Capitulo I

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  Dios es un ser único, el creador de nuestro mundo y de nosotros mismos, ÉL nos dió la vida, es un ser supremo, omnipotente, creador, juzgador y protector de los seres humanos. ÉL nos vigila desde arriba junto con sus ángeles y arcángeles, para asegurarse de que cumplamos con sus diez mandamientos.


*Amar a Dios por sobre todas las cosas. 
*No tomar su santo nombre en vano.

*Santificar las fiestas.
*Honrar al padre y a la madre.

*No matar.
*No mentir.

*No robar.
*No desear el/la hombre/mujer de tu prójimo.
*No codiciaras los bienes ajenos.

*No cometerás actos impuros.


Éstos eran, son y seguirán siendo los 10 mandamientos a obedecer y respetar que Dios mismo creo al mismo tiempo en que creo nuestro universo. Sin embargo...unos de sus ángeles, Lucifer, se rebeló contra ÉL y sus mandatos, su soberbia lo llevo a convertirse en el primer ángel en caer en las garras del inframundo, transformándose así la reencarnación suprema del mal conocida como Satanás.

unos de sus ángeles, Lucifer, se rebeló contra ÉL y sus mandatos, su soberbia lo llevo a convertirse en el primer ángel en caer en las garras del inframundo, transformándose así  la reencarnación suprema del mal conocida como Satanás

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  — ¡Sumergiré a todos en un mundo, en caos y eterna oscuridad!-vocifero Satanás— ¡El mundo...será mío!


"Cada veinte años, con el emerger de Lucifer, dos humanos se convertirán en ángeles, guerreros que nos ayudaran a derrocar a Satanás de una vez por todas...Ellos serán conocidos como...Los Guerreros de la Luz."


Esas fueron las palabras de Dios y cada veinte años, ÉL y sus ángeles y arcángeles prestan parte de sus poderes a simples mortales elegidos por ellos para ser los Guerreros de la Luz. La mayoría de nosotros ya no creemos ni en Dios ni en Satanás, y ése, fue el más grande truco de Lucifer, hacernos creer que no existe y así, apoderarse de nosotros. Solo aquel que realmente crea en Dios y Satanás, podrán verlos.
Aquellos que respeten los diez mandamientos, aquellos que se esfuerzan para no sentir dolor, aquellos que a pesar de sufrir siguen adelante, aquellos que jamás en su vida han sentido sentimientos negativos como la avaricia, los celos, el rencor, el odio, etc...serán los elegidos. Y durante miles y miles de años, muy pocos humanos fueron seleccionados, pero aun así, Dios mantenía su fe y su esperanza de que nobles guerreros nacerían entre los humanos muy pronto.
Hubo un tiempo, en que dos guerreros fueron capaces de debilitar al mismo diablo, dos hombres con almas puras que fallecieron en una cruel y feroz batalla contra los demonios. Al momento en que dieron su último suspiro, Dios y sus arcángeles tenían en la mira a dos pequeños niños, uno tenía siete años de edad y el segundo cinco años de edad.
Ambos provenían de una pequeña villa en Alaska y eran huérfanos, por lo que los criaba la iglesia hasta que cumplieran la mayoría de edad, pero lo más sorprendente, era que estos dos jóvenes, descendían de aquella familia de guerreros poderosos.
El más grande era de tez clarita, cabellos negros y ojos color naranja brillante, y el más chico tenia ojos color azul brillante y cabellos negros, se llamaban Kalil y Yako, ninguno de los dos compartía lazos de sangre, pero sin lugar a dudas eran los mejores amigos. Los padres de ellos habían muerto, los del más grande en un accidente automovilístico, los del menor, la madre murió al darlo a luz y el padre asesinado, o, eso es lo que les hicieron creer a ambos pequeños.



—Padre... ¿Cuál es la verdadera historia de Lucifer?—preguntó el más pequeño al padre de la iglesia.
—Bueno mi querido Yako, hay muchas historias que relatan sobre la caída de Lucifer—explicó el padre— A decir verdad Dios y Lucifer jamás se odiaron o fueron enemigos, Satanás tenía como objetivo gobernar a los seres humanos, y Dios no iba a permitirlo, por ende lo desterró de los cielos y lo mando al infierno.
— ¿Y?—prosiguió en preguntar Kalil.
—Bueno, Dios piensa que Satanás tarde o temprano regresara arrepentido, y por ello, lo deja emerger a nuestro mundo cada veinte años—continúo explicando el padre— Lamentablemente, eso él lo aprovecha para intentar gobernarnos, a pesar de que nuestro Dios tenga mucha fe, ya nada se puede hacer con el ángel caído.


Los dos pequeños escuchaban con atención todo acerca de Satanás y Dios, cuando en medio del relato, el padre logra ver algo en particular que brilla dentro de ellos. Ya a la noche cuando se fueron a dormir, el padre con una vela se encaminó hasta el altar y se paró frente a la cruz de madera en donde Jesús se encontraba clavado.
Se arrodillo y comenzó a rezar, fue encendiendo más velas y para finalizar y como último toque, pego en la cruz una foto de los dos pequeños niños que el mismo cuidaba.


—Dios señor todo poderoso, te pido que guíes con sabiduría a estos dos pequeños una vez que dejen la iglesia—hablo el padre— Y que sean capaces de vencer a Satanás con valor, coraje y corazón durante los próximos veinte años.


Padre nuestro que estas en el cielo
Santificado sea tu nombre,
Venga a nosotros tu reino,
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
Danos hoy nuestro pan de cada día,
Perdona nuestras ofensas
Así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
Nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.



El padre se incorporó nuevamente y se retiró del altar dejando la foto en la cruz, y que las velas se consumieran muy lentamente. El cuarto poco a poco quedo en penumbras, los años pasaban y los dos niños crecían en extrema felicidad y paz.
Al cumplir dieciocho el más grande, este dijo que quería seguir el camino de la iglesia, se hizo monaguillo al igual que Khalid, cosa que enorgulleció al padre, sin embargo, no faltaba mucho para que se cumplieran nuevamente veinte años y el destino de estos dos jóvenes estaba sellado.


—Pronto mis pequeños niños...entenderán la responsabilidad que en un futuro conllevarán—musitó el padre—Solo espero que sepas lo que haces Dios mio...



"Que el poder que emerge de mi ser, purifique toda energía maligna de una vez"
"Ayúdame a proteger a los míos, dame tu fuerza y tu valor, para así acabar con todo el dolor"



"Chicos...de ustedes depende acabar con el mismísimo Demonio" pensó el padre.

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