Kalil y Yako veían las noticias un tanto preocupados, en si, a simple vista del ojo humano parecían casos de tres simples jóvenes, no obstante, ambos guerreros pudieron notar datos raros en las desapariciones. Estos detalles raros les hacían pensar que Satanás tenia algo que ver, puesto que, la primera cosa rara que notaron y la mas obvia, es que todas habían desaparecido a la misma hora.
La segunda cosa rara era que, las tres en apariencias eran completamente diferentes, ademas de que había bastante diferencia de edad entre ellas y normalmente los secuestradores, violadores o asesinos en serie tenían un cierto gusto por chicas con características similares como mismo color de ojos, mismo color de cabello, una edad preferida determinada, entre otras cosas. Sea cual fuese la razón por la cual estas tres chicas estuvieran desaparecidas, aun si se tratase de Lucifer o no, lo cual estaban 100% seguros de que si, esas chicas ya no serian encontradas, al menos no vivas.
El día transcurrió de lo mas tranquilo, Kalil y Yako, a pesar de que sabían que durante el día Satanás no haría aparición, aun así se mantenían alerta a cualquier presencia de aura oscura y a la vez prestaban atención a las pistas o al menos teorías sobre la desaparición de las tres jóvenes. Cerca del atardecer, todo seguía igual, ambos guerreros se dirigieron nuevamente a su hogar, en donde, a pocos metros de distancia, sintieron energía negativa y no dudaron en correr hasta su casa, en donde se encontraron con una joven de no mas de catorce o quince años.
Piel pálida como la nieve, atados en dos coletas, ojos color rubíes, pecas en su rostro, vistiendo de una forma un tanto infantil y un peluche de gato negro, blanco y rojo. En su rostro tenia una mirada vacía, sin emoción alguna.
—¿Una niña?—inquirió Kalil confundido.
—¿¡Quien eres tu y que estas haciendo aquí!?—exigió saber Yako.
—Tengo órdenes...de destruir esta casa y a ustedes...—habló en un leve susurro la joven misteriosa—¿Tu que opinas...Luki-kun?
—¿Luki-kun?—inquirió nuevamente Kalil esta vez aun mas confundido— Niña...¿Estas perdida? ¿Como te llamas?
—Mi nombre es Alera...la hija menor de Satanás...y he venido a destruirlos Guerreros de la Luz—contestó finalmente la joven arrojando su peluche al aire.
—¡¿La hija menor de Satanás?!—chillaron ambos jóvenes sorprendidos.
No tuvieron tiempo de reaccionar ni ver como el peluche se convertía en una temible bestia gato que muy pronto se iba a abalanzar sobre ellos, causándole heridas profundas en sus espaldas. Nuevamente el gato se abalanzó en dirección a ellos, pero esta vez, Kalil y Alux lograron esquivarlo.
—¡¿Que carajos?! — chilló Yako mientras intentaba detener el sangrado de su espalda.
—Este es mi amigo Luki-kun, un demonio gato, en mis brazos es un simple peluche, pero una vez que lo suelto, muestra su verdadera forma—explicó Alera aun con su mirada de indiferencia hacia los guerreros— Luki-kun...mátalos.
—¡Yo no lo creo! ¡Kalil, encárgate de la niña, este gatito malo es mio!—vociferó Yako.
—¡Si!— dicho y hecho, Kalil saco su espada y corrió a toda velocidad hasta Alera, no obstante, a unos pocos metros de distancia, ella alzo su mano, y sin saber como o porque, de repente, el joven portador de la espada sagrada comenzó a sentirse débil y agotado—¿Que...?
—Tengo la habilidad de succionar energía mediante el aire de cualquier ser vivo que este a menos de dos metros de distancia de mi—musitó la albina de ojos rojos.
A medida que Alera se acercaba cada vez mas y mas a Kalil, este se debilitaba completamente, Yako intentaba por todos los medios derrotar al peluche demonio de la hija menor de Satanas, pero era realmente imposible. Con cada corte que daba para abrir un portal al inframundo y regresarlo, este lo esquivaba a una velocidad increible logrando sorprenderlo varias veces clavandole sus garras ahora en brazos, piernas y vientre, pero no muy graves.
En pocos segundos, ambos guerreros quedaron fuera de combate, Luki-kun volvió a ser un simple peluche en uno de los brazos de Alera mientras que el otro aun lo mantenía extendido al igual que su mano succionando la energía de Kalil. En cuanto bajo el brazo, a paso lento y tranquilo se dirigió hacia los guerreros, viendo con curiosidad sus armas mas que nada. Intento tomar una pero rápidamente retiro su mano al ver que apenas la toco le hizo una pequeña quemadura superficial.
La hija menor de Lucifer llevo su dedo indice a su boca, el cual mordió dejando caer gotas de sangre color negra, dibujo un circulo perfecto alrededor de los guerreros, quienes en seguida comprendieron lo que pretendía la chica. Enviarlos al Inframundo donde les esperaría una muerte dolorosa y llena de sufrimiento a manos de Satanás.
—Saluden a mi padre...—dijo Alera mientras el circulo comenzaba a brillar de un rojo intenso.
—Ni siquiera...lo pienses...no pienso...—la voz de Yako sonaba débil pero llena de determinación y valor y en un rápido movimiento, tomo su lanza y arremetió contra Alera, quien de un salto lo esquivó—¡Kalil toma de prisa tu espada!
—¡Si!—exclamó Kalil agarrando su espada.
"Sus armas son su fuente de poder, por nada del mundo las suelten, su poder espiritual y su aura pura, les devolverá sus energías cuando mas lo necesiten"
Ambos guerreros chocaron sus armas, una luz blanca los rodeo sanando las heridas de Yako y devolviéndoles las energías a Kalil. Una vez que estuvieron los dos recuperados la batalla continuo, Alera, volvió a soltar a Luki-kun quien nuevamente se transformó en un demonio gato.
Entre los dos, Kalil y Yako, corrieron a toda velocidad hacia el y de una sola estocada por parte de ambos, la bestia volvió a ser un simple peluche, esta vez todo destruido y desgastado que lentamente comenzó a desaparecer en una especie de polvo negro. Sin esperar mas, ahora se dirigieron a atacar a Alera, pero al momento de llegar a ella, esta desapareció.
—¡¿Que carajos?! ¡¿A donde se fue?!—bramó Yako.
—No lo se, pero presiento que no sera la ultima vez que la veamos— dijo Kalil.
Mientras tanto, en el Inframundo, Alera se encontraba con la mirada perdida en su peluche, ignorando los regaños de una joven un tanto mayor que ella, suspiros de decepción por parte de su padre y la mirada intimidante de otra joven.
—Luki-kun...—susurró Alera.
—¡Deja de preocuparte de ese maldito muñeco! Cielos Santo, no se porque decidiste enviarla a ella primero padre, no logro absolutamente nada— replicó una de las voces femeninas— Dejame que yo misma me encargue de esos guerreruchos por ti, veras que te los traeré en seguida.
—Pues adelante Luxure—sonrió Satanás viendo como su hija se marchaba por la puerta.
—No creo que atacarlos por separado sea lo mejor padre— habló la tercera joven y aparentemente la mas grande de las tres.
—Deja que Luxure se encargue Samara, cuando llegue tu turno tu les ordenaras a ellas— dicho y hecho, la conversación entre padre e hija termino.
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Heaven and Hell
RomanceEn todas las historias de demonios y ángeles casi siempre el ángel es la chica y el demonio el chico...¿Que dirían de un cambio de papeles? Cada 20 años, un ser maligno emerge a nuestro mundo, el mundo de los vivos, nada mas y nada menos que el mism...