Capitulo 1

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Miro el reloj. Son las nueve menos cuatro de la mañana, lo que significa que tengo un cuarto de hora más para dormir. Soy una persona muy vaga a la que le gusta mucho dormir, así que aprovecho hasta el último minuto para poder hacerlo, pero creo que ya se me ha acabado el tiempo.
—¡Alissa!—grita alguien.
Es mi madre, que me grita desde el piso de abajo, pero no le hago caso y me vuelvo a dormir.
—¡Alissa! Levántate ya, ¿o es que quieres llegar tarde a tu primer día de universidad?
Tengo dos opciones: levantarme de la cama, o seguir durmiendo y llegar tarde a mi primer día de universidad. Sé lo mucho que me gustaría seguir durmiendo, pero también sé lo malo que sería llegar tarde a mi primer día de universidad, así que me decido por la primera opción. Me levanto de la cama, me doy una buena ducha para despejarme un poco y quitarme la cara de dormida que llevo puesta, me visto y bajó al salón donde me espera mi madre. Y alguien más.
—Cariño, ha venido Austin. Quería acompañarte a la universidad.
—Austin, me alegro mucho de que hayas venido—le digo, y le planto un beso en los labios.
Austin es mi novio. Es alto y delgado, con el pelo bastante largo y negro, y unos bonitos ojos azules. Nos conocimos en el instituto, y ya llevamos 4 años juntos. Es como un hermano para mí, y es de las únicas personas que me conoce de verdad. Tengo mucha suerte de tenerle. Este es su segundo año en la CSU (California State University), en Bakersfield, California. La idea principal era alquilar un apartamento para los dos allí e ir a la misma universidad, pero mis malas calificaciones no me permitieron entrar, así que como no pude ir a la misma que Austin, conseguí una plaza en Santa Mónica Collage, que es a la que va mi mejor amiga. Ir a la misma universidad tenía sus ventajas; estaríamos la mayor parte del tiempo juntos y no tendríamos que hacer un viaje de 1 hora y media para vernos. Pero eso es lo que va a pasar a partir de ahora. Austin vive en un pequeño apartamento en Bakersfield, y mi universidad, mi nueva casa en la que voy a dormir todos los días en cuanto salga por la puerta de esta casa, está a una hora de allí. Entre eso, y entre que voy a tener que estudiar casi todos los días, sé que no vamos a vernos mucho, y también sé que voy a echarle mucho de menos, pero esto ya lo hemos hablado entre los dos, y no tenemos ningún problema.
—Voy llevando las maletas, no os preocupéis —dice Austin mientras coge las llaves del coche y sale de la puerta, dejándonos a mi madre y a mí solas.
—Hija, no me creo que vayas a la universidad. Cualquier cosa que te pase dímelo, y si necesitas algo llámame, ¿vale? Pero sobretodo, disfruta y pásatelo bien, ¿sí?—me dice mi madre, cogiendome la cara con las dos manos.
—Mamá, ¿quieres relajarte? Estás más nerviosa que yo—intento tranquilizarla cogiendole de las dos manos—Estaré bien, no te preocupes por mí y preocúpate más por Bryan.
Se me olvidaba. Bryan es mi hermano pequeño, tiene 9 años, pero cualquiera diría que tiene más, porque mide unos 1.59cm, casi como yo.
—¿Listas?—nos dice Austin, asomando la cabeza por la puerta.
Y llegó la hora. Hecho un último vistazo a mi casa y salgo por la puerta. Voy a echar mucho de menos esta casa. Tantos momentos vividos ahí dentro, tantos recuerdos... Pero bueno, cuando quiera puedo venir a visitsr a mi madre y a Bryan. Tengo muchas ganas de empezar con mi vida yo sola. Hacer lo que quiera cuando quiera, sin nadie que me diga lo que tengo o no tengo que hacer. Como mucha gente, soy una persona que odia que le digan lo que tiene que hacer, así que por fin eso se acabó.
Cerramos la puerta de casa y entramos en el coche. Conduce Austin, mi madre va a su lado y yo voy en el asiento trasero.
—Ya sabes dónde está la casa de Amanda, ¿no?—le pregunto a Austin.
Amanda es mi mejor amiga. Es la típica chica que tiene a todos los tíos detrás. Alta y delgada, con un cuerpazo que toda chica quisiera tener, y unos ojos verdes que vuelven loco a cualquiera que la mire. Ya os la imagináis. Tiene 18 años, como yo, aún que aparenta muchos más. Nos conocemos desde que éramos pequeñas y desde entonces somos inseparables. Vamos juntas a la universidad, y compartimos una habitación. He tenido mucha suerte con eso, porque no sé qué haría si me tocase un compañero de piso al que no conozco. Me cuesta mucho eso de ser social y hacer amistades, así que conociéndome, sé que se me haría muy incomodo estar con alguien que no conozco. En la misma habitación. Casi las 24 horas del día. Aún que, tarde o temprano, supongo que me acabaría acostumbrando.
—Es esa de ahí, ¿verdad?—pregunta mi madre.
—¡Sí!—grito cuando veo a Amanda despidiéndose de su madre en la puerta de su casa.
Austin para el coche, y sin pensármelo dos veces, me bajo de este y me lanzó sobre Amanda. Estoy muy contenta de ir con ella a la universidad. Sabía que después del instituto, seguiríamos en contacto, pero tenía miedo de que no fuese así, así que bueno, ahora que sé que vamos a "vivir" juntas, estoy contentísima. Y sé que Amanda también lo está.
Tan solo llevamos 10 minutos de viaje, aún que parezca que haya pasado 1 hora. Estoy tan nerviosa que creo que acabaré vomitando encima de Amanda si no llegamos ya. Amanda se ha quedado dormida (muy típico de ella), Austin conduce con la mirada fija en la carretera, sin decir ni una palabra, y mi madre, no para de hablarme de la universidad y de los peligros de las fiestas, así que no me queda otra que escucharle. Mi madre sabe que yo no soy de esas adolescentes que se emborrachan y están de fiesta hasta las 6 de la mañana. Solo he ido a una fiesta en toda mi vida, y después de lo que pasó, no creo que vuelva a otra.
El viaje se me está haciendo larguísimo, pero sé que por fin hemos llegado cuando veo un cartel enorme donde pone "Santa Mónica Collage".
— Ya estamos, chicas. —nos dice Austin girandose sobre su asiento para mirarnos.
Dicho esto, las dos nos bajamos del coche para coger nuestras maletas, pero Austin ya se ha adelantado.
— Tranquilas, yo las llevo—dice Austin mientras sujeta como puede las dos enormes maletas que traemos Amanda y yo. Es demasiado bueno.

Después de estar unos 15 minutos de pasillo en pasillo y de piso en piso buscando nuestra habitación, por fin llegamos. La verdad es que me la imaginaba más grande. Tiene las paredes blancas y enfrente de la puerta hay un pequeño balcón. Las dos camas que hay están demasiado pegadas la una a la otra, y al lado de estas está el armario. Seguro que nos cabe todo lo que hemos traído, ya que es bastante grande.
—Alissa —me dice mi madre después de haber observado cada detalle de mi habitación— ya sabes cómo tienes que comportarte y que cosas no tienes que hacer, y...
—Lo sé, mamá. No me repitas otra vez lo mismo...—le digo. Sabe que soy una chica responsable, no sé porque se preocupa tanto.
—Bueno, hija. Llámame para lo que quieras—me dice, y me da un beso en la frente.
—Lo haré — le sonrio.
Entonces le lanzó una mirada a Amanda y enseguida capta lo que intento decirle.
—Vamos a dejar que se despidan—dice Amanda, mientras ella y mi madre salen por la puerta dejándonos un poco de intimidad— No tardéis.

—Ven aquí—me dice Asutin, mientras se dirige hacia mí con los brazos abiertos. Me coge de la cintura atrayéndome hacia el, y yo le devuelvo el abrazo—Te voy a echar mucho de menos, Alissa, mucho.
No se imagina lo mucho que voy a echarle de menos. Estoy tan acostumbrada a pasar la mayor parte del tiempo con él... que va a ser muy raro no tenerle cerca todos los días.
—Yo sí que te voy a echar de menos,—le digo —¿te pasaras por aquí algunos días?
—Ya sabes que si, no te preocupes,—me dice cogiendome de las dos manos. Iría yo misma a visitarle a la CSU, pero voy a tener que buscarme un coche para poder hacerlo.— llámame si necesitas algo, ¿vale?
—Te quiero— le digo, y le doy un beso rápido.
Austin me dice que él también me quiere, pero no hace falta que me lo diga por qué lo sé de sobra. Nos damos el último abrazo y sale por la puerta. Me despido una vez más de mi madre y Austin, y Amanda cierra la puerta de la habitación.
—Por fin—digo desplomandome sobre la cama.
—¿Que haces? Tienes que ordenar tu maleta—me dice Amanda, arrastrando su maleta y dejandola al lado del armario donde se supone que meterá todo lo que lleva dentro.—No seas vaga.
He traído una maleta enorme, y sé que me llevará bastante tiempo ordenar todo lo que hay dentro, pero estoy tan cansada que la recogeré más tarde, o quizás mañana. No me apetece hacer nada más que quedarme aquí tumbada en la cama y descansar.
—Amanda, después de la siesta que te has hechado en el coche, entiendo que no estes cansada— le digo mientras busco mi móvil en el bolso—pero yo sí lo estoy, asi que déjame descansar un poco, la recogeré a la tarde.
—Está bien—suspira, y empieza a sacar a montones las cosas que ha traído.
Enciendo el móvil, simplemente para ver si tengo algún mensaje nuevo, porque no tengo otra cosa que hacer. Y así es, tengo un mensaje y es de Austin:
Austin: Te quiero. Disfruta mucho y no dudes en llamarme para lo que sea.
Leo el mensaje y no puedo evitar sonreír. No puedo quererle más.
Alissa: No dudaré en llamarte. Yo también te quiero.
Apago el móvil y lo meto en el bolso.


¿Qué os parece? ¡¡Dejarme unos comentarios opinando de este capítulo!! Os lo agradecería. Estoy muy contenta de este libro y de que os guste. A veces estaré liada y no podré subir ningún capítulo, espero que me entendáis. Un saludo a todos, no os perdáis los capítulos que va a ser muy interesante!!!

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora