Prólogo

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Disclaimer:

Dragon Ball ni sus personajes me pertenecen, son propiedad exclusiva de su creador, Akira Toriyama y de Toei Animation

Una copa de vino y un cigarrillo

Prólogo

Otro día en cama. Desde el trágico día de su boda no había podido dejar de llorar. Tres semanas antes pensaba que empezaría una vida feliz al lado de su prometido, David Fish, pero no fue más que una mera ilusión. Los corazones rotos son difíciles de curar, más cuando fueron entregados por el más puro amor que se pueda brindar. Son Pan, una joven llena de vitalidad, bellísima, por decir lo menos, y que estaba profundamente enamorada aún del idiota aquel que la dejó plantada en el altar. Pero ya no podía más, sus fuerzas se habían ido y el deseo de vivir se había esfumado para siempre.

    Nunca había fumado ni se había emborrachado, pero siempre hay una primera vez para todo. La puerta de su habitación estaba cerrada con llave, no podía ver a nadie. Sus padres, preocupados por el estado de su hija, trataban constantemente de animarla, diciéndole que todo estaría mejor después, a lo que ella sólo respondía "Lo dicen porque a ustedes no les rompieron el corazón" y después callaba. Ni siquiera su mejor amiga podía hacer algo al respecto, Pan se había sumido en la tristeza y así fue por una semana más. Decidida, salió de su habitación cuando sus padres no estaban y se escabulló hasta un bar que había visto antes, no estaba cerca, pero el aire fresco le estaba sentando bien.

    Se introdujo al negocio, provocando las miradas curiosas de la demás clientela. No era común que una chica de veinte años entrara con tal decisión como ella lo hizo y menos que pidiera la bebida más fuerte que tuvieran ahí. Copa tras copa, la lucidez de su mente se fue perdiendo, y en pocas horas estaba totalmente ebria en la barra, fumando un cigarrillo que sumado al licor, le daba un sabor amargo a su boca, pero no tan amargo como el sabor que tenía ahora su vida.

    —¡Pan! —El grito de una mujer la hizo sobresaltar y voltear la copa que estaba tomando.

    —¡Pero qué rayos estás haciendo aquí! —La chica de cabello azul se acercó a ella preocupada y empezó a examinarla con la mirada.

    —Shhh... guarda silencio, Bra, ¿no ves que quiero beber en paz? —le respondió la morena.

    —¡Beber en paz! Por favor, Pan, estás totalmente ebria. Levántate, te llevaré a tu casa —exclamó Bra intentando jalar del brazo a la joven Son, pero ésta se negaba a que la trataran como una niña. Apartó bruscamente a Bra de su lado, para después intentar levantarse y dirigirse a la salida, pero por su estado de ebriedad, sintió un fuerte mareo que la obligó a sostenerse de su amiga.

    —¿Lo ves?, no puedes ni siquiera mantenerte en pie —reprochó la de cabello azul.

    —Cállate, no necesito que me sermonees, ya tengo suficiente con la miseria de mi vida para que ahora me digas que soy una borracha —se defendió Pan arrastrando sus pies y tratando de salir del lugar.

    Bra sólo se limitó a observarla, porque sabía muy bien que no podría hacer nada al respecto. Cuando la morena hubo salido, ella la siguió y usando todas sus fuerzas metió a Pan a su auto. En el camino, la de cabello negro miraba por la ventana y lanzaba de vez en cuando unos suspiros llenos de tristeza. No podía comprenderlo; ella no la reconocía ya como su amiga llena de vitalidad y que amaba salir a entrenar, ahora tenía una mirada de melancolía y sus ojos perdieron el brillo que los adornaba. Tal vez el amor que sentía por ese tipo que la abandonó sería su perdición.

    —Tú nunca te has enamorado, ¿verdad, Bra? Es por eso que no me entiendes, que no puedes entender este dolor que siento aquí —dijo tocando su pecho—. Tú nunca entregaste con tanta facilidad el alma por una persona, para ti es demasiado fácil andar con cualquier chico, y si quieres, al día siguiente dejarlo ir... porque nunca te has enamorado. Yo le entregué todo a ese hombre y lo único que me regresó fue mi corazón hecho pedazos. ¿No fui suficiente para él? Nunca hice nada malo, no me merezco esto... —finalizó mientras unas cuantas lágrimas se escapaban de sus ojos. Bra sabía que tenía razón en una cosa: ella nunca se había enamorado, tenía muchas razones, pero lo que sucedía con su amiga era más que suficiente para no querer hacerlo.

    —Pan... —la llamó—. No debes dejar que él se salga con la suya, si sigues llorando así por él entonces verá que eres débil, y se burlará de ti. No permitas que se burle por lo que te hizo, Pan. Tal vez yo no comprenda ni pueda compartir tu dolor, pero por favor, ten algo de amor propio — terminó Bra con seriedad. Sus palabras eran duras, pero tal vez sería una buena forma para que la morena entrara en razón. Si funcionaba o no, eso era algo de lo que no estaba segura. La chica de cabello negro no lloró más en todo el trayecto, las palabras de la chica de cabellos azules le llegaron al alma. Entonces, eso la hacía ver débil, la hacía ver patética, pero... cómo olvidar. No quería dejarse vencer, no lo haría. Estaba segura.

    Al llegar a casa de sus padres, Pan, tambaleándose por el licor, se propuso a sí misma que jamás volvería a llorar de la manera en que lo hizo y menos por un hombre que no valía la pena. Se duchó y, como ya era tarde, se recostó en su cama y durmió como nunca en esas semanas lo había hecho: durmió con tranquilidad.

    Pasaron algunos días y ella estaba un poco más animada. Su tío Goten había llegado de casa de sus abuelos y era grato tener a otra persona más con quien contar, aunque su adorado tío sacaba de quicio a su padre y tenía que cubrirlo si llegaba tarde. Se sentía como una niña en ese aspecto, encubriendo a su tío por llegar tarde a casa. En vez de parecer su hermano, Gohan parecía el padre de Goten.

    Bra hacía unos días había salido de viaje con su hermano Trunks y su prometida, cuyo nombre no sabía. La noticia de que el chico de pelo lila se casaba le emocionó a la par de que la puso nostálgica: al menos a él no lo dejarían plantado en el altar como a ella. Pero una cosa no le agradaba, Bra había mencionado que le conseguiría un empleo en la Corporación Cápsula. ¿Un empleo? Ella era hábil y aprendía rápido, pero se sentía extraña al trabajar cerca de Trunks. Con vergüenza recordó que por momentos, el chico le parecía agradable y guapo, pero lograba reprimir esos sentimientos y olvidarlos para siempre. Las cosas empeoraron cuando al regresar de su viaje, Bra la citó en una cafetería y al llegar le dijo alegremente.

    —Pan, logré que mi madre accediera a que trabajaras en la Capsule Corporation.

    —¿En serio? —preguntó ella.

    —Sí, y no imaginas cuál es el único puesto disponible en toda la empresa —la retó a que adivinara.

    —Pues, no tengo ni idea, ¿cuál es el único puesto disponible? —cuestionó con curiosidad Pan.

    —¡Serás la nueva asistente personal de mi hermano! —exclamó con alegría Bra.

    Pan escupió el vaso de jugo que en ese momento estaba tomando, para después mirar incrédula a su amiga, quien ahora la veía de mala manera porque algo del líquido le cayó encima.

    Bueno, ahora las cosas se ponían complicadas.

Una copa de vino y un cigarrillo [Trunks/Pan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora