Capítulo 3: ¿Tomás?

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¡Pum!

El sonoro ruido de la puerta cerrándose con rudeza me despertó.
Estuve apunto de llamar a mi abue hasta que recorde...

¿Realmente tome ese avión a Nueva York, o sólo fue un sueño?

Y efectivamente, lo había hecho, ya que al abrir mis ojos me topé con una habitación tan diferente a la mía y tan... Vacía.
Por un momento las lágrimas se acumularon en mi ojos y amenazaban con saltar, pero unas voces pocas conocidas interrumpieron ese momento.

- Ya era hora de que llegues.
- ¿Para que debía llegar temprano? Aaaah ya lo recorde, su nueva hija "ejemplar" llegaba hoy. Perdón por haberlo olvidado, pero, la verdad no me importa.
- Tomás, no digas esas cosas.
- Pero es verdad, tu y papá nunca me preguntaron si estaba de acuerdo o algo, sólo firmaron papeles y alguien a quien no conozco esta ahora en mi casa.
- Pero es una buena chica, yo la conocí esta tarde y...
- Emily, cariño, ve a tu cuarto, debemos hablar con tu hermano.

Escuché unos pequeños pasos subir por la escalera y después una puerta cerrándose. Me levanté de mi cama y me acerqué a la puerta para escuchar mejor.

- Ahora si Tomás, ¿Qué es lo que te molesta?
- Me molesta que le hayan traído, que no me hayan preguntado, que tenga casi mi edad porque la van a querer más.
- Hijo, te amamos y debes entenderlo. Ella está aquí para estudiar y conocernos, tal vez la lleguemos a querer, pero jamás te haremos de lado.
- Eso dices ahora mamá, pero con el tiempo me mandaras de la casa.
- Tomás deja de decir cosas sin sentido...
- ¡Es verdad!

Salir a ver qué pasaba cuando escuché gritos.

- ¡¡Basta!!, estás castigado y no me importa que pienses de eso. A tu habitación.
- Yo veré que hago mamá.

Alguien a quien no conocía subio por las gradas, quise meterme al cuarto pero fue imposible... Ese alguien me vió y con enojo paso junto a mi, empujándome y se metió a un cuarto que estaba al frente del mio.

Me levanté del suelo y volví a mi habitación. Cinco minutos después alguien tocó mi puerta.
Al abrirla encontré a la Señora Smith, se disculpó por el comportamiento de su hijo y me dijo que no le hiciera caso, que yo era bienvenida en su casa.

Al cerrar la puerta miles de pensamiento y lágrimas me abordaron, y me entró la duda...

¿Tomé la decisión correcta?

AMOR DE INTERCAMBIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora