Capítulo III

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Una copa de vino y un cigarrillo

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Capítulo III

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La semana había pasado rápido. La relación de Trunks y Pan era meramente profesional, pero para el chico Briefs fue toda una tortura; tenerla cerca sólo acrecentaba su malestar. Pero para Pan era todavía peor: Trunks no la miraba directamente a los ojos cuando le hablaba, sólo esquivaba su mirada de manera rápida, evitándola de cualquier forma posible. Ella quería dejar a un lado las formalidades y que su relación profesional se convirtiera en una sólida amistad, que se tuvieran confianza para hablar de cualquier cosa, poder ayudarle sin problemas ante cualquier dificultad, tal y como era con Bra, mas Trunks interponía una barrera (que era más una defensa) entre ellos dos sin dejar que se acercara demasiado a él.

   ¿Es que siempre debía ser así con ella?

   Desde que se conocieron no hubo una sola sonrisa o gesto amable entre ellos; seis años de diferencia no eran la mejor ayuda, además de los distintos intereses que tenían ambos: Trunks era el típico chico popular en su colegio, siempre ocupado, siempre rodeado de las chicas más lindas, invitado a las mejores fiestas privadas en los más reconocidos centros nocturnos de la capital, pero nunca asistente a ellas. Y Pan nunca fue popular, le era difícil acercarse a los chicos pues siempre vestía como uno, actuaba como una niña aún después de alcanzar la pubertad, no destacaba en otra actividad que no fuera deportiva; su primer beso fue con su... uh, 'ex-prometido' y por causa de ello empezó a actuar de manera más femenina; Bra la instruyó en ese aspecto. Así eran, a grandes rasgos, ellos dos.

   Trunks en su oficina pensaba en lo caprichosa que era la vida, dándole golpes bajos que le quitaban el aliento y destruían sus defensas, todo ello en la forma de mujer: Pan y Mai.

   A pesar del inmenso, casi infinito aprecio que sentía por Pan, le había hecho una promesa bajo el manto de la luna a Mai, y él no era un hombre que no cumplía su palabra, pero...

   No.

   No podía ceder ante los fortísimos latidos que daba su corazón al saber de la cercanía de la joven Son.

   ¿Pero qué hacer, entonces? Mai lo había ignorado desde el día su pelea: no respondía ni sus llamadas ni sus mensajes. ¿Es que las mujeres siempre debían suponerle un gran problema? Ni un pequeño respiro podía dar sin tener en su mente a una de las morenas, pero su trabajo era primero y trataba de enfocarse en ello.

(...)

   Viernes por la noche.

   El preciado día de descanso había llegado para Pan, Bra y Marron, porque Trunks se quedaba a menudo en su oficina hasta tarde atendiendo asuntos que eran importantísimos, aunque era su último recurso al no querer toparse con la chica de negra cabellera.

   Patético.

   Eso era Trunks al usar métodos tan ridículos para evadir una verdad que, aunque no lo quisiera, lo acompañaba desde hacía más de diez años.

   —Hermanito —llamaba Bra desde fuera de su oficina—. ¡Trunks, sé que estás ahí, así que no me evites! —amenazó ya cansada la joven de pelo azul.

   —¿Qué es lo que deseas? —preguntó él sin invitarla a pasar.

   —Sólo quería decirte que Marron y Pan vendrán conmigo, así que no te preocupes por mí. Te quiero. —Bra miró la puerta cerrada frente a ella y esperó por una respuesta, mas no la obtuvo.

Una copa de vino y un cigarrillo [Trunks/Pan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora