Capítulo 13

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El antifaz podría proporcionar mayor resistencia y era más complicado desprenderlo según lo que me había dicho la criatura, a quien llamaban Tikki.
Adopte otra personalidad luego de aquella tan inexplicable <<transformación>> hasta la palabra me hacía creer que estaba delirando y simplemente estaba perdiendo por completo la cabeza.

Nuevamente estaba frente a la mansión Agreste, sabía que me ocurriría lo mismo que la vez anterior si tomaba la decisión de entrar por la entrada principal aunque esto podría significar un desastre de proporción si no ejecutaba con precisión mi plan. Tenía hasta el toque de queda para buscar un lugar de ingreso que fuera fiable. Eché un vistazo a la fila, la cual había disminuido en comparación con la de hace un rato.

Habían muy bajas probabilidades de que no le dieran tanta importancia y/o atención a quien ingresaba pero considerando que en alguna parte estaba saciando su sed de venganza, en una de las noches en las que la alcaldía y la fortuna de los Agreste eran considerados un blanco perfecto para Chat Noir, nada podía entrar y nada saldría si en ese preciso instante el gato merodeaba por los alrededores. Con mayor razón si la chica a la cual le impidieron en todos los sentidos su entrada a la fiesta, estaba a punto de infligir todo lo que tenía que ver con invadir la propiedad privada.

Mi mano se planto sobre el muro que media alrededor de tres metros de altura, al lanzar una rápida mirada hacia mi mano me pude dar cuenta de que su composición era lo suficientemente dura como para rasgar algo con facilidad ya que mi piel estaba roja. Debía actuar pronto si no quería llegar desangrada a la fiesta.

Analice la situación en ese corto periodo de tiempo mientras caminaba a lo largo del muro, pude darme cuenta de que en una esquina el muro perdía su altura y topaba con un cerco vivo. Cuando niña solía treparme en ellos para alcanzar la rama más alta de un árbol en el que podía tomar algunas manzanas, balancearme pero la principal razón por la que nadie podía bajarme de ahí, o por lo menos antes del atardecer. En donde me dedicaba a observar esas hermosas tonalidades, el sol que se ocultaba y el canto de la naturaleza.

-Bien, ahí va-alentándome mientras me preparaba tanto física como mentalmente- A la cuenta de tres, uno, uno y medio, uno y tres cuartos...

-¡Marinette, ya cruza de una vez!-chilló Tikki matándome del susto.

Me aferre a una rama con ambas manos, seguido de esto mis pies dieron un salto, cosa que no tuvo el impulso suficiente como para llegar hasta el otro lado. Por lo que estaba sentada arriba de las ramas con un extremo afuera y el otro dentro. A estas situaciones las llamo <<Cuando la vida te da segundas oportunidades>> no era momento de meditar como solía hacer.
Eso y un coche se aproximaba a toda velocidad, de cierto modo era una señal que el destino me había planteado.
¿Tener una caída desde esa altura llamando la atención de quien estuviese allí o escabullirme en los jardines de los Agreste?
No había tiempo de pensar.

Cuando las luces del coche apuntaron en donde yo hubiera estado, me encontraba al otro lado, ya en los jardines en los que me prohibieron entrar. Camine con cautela y procurando no verme nerviosa, cosa que podría causar un levantamiento de sospechas por parte de quienes se encontraban ahí.

Mis pasos apenas se sentían, a pesar del silencio que albergaba en el lugar.
Debía encontrar una manera por cual pudiese ingresar a la fiesta sin llamar la atención, cualquiera en mi lugar se hubiera arrepentido ya arriba del muro. Tuve que contener mis impulsos de alguna manera ya que en mi mente esa era una de las principales opciones que tenía.

Miré en dirección a un gran ventanal en el cual se podía ver parte de la fiesta, una enorme cantidad de personas regozando en la sala, que era iluminada gracias a unos inmensos candelbros con pequeños cristales en su alrededor. La música resultaba ser lo más hermoso que había oído mi sentido auditivo, el que solo una pieza musical causará tal nivel de exitación en una persona resultaba absolutamente increible.
Que daría por estar ahí, bailando.

Por ti (Miraculous Ladybug)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora