Internamente Rota - Capitulo 12

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Mi vista se pone negra y siento como mi cabeza golpea el suelo bruscamente; pero no siento dolor, mis músculos parecen gelatinas y mi cabeza esta en blanco, las voces que escucho son lejanas y tranquilas, son casi como susurros que llegan a mis oídos; es tranquilo, pero sin embargo el malestar que siento sigue presente, mi cabeza duele, y mi brazo también, siento un dolor sofocante en ellos.

Pero todo se derrumba; y vuelvo a la realidad, la cruda y horrible realidad.

Me desmaye. Y ahora siento mi brazo palpitar del dolor, con la anaranjada luz de la tarde que se cuela por la ventana de mi habitación logro ver mi brazo, y definitivamente quedaran moretones en el. Carol me agarro con tanta fuerza del cuero cabelludo que siento que hasta me arranco algunos pelos. Carol siempre ha sido una mujer fuerte, no lo aparenta, pero lo es.
No logro ver mas; mis ojos se inundan en lágrimas que brotan y brotan sin parar, me golpeo las piernas una y otra y otra y otra vez hasta que estas me duelen, y ya no me importa, me sigo golpeando por que doy asco a mi misma, y ahora también a mi madre; quien jamas me había tocado un pelo, ahora me desprecia.

La pantalla de mi telefono que en algún momento fue a parar en los pies de mi cama; se enciende y muestra que he recibido un nuevo mensaje. Ahí es cuando toda la historia regresa a mi.

Nathan. Telefono.

Gateo hasta poder agarrar el aparato entre mis manos y leo el mensaje:

" Hola Leia, es Nathan
Avísame cuando puedas hablar."
Enviado a las 1:46 pm
Leído a las 5:21

No tenia ni la mas mínima gana de contestar, o de chatear con alguien; pero cuando justo estoy considerando en responderle escucho la puerta de casa abrirse de golpe, para próximamente cerrarse con la misma intensidad.

- ¿Hija? - escucho la voz ahogada de Carol - Cariño, ¿estas aquí? - pregunta mientras escucho los paso acercándose a mi cuarto.

Medio dudosa y medio confundida camino hacia la puerta de mi cuarto, con el miedo a flor de piel.
Una Carol tambaleante y con una botella de alcohol en la mano aparece en mi vista. - Estas borracha - digo sorprendida y con lagrimas listas para salir de los ojos. - Necesitas una ducha - digo acercándome y tocando su brazo.
Después de todo; es mi madre.

Pero todo parece quebrarse, dentro de Carol y dentro de mi.

Carol no deja que la toque y me agarra del cuello, me pone contra la pared y me aprieta, aun respiro pero cada vez cuesta mas.
Mientras me estrangula, dice a la par - ¡No! - grita mirándome - No me toques! - añade

Mi aire se va poco a poco de los pulmones; en un intento fallido de respirar. Siento mi cerebro como si fuera a explotar y lo único que logro decir es: - Ma- Mátame-me.... Hazme lo que yo n-n-no pude.. de - y cuando creo que estoy a punto de dejarlo todo y ver esa famosa luz al final del túnel, mis pulmones se inflan y mi cerebro vuelve a la normalidad cuando Carol deja de estrangularme y se dirige a su cuarto en silencio, cerrando la puerta con llave de un golpe. Yo solo me quedo aquí, tosiendo y tirada en el piso. La lagrimas no se van, no se quieren ir, quieren hacer de todo esto mas miserable. Pero poco a poco todo cae como un balde de agua fria en mi. Hace que me de cuenta. Todo lo que faltaba para dejarme al fondo del pozo, finalmente paso.


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Me dejo caer en el frio piso de madera del pasillo, lloro, lloro mas de lo que nunca antes he llorado, lloro por todo. Me abrazo a mi misma en un intento fallido de tranquilizar mis emociones, de tranquilizar mis lagrimas y mis pensamientos a mil por hora. Pero era de esperarse de que no funcionara, ya que sigo quebrada por dentro y por fuera.


Heridas Profundas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora