajos frente a una manada de blancos hablando inglés. ¿Quiénes son ellos para juzgarla por un simple acento, por su raza? A par de gringuitos ella ha atendido en el Tattoos Line, los recuerda de carne y hueso como ella.

La chica cierra las persianas del local, cubriendo el cristal que da hacia la calle. El día estuvo menos concurrido, solo atendió a tres chicos enclencos que querían hacerse un tatuaje simbolizando su irrompible amistad. Sería una verdadera pena que la amistad acabara hecha triza y tuvieran que ver por el resto de sus días el huevito de pascua (ese fue el tatuaje, un huevito simbolizando su amistad. «Qué excéntrico», pensó ella). Centenares de veces la chica ha modificado tatuajes de personas que se escribieron el nombre de sus novios/as, como esa chica gótica que tatuó su rostro con el nombre de su novio y luego de tres meses regresó a su local pidiendo que lo modificara, pero Ivana no pudo hacer más que recomendarle ir a un profesional de láser para que le quitara el tatuaje. No volvió a saber más sobre la chica.

Ivana disfruta lo que hace. Su local está lleno de historias, ahí, mientras ella hace arte con sus manos, con tinta, creando y recreando obras de arte que estarán siempre en la piel, que no se borrarán: pasarán los años y lo que su mente creó y plasmó en tinta jamás se irá. Que las personas le confíen su piel, que recurran a ella con la confianza de que sus ideas los complacerán, que pongan en sus manos un diseño que durará para siempre, todo ello la satisface, pues su única pasión está en el Tattoos Line, haciendo arte en tinta.

-Tengo hambre, Ivana. ¿Invitas hoy? -Luis, el hermano de Ivana, habla a sus espaldas, mientras esta intenta bajar la barrera de metal para cerrar su local. Siempre le es una lata hacerlo, pues su estatura no es muy alta. Su hermano baja la barrera sin hacer esfuerzo, y esta rueda los ojos, sabiendo que le cobrará el favor.

-Siempre invito yo -le dice la chica a su hermano, y el amigo de este, Chucho, con quien antes discutía, le da un codazo.

-Mira, Pucho, la Ivana siempre te paga, no seas cachetero -le dice este, y Luis entrecierra sus ojos.

-Tú no hables, que tú no le pagas ni un churro a tu madre-replica con sorna, e Ivana, sabiendo que esto se convertirá en otra discusión, comienza a andar por la acera para caminar hasta su auto. Los dos fanfarrones trotan detrás de ella, y a Luis le rugen las tripas.

-¿Te vas a bregar esa, Ivana? -La chica abre la puerta de su auto y rueda los ojos. Jamás podría decirle que no a su hermano.

-Móntense, no jodan más na'. -Los dos aplauden con triunfo y se suben al auto con rapidez, haciendo eco con su alboroto por la vacía calle.

* * *

Eros sale de la ducha y siente cómo sus pelos se encrespan por el contraste de calor y frío de la habitación. Estuvo ahí bajo el chorro de agua durante veinte minutos, intentando relajar la tensión que se había instalado en sus hombros y cuello. Los recuerdos han seguido saliendo, taladrando sus sienes y provocándole más irritación. Había podido vivir durante siglos sin esa maraña de recuerdos navegando en su cabeza; no entiende cómo es que ahora piensa tanto, recuerda cosas que antes no podía porque simplemente no sabía siquiera que existían. Necesita respuestas, y las encontrará. Por hoy, solo quiere desconectar su cuerpo de la consciencia y sumergirse en la inconsciencia del sueño.

Ángeles Caídos: La Maldición del Niño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora