La creadora de versos: Etéreo recuerdo.

Capítulo 10

Ya en lo alto de la colina podían tener mejor perspectiva de donde estaban. Pues ambos llegaron a tener la sensación de haber dado alguna que otra vuelta en círculo. Se suponía que sólo había que ir recto por el camino, pero lo cierto es que cuando fueron al arroyo y quedaron contemplando el lago no saben muy bien si se despistaron al regresar al camino por donde pasaron pues entre las vistas y los animales que observaron (pájaros, cervatillos, algún que otro caballo...) estuvieron de la naturaleza más atentos que de donde dejaban el sendero a un lado.

Él estiró el brazo ya en la cima y apuntó al fondo a un valle no muy lejano donde se veía humo.

ㅡ Mira el humo que sobresale entre esa neblina. Allí es, seguro ㅡdijo Eloy.
ㅡ Ya queda poco entonces ㅡafirmó ella mirando el lugar que señalaba.
ㅡ Creo que no llegaremos de noche, nos hemos desviado un poco... bastante pero al atardecer le quedan... No sé quizás un par de horas. Creo que si no nos despistamos estaremos allí en menos tiempo. Quizás la mitad ㅡsupuso Eloy.
ㅡ Eso espero. Sinceramente deseo descansar, así como sentir la luz y el calor de una buena hoguera ㅡle confesó ella.
ㅡ ¿Tienes frío?
ㅡ Lo cierto es que no, el caminar da calor ㅡle contestó Iris.
ㅡ No hemos comido nada. No traje nada para comer, lo siento, no fui previsor en eso ¿Tienes hambre?
ㅡ No, pero deberíamos comer algo ㅡsugirió ella.
ㅡ Mira, allí parece que hay un campo de cultivo, podríamos acercarnos a buscar algo.
ㅡ Déjalo que si vamos allí nos desviamos.
ㅡ ¿Prosigamos entonces? ㅡpreguntó él.
ㅡ Prosigamos.

Tras bajar un poco por la colina volvieron al verdadero camino. Esta vez el sendero de nuevo descendía, lo cual era un alivio para ambos.

ㅡ Estoy deseando llegar a casa ㅡconfesó ella.
ㅡ Y yo.
ㅡ Cuando lleguemos voy a preparar churros con chocolate ㅡdijo Iris relamiéndose.
ㅡ ¿Para cenar?
ㅡ ¡Oh!, tienes razón. Jajaja.
ㅡ ¿No estarás... de antojos? ㅡrío él por lo bajo.
ㅡ ¿Qué cosas tienes?, ¡no!. Entre las canas y el antojo te estás luciendo ㅡle reprimió Iris.
ㅡ ¿Acaso prefieres que vayamos callados?, yo prefiero entretenerme mientras hablamos ya sea de... Una cana, un chocolate o un besito.

Él se acercó a besarla haciendo morritos y ella le empujó del hombro levemente.

ㅡ Quita, quita que no sé por qué andas así hoy. Creo que te dio mucho el sol.
ㅡ Me encanta picarte, te pones muy sexy cuando te picas ㅡdijo él de forma sensual.
ㅡ ¡Qué pesado eres cuando quieres!ㅡdijo Iris mientras se cruzaba de brazos enojada.
ㅡ No te pongas así que no te he hecho nada.
ㅡ Está bien dejemos el tema. Mejor me preparas la cena por incordiarme.
ㅡ ¿Yo? ㅡpreguntó Eloy.
ㅡ Si tú.
ㅡ Pues huevos fritos con patatas ㅡdecidió Eloy.
ㅡ Me parece bien, pero hagámoslo juntos.
ㅡ ¿Me estas insinuando algo mi bella esposa? ㅡpreguntó intentando decirlo sin reirse.
ㅡ ¡Madre mía cómo estás hoy! ㅡIris se tapó la cara negando con la cabeza y ocultando su sonrisa.
ㅡ Pues cuando compramos la casa bien que te gustaba que te lo hiciera en la cocina...
ㅡ ¡Oh! ㅡElla le miró entre el dedo índice y el anular.
ㅡ Y en la bañera, y en el cuarto de invitados y...
ㅡ Para ya amor ㅡle dijo revolviendo los ojos azul cielo.

Él comenzó a reír al ver que por fin consiguió enojarla del todo. Era una risa picarona, contagiosa y finalmente ambos comenzaron a reír sin poder parar ninguno de los dos.

En cuanto ella recobró la compostura le recitó a él entre risas:

Para ser feliz hay que reir,
y rodéate de aquellas personas
que te hagan sentir feliz.
Pues a veces se infravalora
lo que de verdad nos hace vivir.

Perdona por enojarme
Dejemos los males en otra parte.

Y el marido quedó satisfecho pues a él le encantaba verla reir y aquel nuevo poema le hizo sentir realmente halagado. Sin duda estaba más enamorado de su mujer de lo que creía a pesar del tiempo que llevaban juntos.

ㅡ ¿Puedo hacerte una pregunta? ㅡpreguntó Eloy.
ㅡ Sí ㅡcontestó ella.
ㅡ ¿Te lo acabas de inventar?
ㅡ Me has pillado picarón.
ㅡ Es que soy muy listo mi Iris.