Capitulo 20

41 3 2
                                    

Fue una buena idea pasar este fin de semana en casa, después de trabajar tanto para la feria y la presentación de la pastelería, necesitaba descansar en mi cama, despertar en mi habitación con el delicioso olor de las crepas dulces de Treena, lástima que no pueda pasar todo el domingo con ella, la mañana esta fría y lluviosa si bajo en pijama y me acomodo en el sofá, jamás querré levantarme así que me preparo antes de salir de mi habitación.

- Buenos días mamá, ¿Qué tal amaneciste hoy?- le pregunto mientras le doy un beso en la mejilla y robo una fresa de las que está cortando.

- Bien hija, ¿y tú?.- me observa.- veo que estas lista, ¿saldrás con Drew y Cloey?

- Treena, ellos jamás se levantarían un domingo a esta hora.- Son las 7:00am

- ¿Entonces?- hace una pausa.- ¿tiene que ver con la llamada que recibiste anoche?.- Dios esta mujer debe instalar cámaras en mi cuarto.

- Si, era Moritz, el diseñador del que te he hablado parece que necesita de mi ayuda.- no creo que sea buena idea mencionar que me pagará, mi mama cree que no tengo problemas de dinero y puede comenzar a preguntarme para que lo necesito.

- ¿Y regresaras muy tarde?.- se a dónde va esta platica.

- Realmente no lo sé mamá, espero estar aquí antes de las tres, pero no puedo prometerlo.- espero sonar convincente.

- Ya veo.- pone mi plato con dos deliciosas crepas en la mesa donde estoy sentada.- bájate de allí y come.

- No creo poder comer las dos Treena, estoy algo tarde, la tienda de Moritz está en el centro creo que me costara encontrar un taxi tan temprano.- engullo lo más rápido que puedo y bebo mi jugo de naranja recién exprimido.

- Abrígate y pórtate bien.- allí esta, ese tono que me punza en el alma, no es molestia si no desconfianza y decepción las que se confunden en su rostro.- tignoróararé algo rico para cenar.

- Claro Mami, gracias.- la abrazo.- te llamo en cuanto llegue, ¿está bien?

- Si cielo, cuídate.- me muevo a la puerta y tomo la chaqueta que cuelga del perchero, volteo puedo ver a mi madre limpiando y me pregunto si de verdad cree que voy con Moritz.

No logré encontrar un taxi así que decidí caminar hasta la tienda, no me molesta, así compenso todos estos días que no he salido a correr, olvidaba lo bien que me hace salir y pensar mientras recorro la ciudad, hoy mi mente esta con mamá, ha pasado tiempo, pero cuando decepcionas a una madre como yo lo hice con Treena, las cosas se vuelven difíciles, yo siempre fui la niña ejemplo, con los amigos, la familia y en la escuela, así que cuando las personas esperan cierto comportamiento de tu parte y tú lo arruinas en serio, las cosas rara vez vuelven a ser iguales, después de que volví a casa, Treena no explotó, ni me reclamó no me reprochó nada, creo que por eso es tan difícil, porque siento que ella quiso hacer como que nada había pasado, e ignoró al gran elefante rosa en la habitación, tristemente sé que ella ya no confía en mí, al menos no como antes, y eso me duele, más porque estando yo en su lugar tampoco lo haría.

La bocina de una motocicleta que casi me arrolla, me despierta de mi deprimente reflexión, estoy a una calle de donde Moritz, justo frente a Buddy's una cafetería que me encanta, ya comí pero necesito chocolate en mi sistema para alegrarme un poco, unos brownies lo arreglaran, decido entrar.

- Buenos días.- le digo a la chica rubia detrás del mostrador.

- Buenos días, bienvenida, que puedo servirle.- dice bastante apática, pero no puedo culparla, trabajar en domingo apesta.

- Me da una docena de Brownies para llevar.- me agrada la idea de torturar a las modelos de Moritz, ellas no se permiten ese tipo de delicias, la chica comienza a poner los brownies en un abolsa de papel.

- Si sólo es eso, puede pasar a caja.- me contesta, mientras busco mi billetera en la mochila, ahora que lo pienso, llevo una sudadera gris con la capucha puesta, una chaqueta negra de cuero y mi mochila de siempre, debo parecer ex convicta, mejor deslizo por lo menos la capucha para que vean mi rostro y no crean que asaltaré el lugar.-

- Son veintitrés con quince.- escucho decir a la chica rubia, pero con un tono totalmente diferente, la veo y esta sonrojada y con una sonrisa de boba.

- $23.15?- le pregunto extrañada, desde cuando los brownies son tan caros.

- Cóbrele a ella primero- escucho una voz masculina extrañamente familiar.

- Lo suyo son $4.70.- la chica no puede dejar de verlo aun cuando se dirige a mí, yo en cambio lo vi y enseguida puse los ojos en mi billetera, no sé ni que billete darle a la chica.

- Aquí tiene.- entrego un billete y tomo la bolsa, tengo miedo de voltear pero finalmente lo hago y me encuentro con su mirada él también me ve y me dedica una sonrisa.

- Gracias.- me escucho decir, ni siquiera sé por qué le agradezco, si la amabilidad o la sonrisa.

salgo lo más rápido posible porque creo que si permanezco un minuto más me desmallaré, escucho algo cuando salgo del lugar pero ya estoy en la acera y lo que quiero es caminar mientras mis piernas responden, doblo en la esquina y me recuesto en la pared, debería pellizcarme para saber que esto no es un sueño, es realmente posible que allí, en esa pequeña cafetería la cosa más increíble me pasara, estoy hecha un desastre, sé que esta lloviznando porque se empañan los anteojos que ni siquiera recordaba llevar puestos, pero estoy tan emocionada que no siento las gotas golpear en mi rostro, aun siento mi corazón acelerado por escuchar su voz, la impresión de su perfecta sonrisa y la calidez de sus ojos, acabo de encontrarme cara a cara con Emehrick Jensen.

Siempre Has Sido TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora