It's better off this way; frerard; gerbert.

XLIV

El comportamiento de Frank estaba desorientándome en gran medida, como también confundiendo mi mente. Veía sus intenciones desde lejos; quería volver a acercarse a mí de alguna u otra manera, pero todavía, yo no sabía el por qué quería hacerlo, si en primer lugar fue el mismo quien me dejó y cambió por el chico de nombre Ryan. Aunando a eso, estaba el asombroso detalle de que yo tenía novio en esos momentos y en verdad, no quería tener problemas con él, porque estábamos bastante bien juntos.

"Escucha, Gerard" Murmuró la pelinegra de ojos color chocolate haciendo un pequeño ademán despectivo con su mano, a la vez que observaba mi rostro con seriedad. Nos encontrábamos en una pequeña cafetería, compartiendo una deliciosa taza de café expreso "A Frank le gustabas y le sigues gustando, eso es obvio" Continuó hablando con la obviedad plasmada en su pálido rostro. Se llevó la pequeña taza de porcelana a los labios, le sopló débilmente y tomó un largo sorbo, después se aclaró la garganta y finalizó diciendo lo siguiente "Solo que el chico no sabe lo que quiere todavía, está confundido e indeciso con su orientación sexual".

"Pensé que yo estaría confundido por ello aún, pero estoy muy tranquilo al respecto" Respondí con cierto aire confuso aún, porque seguía bastante contrariado con el reciente comportamiento de Frank y tenerlo guardado para mí solo me estaba sacando de quicio, por eso mismo lo estaba hablando con la chica pelinegra "Soy bisexual, por el momento, y estoy bien así" Dictaminé esbozando una pequeña sonrisa sobre mis propios labios

"Y pensar que todos creíamos que eras heterosexual" Lyn-z soltó una pequeña risa divertida hacia mis palabras y también por las propias, por lo que me sonrojé ligeramente ante ello. En ese momento pensé que todo había pasado muy rápido "Por eso nadie te dijo acerca de los sentimientos de Frank" Susurró, ladeando su cabeza hacia un lado, y dejando que sus negros cabellos cayeran como una cascada oscura sobre sus pálidos hombros.

"Al parecer todo el mundo lo sabía, menos yo, vaya cliché" Comenté, sonriendo de forma melancólica y con cierto gesto de molestia ante eso. Tomé una servilleta entre mis manos y comencé a jugar con la misma entre mis manos. Me pregunté entonces ¿Sí alguien me hubiera dicho eso, ahorita como estaría? ¿Frank y yo seríamos pareja? ¿Hubiera conocido a Bert?

La chica de cabellos negros asintió varias veces con la cabeza, dándome la razón mientras iba tomando más sorbos de su café caliente, a la vez que yo esperaba que el mío se enfriara un poco más "¿Cómo estás con Bert? Él me cae bien, es muy gracioso y atractivo, aunque un poco tonto" Siguió con la conversación, observándome analíticamente con sus vivaces orbes chocolates. Era una chica inteligente, por lo que, estaba seguro de que ella sabía que mi cabeza estaba siendo un mar de dudas en esos momentos.

"Sí, a veces puede ser infantil pero es jodidamente adorable. Es todo un caballero y me gusta mucho por eso mismo" Susurré con una sonrisa por demás boba sobre los labios, al rememorar la imagen de Bert en mi mente, lo cual calmó todo en la misma. Bajé la mirada hacia el interesante mundo de la servilleta entre mis dedos. Ese era el bonito efecto que tenía Bert sobre mí.

"Aw, eso es tan lindo, Gee" Escuché a Lyn-z suspirar de manera tierna mientras aplaudía varias veces con sus pálidas manos. Por instinto, mis mejillas se sonrojaron a más no poder "Aquí, entre nosotros, te digo que me gusta mucho la pareja que hacen Bert y tú" Comentó, inclinándose hacia mí, como si estuviera contándome un gran secreto. Entonces, alcé la mirada y sonreí enternecido y también, de cierta manera, agradecido "Trata de que Frank no arruine su relación con sus insistencias y confusiones propias" Esbozó una pequeña sonrisa amable sobre sus labios pintados de rojo intenso y después volvió a su posición inicial, continuando con su taza de café.

Tomé mi propia taza de café e ingerí un pequeño sorbo, pensando que las últimas palabras de Lyn-z sonaban como un excelente consejo que debí seguir. Pero, al contrario de ello, hice todo lo opuesto y volví a cometer el error más grande; dejarte entrar de nuevo a mi vida, Frank.