Capítulo VIII

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En una zona lejana, un hombre de cabello negro se despierta precipitadamente en medio de la noche, exaltado, sudoroso, visiblemente afectado. Se lleva una mano al pecho e inhala y exhala con rapidez. Su esposa, despertada por los movimientos violentos de su marido, enciende la luz.

—¿Qué te sucede, Gohan? —cuestionó un tanto asustada.

Él, calmado por haber vuelto a la realidad, soltó un suspiro de profundo alivio.

—Nada, Videl, solamente tuve una pesadilla en la que Bra le arrojaba en la cabeza mi jarrón favorito a Goten, aunque no lograba golpearlo, pero mi jarrón terminaba hecho pedazos —relató sin evitar estremecerse, cosa que hizo que su esposa apagara la luz.

Gohan, indignado por la indiferencia de su mujer, se metió bajo sus cobijas, dispuesto a conciliar el sueño, porque de cualquier forma, era imposible que aquello sucediera.

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Una copa de vino y un cigarrillo

Capítulo VIII

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La mañana había pasado volando y Pan ya ni recordaba lo que aconteció el día anterior, entregándose por completo a su trabajo, pues en ese mismo instante esperaba que Trunks saliera de una importante junta, en la cual ya se habían tardado más de dos horas. A pesar de que ella era sus asistente, él había insistido en que lo esperara, considerando que podía arreglárselas solo, cosa que enfadó sobremanera a la pequeña Son, quien no paraba de murmurar.

—Me hace sentir totalmente inútil, y no me parece correcto cobrar un sueldo por un trabajo en el que no se me permite ejercer mi labor. Además, ¿qué rayos es eso de «puedo hacerlo solo»?, como si me dijera que solamente soy un estorbo, ¡y no lo soy! Si lo que quiere es que aparente que soy su asistente, haberlo dicho antes para rechazarlo, porque soy una pésima actriz —y así siguió por varios minutos.

Para lo que le había sucedido, podría decirse que en esos momentos ella estaba más radiante que nunca.

Nunca habría imaginado que Fish fuese tan descarado para llegar al punto de acosarla de tal manera, mas confiaba que la advertencia de su jefe hubiese sido suficiente para ahuyentarlo para siempre. Pero, ¿de qué querría hablarle? Si él le dejo en claro que había encontrado en aquella otra mujer la felicidad que buscaba. Quizás se había cansado de ella y ahora la buscaba en busca de consuelo, como si ella fuese tan estúpida de querer recibirlo con los brazos abiertos.

«Maldita sea, no sé ni siquiera qué rayos me cautivó de él. Mirando en retrospectiva, él jamás hizo nada que demostrara que me quería un poco. Tal vez, en nuestra relación fui la única que amó, y él me pidió matrimonio solamente porque quería algo de estabilidad y seguridad en su vida, pero nada más. Me alegra de alguna forma, porque creo que hubiera sido muy infeliz siendo su esposa», meditó mientras quedaba estática frente a la puerta de la sala de juntas.

Tan absorta estaba en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que los ejecutivos salían ya de la reunión y varios la miraban embelesados. Si no hubiese sido porque Trunks la agitó un poco, ella hubiese tardado bastante en reaccionar por cuenta propia. Al regresar de su ensimismamiento, vio a los hombres que la miraban con suma atención, logrando que se avergonzara bastante, dándoles una reverencia y disculparse, para luego dirigirse con normalidad al ascensor.

El chico frunció el ceño al ver a varios dirigir indiscretas miradas al corto vestido de la morena, así que despidiéndose cortésmente, la siguió hasta el elevador con paso calmo. Sin embargo, una vez las puertas de éste se cerraron, el ambiente en el pequeño lugar se volvió algo tenso, por lo que Trunks dirigió la mirada hacia Pan, la cual lo veía con ferocidad.

Una copa de vino y un cigarrillo [Trunks/Pan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora