Capitulo 10

296 15 3
                                    

Hoy me siento diferente. Después de todo lo que ha pasado, me encuentro bastante bien. Si no fuese por Dylan, me hubiese costado más superar lo que me hizo Austin. Ahora él ya no forma parte de mi vida. Pero espero que Dylan, el chico moreno de ojos verdes que está a mi lado ahora mismo, algún día llegue a formar parte de mi vida.

Sacándome de mis pensamientos, Dylan se gira para mirarme con los ojos entreabiertos, y no puedo evitar que se me forme una sonrisa en la cara al verle.

—Buenos días—me sonríe y yo le sonrio de vuelta.

—Buenos días.

—¿Has dormido bien?—me dice acercándome más a él y colocando un brazo alrededor de mi. No quiero que lo aparte.

—Genial.—le digo mientras me da un beso en la frente—¿Qué hora es?

Cuando Dylan mira el reloj y me dice que son las nueve, maldigo y me levanto rápidamente para empezar a prepararme. Mi primera clase empieza a las nueve y media, y no quiero llegar tarde. En cambio, Dylan va bastante bien en los estudios y, según él, no le hace falta asistir a las clases todos los días. Hoy es uno de esos días, porque se queda tumbado en la cama con los ojos cerrados mientras yo me preparo. Me meto en la ducha, y decido que me lavaré el pelo más tarde, porque ahora no me da tiempo. Soy de esas personas que tardan bastante en arreglarse y en vestirse, así que cuando salgo del baño y me visto, solo quedan 10 minutos para que empiece mi primera clase: Biología.

Dylan se ha quedado dormido otra vez. ¿Me despido de él? ¿Me marcho sin decir nada? No tengo tiempo para pensar en nada, así que hago lo único que se me ocurre y quiero hacer. Me acerco a él rápidamente, y le doy un beso en la frente diciéndole que nos vemos luego. Me sorprendo cuando me sonríe de vuelta; pensaba que estaba dormido.

Las clases de la mañana se me pasan rápido. En clase de física, he conocido a Damon, un chico bastante simpático que se ha sentado al lado mío, ya que ni él ni yo teníamos con quien sentarnos. Hemos estado toda la hora hablando, y la verdad es que me ha alegrado el día contándome anécdotas; hasta hemos quedado en que nos sentaremos juntos en todas las clases de física, lo que me parece genial.

Cuando entro a la habitación, Amanda no está. Ahora pasa más tiempo con Daniel que conmigo, y apenas pasa por nuestra habitación. Pero no me importa. Sé que aún que estemos distanciadas, nada va a cambiar entre nosotras. Quiere estar con Daniel y yo quiero estar con Dylan, así que, ¿qué problema hay? A demás, seguramente venga a mi casa en navidades.

Entro en mi habitación y lo primero que hago es tumbarme en la cama. Enciendo el móvil, por si alguien me llama o si recibo algún mensaje, y lo dejo en la mesilla que hay justo al lado de mi cama. Me tumbo de costado y cierro los ojos. Muchas cosas han cambiado desde que entré en la universidad. Lo tenía todo planeado: entraría en la universidad con Amanda y después me iría con Austin. Pero ahora ya no es así. Antes, diría que me importaría y que quisiera que todo volviese como antes. Pero ahora, no me importa en absoluto. Me alegro un montón de haber visto cómo es Austin realmente, pero sobretodo, me alegro de haber conocido a Dylan. Y hablando de él, entra por mi puerta sin ni siquiera llamar. Parece que ahora esta habitación le pertenece más a él que a Amanda.

—¿Estabas durmiendo? ¿En serio?—me dice riéndose, mientras se acerca a mi y se sienta en la cama. Me incorporo y me siento a su lado.

—No estaba durmiendo, solo descansando—le digo y se me escapa una risita.

—Espero que hayas descansado lo suficiente, porque nos vamos a comer fuera.

No me extraña para nada que vayamos a comer fuera. No sé por qué, pero a Dylan le encanta salir fuera a comer o a cenar, y no le gusta nada comer aquí en la universidad. No me importa, porque yo también odio comer aquí, así que nos vamos al mismo restaurante de siempre. Como de costumbre, pido una hamburguesa simple, y Dylan se pide lo mismo que yo, lo que me sorpende porque siempre suele pedir una hamburguesa con queso y sin lechuga. Estamos un rato hablando, y cuando no tenemos nada de qué hablar, decido contarle que he conocido a Damon, y por alguna razón desconocida, se le cambia la expresión de la cara completamente cuando le digo que podría venir con nosotros cuando quedamos todos juntos.

—No le conocemos—me dice mirando para abajo, intentando cerrar el tema de conversación.

—Yo...yo tampoco le conocía.—le digo intentando que me mire a los ojos—¿Por qué no quieres que se una al grupo?

Cuando le pregunto eso, me mira y estamos unos segundos sin decir nada. Finalmente, suspira y me dice:

—No-no lo sé... —me dice y me mira a los ojos—No me importa que venga, pero...

Sé exactamente lo que está pensando cuando me dice eso, y no me gusta nada que lo piense.

—Me gustas tú, Dylan.

—Lo sé.—me sonríe y yo le sonrio de vuelta, pero su mirada sigue estando... ¿Triste?

—¿Pasa algo, Dylan?—le pregunto.

—Esta todo bien, Alissa.

Cuando acabamos de comer, volvemos a casa. No sé por qué estamos tan cansados, si lo único que hemos hecho es andar, pero decidimos quedarnos viendo una película en mi habitación. Cuando llegamos, dejo mi bolso y me acerco a Dylan. Desde que hemos salido del restaurante, no me ha dicho nada, y seguía pareciéndome que le pasaba algo. Creo que esta triste, pero no sé por qué.

—Dylan, dime que es lo que pasa.—le digo mientras le agarro de las manos y le obligo a que me mire.

—No pasa nada, nena.

Pero sé que pasa algo.

—Dylan, no hace falta que mientas. Conmigo no.—la expresión de mi cara cambia, y ahora soy yo la que está nerviosa.

—Alissa, está todo bien, ¿vale?—me dice mientras me aprieta las manos con más fuerza—No pasa nada.

—Bésame.—le digo. No me importa cómo haya sonado.

Duda unos segundos, pero al final acaba pegando sus labios a los míos. Es una sensación tan agradable que no quiero que pare nunca. Me agarra de la nuca para poder sujetarme mejor, y no puedo evitar acercarme más a él. No puedo describir lo que siento cuando Dylan me besa; solo sé que es único y que solo lo siento con él. De repente y con brusquedad, despega sus labios de los míos; lo que me pilla por sorpresa. Le miro avergonzada. ¿Por qué ha parado? ¿No le ha gustado tanto como a mí?

—Te quiero, ¿vale?—me dice y me da un beso en la frente.

—Te quiero, Dylan.

—Tengo que irme. Te prometo que volveré más tarde.

Y me quedo mirando cómo sale de la puerta y me sonríe una vez más antes de cerrarla. 


Siento de verdad muchísimo haber tardado tanto. He estado a tope de exámenes, y no he tenido tiempo para hacer lo que más me gusta. Lo siento de verdad. Tendréis la continuación de este capítulo más tarde. Besos!!!

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora