Capítulo 13

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Apreté mis ojos con fuerza e intenté abrirlos, pero era imposible, la claridad era demasiada. Cuando logré levantarme, mi cuello dolía horriblemente, pude darme cuenta que me dormí en el sofá, y en una mala posición. Sonó el timbre e intenté levantarme, cuando pude, caminé demasiado lento. Abrí sin mirar primero la mirilla y cometí un error al no hacerlo.

— ¿Nick?  — ¡Sí, Ana, soy yo! Y vine para poder hablar contigo. —escupe y entra a la casa. Me volteo y restriego mis ojos.

— Nick... Que... ¿Qué hora es? —digo. Mi cabeza parece que va a reventar. 

— Son las ocho...  — ¡¿Qué?! —abro los ojos como platos y despierto de golpe. ¡Perdí mi primera clase! Dios...

¿Qué demonios pasó anoche luego de que Iker llegara? Todo era borroso en mi memoria. Camino hasta las escaleras y veo a Iker tirado, entre el primer y el segundo escalón. Un dolor se instala detrás de mi cabeza, y es imposible soportarlo, como puedo camino hasta la cocina y busco en el gabinete, las pastillas. Tomo una y me apoyo de la encimera de la cocina. Esto era horrible, no podía creer que no dormir podía provocar esto, intento recordar, pero me duele hacerlo, presiono mis dedos contra mis sienes masajeandolas un poco, y me concentro en esperar que la pastilla haga efecto.

— Quiero que me digas que pasó. —había olvidado que Nick estaba aquí.

— No es buen momento... —mascullo y Nick resopla cansado.  — ¿Y cuándo será el momento en que hablemos? ¿Eh, Ana? —ruedo los ojos.— ¡Me vine de la clase de Biología porqué tanto como a mí, a la profesora le preocupó porqué no llegaste! —Un momento, ¿qué?

Reí sarcástica. — ¿Qué?  — Sí, la profesora y Dani me tenían estresado, me dijo que intentó llamar a tu celular, pero que lo tenías apagado. —Toqué mis bolsillos y mi celular no estaba. Escucho los pasos de Nick y luego su risa.

— Idiota... —susurra. Me acerco a él antes de que patee a Iker.

— Nick, no. —Iba a ser una larga mañana...


Luego de que Nick me ayudara a regañadientes a subir a Iker al sofá, tuve que sentarme con él en el patio trasero a hablar. 

— Perdiste las dos primeras clases por mi culpa, Dani va a matarme, también perdí clases. —me quejé tapando mi rostro con mis manos.  Escuché como Nick reía.

— Ana, no importa. Sólo quería saber si estabas bien. Y siéndote sincero, no me agrada nada que Iker sea tu niñero...—Vale, esto me dejó sin habla. 

— Iré a ducharme... —aviso levantándome del banco dónde estaba sentada. Nick asiente.

— De todos modos tengo que irme... —se acerca a mí y mi pulso se acelera un poco— ¿Segura que estarás bien? —asiento para no preocuparle.  — Lo estaré, tranquilo —sonrío y él me imita, haciendo que un pequeño hoyuelo aparezca en su rostro. Toma mi mentón y me mira a los ojos, yo me pierdo en el azul de sus ojos, sin pensarlo nuestros rostros se van acercando poco a poco hasta que nuestras narices se rozan apenas.

<< ¿Va a besarme? >> Mi pulso se descontrola cada vez más de sólo pensarlo... Pero como si fuera una señal, su celular comienza a sonar... Oigo como gruñe y yo sonrío.

 — Tengo que irme... —dice y me da un leve beso en la mejilla. Lo acompaño hasta la puerta y él sonríe antes de salir. Cuando se marcha, me apoyo de la puerta y suelto un largo suspiro. Ya no podía ir a clases, era muy tarde. Subí las escaleras con una sonrisa idiota en mi rostro y mis mejillas encendidas. Me desvestí y entré en la ducha. Luego de ducharme, sequé mi cabello y me vestí con un vestido rojo, y unas zapatillas negras. Recogí mi cabello en una coleta alta y bajé las escaleras. No ví a Iker en el sofá y mi corazón se detuvo. 

 — ¡¿Iker?!   — Estoy aquí, no tienes que gritar —habla desde el patio y yo suspiro. En primer lugar, ¿porqué me importa dónde esté? Si soy idiota. Sinceramente muero de hambre, me encamino hacia la cocina. 

Abro la nevera y saco mis cereales, ya que cereal con leche es lo único que sé preparar, vale, tampoco así, pero no tenía ganas de cocinar algo. Vierto la leche y luego sirvo los cereales , tomo el tazón y camino hacia el comedor. Mi celular comenzó a vibrar en la mesa y fruncí el ceño antes de contestar la llamada de mi mejor amigo. 

*Llamada*

—  ¿Hola? 

— ¿Ana? ¡Por fin!   — Hey, Logan... 

— Nena necesito tú ayuda, y un consejo tuyo... ¡Siento que voy a morir!—ruedo los ojos. Si es dramático.

— Creí que la dramatica era Dani. Vale... Pero, ¿no estás en clases?— 

— Pues no, salí hace unos minutos...— 

— Está bien, podemos salir si quieres—sentí la presencia de alguien detrás de mí y ése alguien era Iker. Volteo y él está ahí, de pie con una expresión confundida en su rostro. 

— ¿A dónde crees que vas?  —habla entonces. 

— No es tú problema. —contesto.

— Estarás en serios problemas.—no le hice caso y seguí comiendo. Cuando terminé, me levanto y enjuago el tazón. Tomo mi celular de la mesa y camino hacia la puerta.

— Última advertencia, muchachita...—

— Ay, ya. —cierro de un portazo. Él cree que me da miedo, ¡JAJA!

Vale ahora tengo que esperar a Logan, ése idiota si se tarda mucho lo voy a...

— ¡Hola, hola! —exclama al llegar frente a mi casa, yo rio y él frunce el ceño. Subo a su coche y él enciende el reproductor...

  — ¡AMO ESA CANCIÓN! —grito y Logan sólo se ríe, comienzo a cantar y él me sigue.  

Cuando llegamos a un especie de parque solitario, Logan detiene el coche. Observo todo antes de mi mejor amigo. Era un parque con muchas plantas, con una pequeña plaza. 

  — ¿Que es todo esto?  — ¿No lo recuerdas? —fruncí el ceño e intenté recordar a que se refería Logan. Mi cabeza daba mil vueltas, hasta que como un golpe, llegó el recuerdo a mi cabeza.

— ¡Aquí veníamos cada vez que estábamos tristes! —exclamé y Logan sonrió asintiendo. Esperen un momento...

— ¿Qué sucede?—ahora estaba bien claro que Logan cargaba con un peso y le costaba decirlo. Siempre había confiado un poco más en mi que en Dani, no digo que no le caiga bien Dani, pero resulta que yo soy un poco más seria que ella. 

— Es Sabrina...—dice y baja su cabeza. Logan es un chico que muy poco se enamora, pues le cuesta creer, como a mí, tal vez también por eso habla más conmigo sobre esto.

— ¿Que sucede con ella?  — Es que, hay veces que es dulce y tierna, pienso que estoy progresando, pero luego todo se va a la mierda.—masculla, yo me acerco a él y lo abrazo, él apoya su cabeza en mi hombro ya que yo soy más bajita que él, y siento como respira lento.

—No hay nadie más que yo que sepa que esto es difícil... Pero te ayudaré. —levantó su rostro y me miró a los ojos. — ¿Lo harás? —exclamó muy contento y yo asentí, comenzó a sonreír y me abrazó más fuerte.

  — Te amo, hermana, no hay ninguna como tú.—sentí como el calor subía a mis mejillas y sonreí.


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