CAPITULO 15: TE LO PROMETO

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Blanca salió de la habitación de Isabel y cerró la puerta. Don Emilio la esperaba y cuando la vio, se acercó de ella, preguntando:

"Cómo está?"

"Pues...todavía muy agitada..." suspiró Blanca. "¿A usted que dijo, Don Emilio?"

"No mucho... que Alberto lo había tomado muy mal y que la había despedida."

"Lo mismo que dijo a mí. Pero mañana la primera cosa che voy a hacer es hablar con Alberto. No voy a dejar que las cosas se terminen así."

"No sé si es una buena idea, Doña Blanca. Isabel me pidió que la ayudara a irse mañana mismo."

"¡¿Qué?!" se exclamó Blanca. "¿Y usted va a dejar que se fuera así?"

"Si es lo que quiere..."

"Don Emilio, por favor. Isabel está enferma y usted la dejara irse en Cuba...donde estará sola?"

Blanca lo miró por algunos segundos antes de bajar la mirada y de alejarse sin decir una palabra más mientras Don Emilio suspiraba y se apoyaba contra la pared del pasillo.

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"¿Se puede?" preguntó Doña Blanca la mañana siguiente abriendo lentamente la puerta del despacio de Don Alberto.

Alberto levantó la mirada de las hojas que estaba leyendo antes de contestar:

"Claro, Doña Blanca. ¿Qué necesita? Siéntase."

"Voy a ser muy rápida, Don Alberto. Supe que usted despidió a Doña Isabel."

"Con todo el respecto, no pienso que tengo que hablar de mis decisiones con usted, Doña Blanca."

"No me importa lo que pasó personalmente. Voy a hablar sobre el plan profesional. Tenemos la colección de De la Riva y la de Airsa: dos colecciones, un taller dividido en dos. Doña Isabel siguió todo el desarrollo de las uniformes Airsa, necesito su presencia en el taller."

"Pues, Doña Blanca, no es lo que me decía hace algunos meses."

"Me equivoqué. Necesito ayuda."

"Usted puede muy bien encargarse de las dos colecciones. Ahora, si me disculpe, tengo mucho trabajo y usted también."

Blanca lo miró en los ojos: no quería abandonar tan fácilmente pero no podía desobedecer a su capo. Suspiró y se acercó de la puerta. Estaba en punto de abrirla cuando se paró, se giró y dijo:

"Su madre no tiene todas las culpas de lo que pasó."

"Perdón Doña Blanca, pero eso no es su problema."

"Desgraciadamente lo es porque sé muy bien lo que Isabel vivió en estos años." contestó Blanca acercándose de nuevo a Alberto.

"¿De qué está hablando?"

"Tenía un hijo también. Me quedé embarazada de su tío Esteban. Su padre me mandó a Barcelona para que entregara mi hijo en adopción... Me lo quitaron y no pude hacer nada..."

Alberto se quedó silencioso a mirarla y después de algunos instantes, preguntó:

"¿Y su hijo?"

"Murió el año pasado...me dijeron que trató de buscarme...pero nunca pude encontrarlo..."

"Lo siento mucho, Doña Blanca..."

"No sea tan injusto con su madre... usted todavía tiene la suerte de poder disfrutar de ella..."

Blanca bajó la mirada y sin decir nada más, abrió la puerta y salió del despacho de Don Alberto.

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