Capitulo XII

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  Samara reía de forma siniestra viendo como Kalil se abstenía a atacarla en su forma humana, lo que le daba la oportunidad de dejarlo herido de gravedad y fuera de combate en menos de diez minutos al igual que Luxure a Yako. El guerrero portador de la espada sagrada observo a Samara ahora en su forma de demonio, dispuesto a matarlo sin piedad ni compasión alguna. Su cuerpo tembló, en aquel momento dudo, por mucho que volviera a ser la primogénita de Lucifer, no podía matarla, no podía.
Comenzó a recordar a la Samara humana, su sonrisa encantadora, sus bellos ojos azules y su personalidad dulce, serena y alegre, una completamente diferente a la Samara que tenia ahora en frente, sádica, malévola, fría, manipuladora y la primogénita de Satanás. Por mucho que haya sido humana debido a la purificación que sufrió y se haya transformado cambiando por completo su personalidad, la verdadera Samara era la que ahora se encontraba frente a sus ojos.
Por las venas de esta joven corría la sangre de un demonio, la sangre del mismísimo Lucifer, sin embargo, no podía matarla, ella era Samara, la demonio, pero también era Samara la humana, las dos eran una y a pesar de que ahora estaba siendo engañado por la verdadera, no podía hacer nada, ya que en el fondo, se había enamorado.



―¿En serio no piensas defenderte mi querido Kalil?―inquirió la hija mayor de Satanas con una expresión seria y aburrida— Asi no será divertido matarte ¿Sabes?
―No puedo...―contestó Kalil en el suelo lastimado, todo cubierto de sangre y sin poder incorporarse debido al dolor―Haz lo que quieras conmigo Samara, ya no me importa nada.
―¿¡Que demonios estas diciendo Kalil!? ¡Levantate y pelea por tu vida!―le reprochó Yako mientras intentaba safarse de la cola de Luxure la cual lo estaba asfixiando.
―Yo soy un ángel, un ángel bondadoso, que ha cumplido con todos los mandamientos de su señor, ha protegido a los suyos del Diablo, pero...―hizo una pausa para levantar apenas su cabeza y mirar a la primogénita de Lucifer a los ojos― He cometido el peor error que un angel pueda cometer...enamorarse de un demonio.
―¡Kalil!―lo regañó nuevamente su mejor amigo.
―Samara...Te amo―confesó el portador de la espada sagrada.



Kalil lentamente se incorporó, ignorando el dolor y dejando caer su espada para asombro y desesperación de su mejor amigo. Ante esto, Luxure rió confiada mientras insultaba al guerrero y continuaba asfixiando a Yako, Alera no cambió en ningún momento su expresión de frialdad y seriedad mientras que Samara bostezo aburrida.
Ya era hora de acabar con el trabajo, la mayor de las tres hermanas estaba por acabar con el guerrero cuando de repente, sintió una presión en sus labios, dejándola completamente estática y sin palabras. No podía creer lo que estaba pasando, ni sus hermanas y Yako lo que estaban viendo, Kalil, con las pocas fuerzas que le quedaban, había abrazado a Samara y la estaba besando.
En el mismo instante en que Kamil besó a Samara, a la mayor de las tres hermanas le vino a la mente los recuerdos de los momentos que pasó con el portador de la espada sagrada durante el tiempo que vivió como humana y de los cuales, al volver a la normalidad, no recordaba. Por primera vez, comenzó a sentir algo dentro de ella misma, algo cálido y no precisamente eran los labios del guerrero que la besaba.



―¿¡Que significa esto Samara!?―bramó una voz haciendo que la joven se apartará bruscamente del joven algo temerosa.
―Pa...padre...―tartamudeó Samara nerviosa viendo a su padre emerger del lago con una mirada que demostraba ira pura―Y-yo puedo... explicarlo esto no es...
―¡Silencio!―sentenció Lucifer provocando ahora no solo miedo en su hija mayor sino también en las otras dos― ¡No pienso perder de ninguna manera esta batalla! ¡Con o sin ustedes, me convertiré en el nuevo rey de este miserable mundo!



Símbolos de la estrella de cinco puntas encerradas en un circulo aparecieron debajo de Samara, Luxure y Alera, quienes espantadas, intentaron escapar, sin embargo, unas cadenas emergieron de las puntas de las estrellas atrapándolas e inmovilizándolas de manos y pies. De un simple chasquido las atrajo hacia él y las tomó del cuello mientras sonreía de oreja a oreja.



―¡¿Qué demonios haces padre?!―chilló asustada Luxure.
―Vuelvanse uno conmigo...mis queridas hijas...―dicho y hecho, las tres jóvenes fueron penetrando en el cuerpo de su padre como si se tratara de una esponja absorbente y en ese instante, Santanas comenzó a transformarse.



Su tamaño aumento de una forma realmente inimaginable, su piel roja se volvió ahora entre una mezcla de rojo y negro, sus cuernos también aumentaron, sus garras y sus dientes, todo en Lucifer ahora emanaba un aura oscura y tenebrosa muy fuerte que hasta intimidó a los jóvenes guerreros.



—¡Samara!―exclamó Kalil.
―¡Esta completamente loco!―masculló Yako― Vamos a necesitar ayuda con esto, dudo que tu y yo podamos derrotarlo y salvar a esas tres.



No les quedaba muchas energías, pero la poca que tenían era suficiente como para hacer un llamado. Tomaron sus armas, y a una distancia bastante prudente, las alzaron y las unieron formando una Cruz.
Al momento del contacto, una luz brillante de color blanca los rodeo a ambos, al verlo, Satanás supuso que nuevamente intentarían llamar al Arcángel Migue, no obstante, no era asi. No tardó en darse cuenta de a quien, o mejor dicho a quienes, ambos guerreros de la luz pretendían llamar.



―¡No! ¡Eso no! ¡No lo permitiré!―vociferó Satanás dispuesto a todo para evitar que tanto Kalil como Alux hicieran ese llamado.
―¡Ya es tarde!―sentenciaron ambos guerreros―¡Este es tu fin Satanás!  

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