Capítulo V

192 20 3
                                    


Una copa de vino y un cigarrillo

...

Capítulo V

...

Trunks estornudó de súbito.

"Oh, rayos, me resfriaré por mojarme con la lluvia", pensó con desgano mientras limpiaba su nariz.

Las cosas en ese día iban particularmente tranquilas: atendió unas cuantas llamadas, revisó por enésima vez el plan de expansión de la C.C y fue a dar el visto bueno para un nuevo modelo de automóviles en que los técnicos llevaban trabajando por meses. A pesar de resultarle tranquila la jornada, estaba un poco intranquilo por tener que reunirse con su novia.

—¿Señor Briefs? —llamó a su puerta Marron. Él se levantó un poco extrañado de su asiento pues la rubia jamás abandonaba su puesto en la recepción.

—¿Qué sucede, Marron? Y te he dicho que me llames por mi nombre, me haces sentir viejo al decirme 'señor' —replicó con una sonrisa encantadora.

—Lo siento, Trunks, es la costumbre —se disculpó ella; luego, se dispuso a proseguir—. El mensajero ha traído esto y como no está Pan... —Le entregó un sobre y él lo tomó—. No tiene remitente, es bastante extraño —agregó viéndolo.

Trunks asintió y vio a Marron dirigirse a su puesto con paso natural. Cerró la puerta y sonrió; a Marron fue a la única chica a la que pudo superar. Fueron novios por no más de un año pues lo único que querían era experimentar un poco. Claro está, fue mucho antes de conocer a Pan.

Bueno, su día se fue a la mierda al recordar a la morena.

De nada servía amargarse el día y el recuerdo del sobre lo sacó de sus divagaciones. Lo revisó y frunció levemente las cejas al notar la falta del remitente, por lo que decidió abrirlo con mesura. Dándole un vistazo al interior, se percató que lo contenido en el sobre era una fotografía, así que la sacó para mirarla mejor: lo que vio, lo dejó helado, petrificado.

La fotografía resbaló de sus manos y cayó al suelo, algo que no importó al joven de pelo lila.

Tan perturbadora era esa imagen impresa en aquella foto que no valía la pena volver a verla.

El anillo, aquella joya que tan recelosamente ocultaba en su residencia era el objeto que ocupaba espacio en aquella fotografía.

Su corazón latía desbocado, amenazando con frenar su funcionamiento en cualquier instante, cosa que le produjo un leve mareo que lo obligó a tomar asiento.

¿Cómo pudo alguien haber entrado con tanta facilidad a su apartamento? Ni siquiera Mai tenía tantas libertades.

Observó hacia el ventanal y aflojó un poco su corbata. Respiró profundo y evocando a su padre, dejó a un lado la preocupación y se dispuso a actuar.

Media hora después, recibía el informe policiaco posterior a la prudente investigación en su residencia, teniendo como resultado un completo y total nada. Ninguna de las cámaras de vigilancia había captado algo fuera de lo normal y en su habitación ninguna huella ajena a la suya fueron encontradas.

Trunks lo meditó y restándole importancia, a pesar de que tenía mucha, dio las gracias a los oficiales y siguió con su rutina.

La pregunta seguía en el aire: ¿Quién había sido el responsable de enviarle esa fotografía? En la oficina postal nadie pudo explicar el envió del sobre, y tampoco ellos tenían registro del remitente.

Una copa de vino y un cigarrillo [Trunks/Pan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora