Capítulo 18

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—No-no sé cómo empezar...—dice mirándome a los ojos, pero enseguida los aparta—Es difícil para mí. Quiero que me escuches bien, y que me dejes acabar, ¿vale?

—Esta bien, te escucho.—le digo. Quiero oír su voz y escuchar todo lo que tiene que explicarme.

Se pasa las manos por su pelo y vuelve a suspirar antes de empezar a hablar:

—Quiero que sepas, que dejarte no fue nada fácil para mí, es más, ha sido la cosa más dura que he hecho—se me parte el corazón al oírle hablar así, preocupado y triste. Sigo escuchando—No estaba nada planeado, solo sabía que algún día tendría que irme de aquí, y ese día llegó cuando menos me lo esperé. Sabía que lo ibas a pasar mal si me iba, por eso decidí que dejarte antes de que me fuese sería la mejor opción. Pensaba que si hacía eso... no sé, te olvidarías de mi y seguirías con tu vida; y yo haría lo mismo. Cada uno por su lado. Pero no funcionó como creía. He estado todos los días pensando en ti. No sabía nada de ti. No sabía qué tal estabas, no sabía si lo habías superado, no sabía si te habías olvidado de mí. Yo no lo hice, Alissa. Si piensas que me fui y no me importó como te sentiste, estás muy equivocada. Ha sido un año muy duro para mí, tienes que creerme—me dice, y me derrumbo cuando veo que le están cayendo lágrimas por la mejilla.

—Te-te creo, Dylan—le digo, pero apenas puedo hablar. Quiero seguir escuchando lo que dice.

—Alissa, te quiero. Te quiero y te necesito. Tuve que hacerlo, no tenía elección.—me dice, y no puedo evitar lanzarme sobre él y abrazarle.

Estaba tan equivocada sobre Dylan, que me siento como una maldita mierda por pensar todo lo que pensé. No sabía nada hasta ahora, así que espero que me perdone por haber pensado todo eso. Está claro que yo ya le he perdonado a él.

—Te quiero, Dylan. Te quiero.—le digo desesperadamente mientras le abrazo, pero me aparto para preguntarle una última cosa—¿Por qué tuviste que irte?

—Mi hermano estaba enfermo. Mis padres me llamaron para decirme que teníamos que ir a verle, y tenía que ir, debía de ir. Cuando le vi...—me dice, y no puede evitar llorar. No puedo verle así. Me parte el alma, y hace que llore junto a él— cuando le vi, estaba muy mal. Tenía una enfermedad que le estaba matando; así que decidimos quedarnos todo el año allí, cerca del hospital donde se encontraba. Iba todas las tardes a verle, pero cada vez estaba... peor. La última vez que fui al hospital, ya se había ido. No pude despedirme de él, Alissa. Fue muy duro para mí ver que le había perdido y que no volvería a verle.

—Lo siento, Dylan. Lo siento—le digo, apartada de él, secándome los ojos con las manos.

—Después de lo sucedido—sigue hablando— mis padres me dijeron que me quedase allí y acabará mis estudios allí, pero yo no quise. Volví aquí, para estar contigo. Fue duro perder a mi hermano, pero fue duro también ver que también te había perdido a ti. Mi intención nunca fue hacerte daño, joder. Nunca te haría daño, Alissa. Lo sabes de sobra.

—Dylan yo... no sé qué decirte. No tenía ni idea de nada. Es... esto es... no sé, lo siento.

—Alissa—me dice acercándose a mí y sujetándome la cara con sus manos—Eres la persona a la que más quiero.

Al oír eso, le cojo la cara con mis pequeñas manos y pego mis labios a los suyos. Le beso con ganas, con pasión, pero sobretodo con amor. Me devuelve el beso, y sonrio mientras me pasa la mano por la espalda hasta llegar a la cadera. Coge del bajo de mi camiseta y la levanta. Separamos nuestros labios para que mi camiseta pueda salir y rápidamente volvemos a juntarlos. Nos echábamos mucho de menos. Me acerca hasta la cama y me tumba en ella sin dejar de besarme. No soy consciente de lo que estoy haciendo, solo se que es lo único que quiero en este momento y que no quiero estar en ningún otro lugar. Separa sus labios de los míos y me quejo, pero se me olvida en cuanto empieza a besar mi cuello. Nunca había visto este lado de Dylan, pero sé que me encanta. Empiez a bajar sus labios por mi cuello hasta llegar a mi pecho, y empieza a besarlo apasionadamente.

—¿Alissa?—dice una voz que viene desde la puerta.

Rápidamente separamos nuestros cuerpos, para encontrarnos a Damon, que no puede creerse lo que está viendo. ¡Mierda

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora