Capítulo 26

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ALISSA

Un dia más. Es difícil hacer creer a la gente que estás bien, cuando en realidad te estás muriendo por dentro. Es difícil hacer como si nada ha pasado, cruzarme con él en los pasillos o incluso intentar evitarle cuando estamos en la misma clase. A pesar de que hayan pasado más de dos semanas, todo esto sigue siendo difícil para mí. No sé qué pensará él sobre todo esto; no sé si él también piensa todas las noches en mi, no sé si ya he dejado de importarle, o incluso de quererme. No sé nada sobre él desde que salió de mi habitación aquella noche.

—¿Estás lista?—me dime Amanda desde el baño.—Tenemos que salir en cinco minutos.

Estoy lista desde hace treinta minutos. Como prometimos hacer para celebrar el cumpleaños de Daniel, hoy vamos a ir a comer fuera y después habrá una fiesta. Vendrán todos, incluido Dylan. Estoy bastante nerviosa y sin ganas de nada. Siempre que quedábamos todos, o me quedaba yo en la universidad o lo hacía él, pero nunca coincidíamos: no queríamos vernos, supongo. Pero esta vez, tenemos que ir los dos, solo por Daniel.

—Sí, estoy lista—le digo levantándome y cogiendo todo lo que tengo que llevar.

—No tienes que hacer esto si no...—empieza a decirme.

—No, voy a hacerlo. Estoy bien, Amanda.—le digo y sonrío. Sabe que no estoy bien y que solo trato olvidarlo todo, por eso no vuelve a sacar el tema.—Vamos a pasárnoslo bien.

—¡Exacto!

Salimos de la habitación y nos dirigimos hacia el aparcamiento. Nos subimos al coche de Amanda y pone una de mis canciones favoritas, Where the story ends, de The Fray. No sé a qué restaurante vamos ni cuánto vamos a tardar, pero me recuesto en el asiento, apoyo la cabeza en la ventana y cierro los ojos, dejándome llevar por la música. Soy consciente de que Amanda me estará mirando, o se estará preguntando si estoy bien, pero no me importa, solo espero que las mariposas que revolotean en mi estomago desaparezcan antes de llegar.

—¡Vamos, despierta de una vez!—me grita Amanda y me incorporo de inmediato.

Me había olvidado completamente de dónde estaba, las mariposas en mi estomago por fin habían desaparecido, pero me percato de la situación y vuelven a aparecer inevitablemente. Miro a mi alrededor. Estamos cerca de la playa, y desde mi asiento puedo ver el mar. Si no fuese por mis nervios, estaría ahora mismo disfrutando de las vistas, de las preciosas vistas a mi alrededor.

—¿Están ya todos?—pregunto intentando no parecer estar nerviosa.

Asiente con la cabeza con una mirada preocupante. Está preocupada por mi, está preocupada por cómo vaya a reaccionar yo, o él. Le sonrió con un intento de decirle que estoy bien.

—¿Vamos?

—Vamos.

Me bajo del coche y veo que estamos en un aparcamiento y que el restaurante al que vamos está a tan solo varios metros. Intento atarme la zapatilla mientras caminamos, y gracias a mi torpeza, me choco contra el coche que tengo enfrente de mí y que no he visto. Amanda se ríe. Yo me río también, pero cuando me percato de que es él coche de Dylan, la sonrisa se me quita de la cara porque sé que en unos minutos estaremos juntos. Cierro los ojos y tomó aire. Puedo hacer esto, no es para tanto.

Amanda me abre la puerta del restaurante, pero apoyo mi mano en ella y le digo que pase primera. Me hace caso, y yo entro detrás de ella. Mira hacia alrededor para localizar a todos. Sonríe a lo lejos y rápidamente empieza a caminar. Me obligo a seguirla a pesar de que quiero irme de aquí, y mantengo una sonrisa en mi cara cuando llegamos hasta la mesa. Todos están sentados ya, y nos han guardado un sitio.

Never loved youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora