Exᴘᴇʀɪᴍᴇɴᴛᴏ 104 •Yᴀᴏɪ•

Capítulo 7

Las miradas en la mesa se dirigían a Ciel. Todos estaban horrorizados por su comportamiento despreocupado ante la muerte de su antigua pareja, Alois Trancy.

-Tengo mis razones para haber actuado así- dice, fastidiado-. Pero no pienso decirles ni una sola.

-Ciel...- Yuuichiro intentaba calmarlo, pero fue callado.

-¡Y sí! ¡Siento algo por Sebastian!

El silencio se propaga por el lugar.

-Ustedes son unos cobardes por intentar ocultar algo tan evidente. Clearke acaba de dejar en claro que podemos ser un poco más libres, nos está dejando estar con quién si amamos... Y ustedes lo desperdician.

-Calmate un poco- Eren intentó ayudar en la situación-. Hasta el día de hoy notamos eso con Clearke, creímos que si lo dejábamos ser más obvio Sebastian podría matarnos.

-Sebastian apoya nuestra situación.

Mientras la discusión se desarrollaba dentro de ese pequeño cuarto, Sebastian se dedicaba a revisar los otros cuartos. Ese mismo día haría los cambios de cada quién, no los dejaría pasar otra noche llena de frío y desprecio.

Al finalizar el trabajo, por fin llega al comedor para dar las ordenes del día.

-Chicos, sé que fue un inició de día muy extraño, pero debemos continuar con nuestras cosas. Cada quién, entregue sus trabajos finalizados hoy y tendrán dos días de descanso total... Lamento no haber hecho esto antes, pero Clearke me dio el permiso total: pueden dormir con su actual pareja, no tiene caso seguir mintiendo.

Las miradas se cruzan, no parecen muy convencidos pero lo harán.

Mikaela se levanta lentamente, como con pereza.

-Yo ya terminé el mío ¿Puedo hacer lo que quiera?

-Sí- Sebastian sonríe, satisfecho.

-Yo también terminé las pinturas- Eren también se levanta- ayudaré a limpiar.

-¡Gracias, Eren!- Yuuichiro parece feliz de quitarse un poco del exigente trabajo que tiene junto a a Levi.

Celos encendidos.

-Yo también los ayudo- Mikaela le sonríe a Yuuichiro.

Levi se levanta, parece que desprende una vibra peligrosa.

-Bien. Eren, lava y seca los platos, Mikaela, ve por la ropa, lava y tiendela. Yuu, trabajo de siempre, barre y trapea este piso, yo limpio arriba.

Sebastian mira a su lado, pero Ciel ya no está ahí, por lo que decide salir a buscarlo.

Bajo el mismo árbol de siempre, apretaba el pequeño aparato que contenía su historia, y dudaba, dudaba mucho, por primera vez.

-¿Te sientes bien?- Sebastian se acerca, asustándolo.

-¡Idiota! Me asustaste- se queja, regresando a su postura de siempre.

Sebastian sonríe al verlo así.

-¿Lo terminaste?

-Obviamente. Tomalo- y lo deja en la palma de su mano con un ligero temblor.

-Muchas gracias. Ahora debo retirarme, eres libre de ayudarlos o dejarlos solos con la limpieza- se inclina para darle un pequeño beso-. Regreso en la tarde.

Y se va, sin esperar respuesta.

Ciel suspira, realmente se estaba terminando de enamorar de ese tipo. No debe pensarlo más, solo dejarse llevar.