Quillan

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Raven P.O.V

-Acepto.- dije con mi voz firme. Si ésta era la forma de salir, lo haría, aprovechando la oportunidad tanto como pudiera, intentando llevarme ventaja sobre ella. Y si este entrenamiento me serviría no sólo para derrotar a mi enemigo sino para cualquier otra criatura del mundo sobrenatural, obviamente lo tomaría gustosa.

Como si Ryan leyera mis pensamientos, se alejó poco a poco de mi con una sonrisa triunfal.

-Mañana mismo empezaremos. Disfruta la comida- y se giró para irse, pero se detuvo con la puerta a medio abrir-. Ah, lo olvidaba, tu entrenamiento tendrá un regalo de bienvenida, estoy seguro de que cuando lo encuentres, lo vas a reconocer.

Finalmente se fué y me dejó congelada en el comedor, determinada a terminar lo que acababa de comenzar. Me iría de aquí, sin importar el costo. 

************

Al día siguiente, muy para mi sorpresa, me desperté llena de energía, mucho antes incluso del amanecer. Algo en mi había cambiado y lo sabía. No era para nada bueno, parecía como si el éxtasis enérgico me drogara, y consumiera mi energía vital, aún así no me importaba en lo más mínimo. Quería levantarme y correr como si mi vida dependiera de ello.

Salí sigilosamente de mi habitación, no había ni un sólo sirviente rondando por los pasillos de la gran mansión, por ende, creí prudente caminar un poco por el bosque. Claro, "caminar"...

Aunque quise correr tan pronto como mis pies pisaron un centímetro fuera de la casa, jamás me imaginé que la nieve pesaría tanto sobre mi cuerpo, y para colmo, un pequeño cachorro de siberiano se me puso en frente. Era marrón y blanco, con cara de vivir protestando y patitas rosaditas, era simplemente un cachorro hermoso. Lástima que ladrara más fuerte que una alarma.

-Tranquilo muchacho.- la voz de Ryan no sólo me sobresaltó, sino que calló al perro. El absoluto control que éste hombre tenía sobre el total de su manada era asombroso. Interiormente era capaz de reconocerle eso, exteriormente? Bueno, estoy segura de que parecía un perro con rabia.

Había frustrado mis planes más de una vez, y yo ya estaba considerando seriamente, dejarme entrenar y matarlo de una buena vez. Sería una última buena acción por hacer.

-¿Qué estás haciendo acá? - ya sin rodeos pregunté. Me daba igual, furiosa, frustrada, débil, por alguna razón sentía un agujero negro en el pecho que me carcomía por dentro sin importar, cuánto intentara mostrar mi fortaleza. Estaba perdida, pero estaba llegando a ese punto en el que la deriva comienza a ser un camino de lo más interesante.

-Debería preguntarte lo mismo - mientras alzaba el cachorro de una manera tan tierna que hasta a mi me asustaba, Ryan alzó ambas cejas cuestionando mis acciones, y me vi siendo desafiada. Sin embargo la negrura de sus ojos me decía que un movimiento en falso y rodarían cabezas. Y por el momento, quiero conservar la mía.

No contesté, sólo di un paso hacia atrás y me posicioné me manera que quedáramos cara a cara, pero, con unos cuantos metros de distancia. En respuesta, el sólo se sonrió y se inclinó para mostrarme mejor al cachorro.

-Acaso no es adorable? - como si el perro fuera su cómplice, le intentó lamer el rostro; sin embargo Ryan parecía no querer dejar su masculinidad de modelo a un lado, y evitó con suma agilidad la lengua del can. De más está decir, que nuevamente quedé asombrada por su autocontrol: mientras mis pelos volaban descontrolados, tiritaba de frío, y la rabia parecía salir de mi naríz, el villano mantenía su look de recién salido de la cama como todo un sex symbol, sonrisa de pasta dental, y obviamente, su pelo perfectamente despeinado. A veces a mi lado femenino le dolía en el alma que él fuera el malo, y que Deamon me haya traicionado.

No pude evitar gesticular, el mero hecho de nombrarlo provocaba un horrible dolor en mí, y yo que soy tan disimulada, hice evidente mi debilidad una vez más. Por supuesto el lobo lo notó, pero contrariamente a lo que yo me esperaba, no indagó en el tema, aún cuando su ceño se frunció lo suficiente como para crear una montañita en el.

-Lo es. Aunque se parece demasiado a vos, ladra mucho, la cuestión es: muerde?- una grave carcajada brotó de su pecho, y asustó los nervios más duros de mi. Realmente emanaba un poder como pocos alguna vez hubiesen podido llegar a soñar, no le increpaban en lo más mínimo mis preguntas, era como si nada pudiera contra esa armadura que lo cubría. Por un segundo incluso llegué a preguntarme si su lobo sería tan amenazante como lo era él; es cierto que ya lo había visto, pero aquel día habían pasado tantas cosas juntas que poco tiempo tuve para realmente prestarle atención.

- Quién sabe, deberías conocer mejor antes de determinar el parecido. Capaz es más similar a Ashton, eso lo determinará el tiempo. Lo importante aquí, es que éste cachorro te será leal a vos y únicamente a vos en tanto lo entrenes bien. Desde hoy me desligaré de él y será completamente tuyo. Tomalo como un regalo que te permitirá una pelea más justa en un futuro contra un lobo real. 

Sin embargo, deberías tener en cuenta que no es un "perro común", si te ganas su confianza, quizá, logres establecer un vínculo mental con este aullador, lo que te dará una experiencia más cercana a la de un licántropo real. Nosotros somos el resultado de la fusión de alma y cuerpo, de nuestros ancestros con los aulladores, por obra de la Diosa Luna. Vos tenés que aspirar a conseguir la unión de almas, la unión mental con ésta criatura. Estoy seguro de que podrás, siempre y cuando ansíes tu libertad.  Su nombre es Quillan, los dejo para que se conozcan..

-Adiós.

Despidiéndose con la mano y una vez más ignorando mi desdén, Ryan se retiró del bosque nevado sin una sola palabra más, dejándome a mi y a esta especie de ser faérico con forma de siberiano (o eso entendí) la oportunidad de llevarnos bien. Me agaché en la nieve y lo miré directo a los ojos, él se sentó, como si me retara a decirle algo interesante. 

"Por la barba de Merlín es un cachorro! No le temas Raven!"

-Muy bien perro, hay que hacer ésto.

La Bestia DecideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora