Capítulo 1

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Cogidos de la mano iban caminando dos enamorados conversando sobre la belleza del paisaje que rodeaba la senda por la que paseaban y recordando momentos pasados entre profundos suspiros como buenos amantes.

El paisaje que rodeaba a esta singular pareja de viandantes era realmente hermoso y ambos opinaban que tenía una magia peculiar a pesar de su simpleza.

Se encontraban señalando unas montañas al horizonte cuando de la nada surgió una pequeña mariposa de alas color añil con bordes azul oscuro e hipnótica danza que atrajo la atención de ambos pero sobretodo atrajo los ojos color agua cristalina de ella.

ㅡAcabo de acordarme ㅡdijo Iris de repenteㅡ de la primera vez que sentí mariposas revoloteando en el estómago por tiㅡ prosiguió mientras la mariposa se le posaba en la punta del dedo índice como si supiera que Iris era amante de los pequeños detalles de la naturaleza e incapaz de hacerle daño.

ㅡYo también las sentí al igual que tú y sinceramente puedo decir que fue algo insólito e increíblemente hermoso ㅡdijo él mientras veía la mariposa alzar de nuevo el vueloㅡ. Desde luego, en mi más modesta opinión Cupido hizo un buen trabajo.

El silencio se hizo notorio por breves momentos mientras la pareja comenzó a avanzar de nuevo tras la visita del ser añil. La caminata, viendo lo lejos que quedaban las montañas, sería larga así que en su interior ambos decidieron disfrutarla.

Poco después de hablar sobre la influencia de Cupido, Eloy se paró frente a Iris para preguntarle si recordaba el día en que llegó al pueblo y se conocieron en la plaza frente al consistorio. Ella le contestó que cómo iba a olvidarlo y le sonrió sutilmente mientras comenzaba a divagar en su memoria rememorando con detalle aquel afortunado día primaveral. Entonces recordó tan vivamente el momento... que aquel día pareció pasar ante su mirada.

Flashback

Por aquella fecha era ya primavera y en el aire se olía la tierra mojada por un pequeño aguacero que tímido regó las flores del campo. Aquel día ella llegó al pueblo para quedarse a vivir, pues su padre había encontrado un buen trabajo que con suerte duraría bastante tiempo.

Por aquel entonces, era una mujer bastante joven, de dulce semblante con su largo pelo que le llegaba a la cintura y el destino quiso ser benévolo aún más si cabía jugando a su favor en su camino aquel día. La hizo cruzarse con un joven poco atrevido, alto, delgado y de pelo castaño un poco más oscuro que el de ella. Ambos se conocieron en la plaza y cruzaron por segundos las miradas justo cuando ella se dirigía a comprar algo de fruta en el mercadillo.

No hubo presentaciones, sólo cientos de mariposas que cosquilleando en el pecho les subieron de los pies a la nuca con electrizante vuelo. Mas ninguno de los dos paró a hablar en aquel momento pues no entendieron en ese preciso instante lo que sucedió. Podríamos decir... que el amor los cegó.

Fin del flashback

Eloy pasó la mano frente la cara de Iris y ella bajó de las nubes rápidamente. Se sonrieron dulce y tiernamente, y siguieron el camino con paso lento para evitar cansarse demasiado.

ㅡ ¿Te acuerdas de cuando te leí el poema que escribí para ti y que no compartí contigo hasta que fue nuestro primer aniversario de novios? ㅡdijo ella sin venir a cuento.

Ambos recordaron en sus mentes el diálogo transformado en poesía que la muchacha, días más tarde de su primer encuentro y tras su segundo beso, plasmó en su cuaderno color marrón chocolate para no olvidar jamás la tierna conversación que ambos tuvieron mientras miraban el río pasar y escuchaban las ranas cantar.

ㅡMe... me acuerdo muy vagamente ㅡdijo él mintiendo adrede para ver si ella se dignaba a recitar el poema. Aunque nunca se lo confesó, le encantaba escucharla leer con esos tonos tan profundos salidos del alma.

Entonces Iris, captando la indirecta de su amado y mordiéndose un mechón de pelo fingiendo timidez no le dejó con las ganas:

(Ella)

― Aquel día nos quedamos mirando.
Tu presencia me ruborizaba
y apenas me dejaba alzar la mirada.
Por mí en tus ojos aún estaría navegando.

(Él)

― Aquel día nos quedamos mirando.
Tú jugabas con tu largo pelo castaño
mientras envidiaba al viento
por tener el privilegio de tocarte.
De un simple encuentro ya quería amarte.

(Ella)

― Gracias por cruzarte en el camino.
Jamás un hombre me dio su amor hasta el infinito.

(Él)

― Gracias por cruzarte en mi camino.
Jamás una diosa pudo compararse contigo.

(Ambos)

Y la feliz pareja se dio un entrañable beso
con sensación impalpable y tono intenso.

Eloy sonrió satisfecho de haberse salido con la suya pues aquella voz era tan dulce y su forma de recitar tan hermosa para sus oídos que se le hacía un pellizco en el cuerpo con tan sólo escucharla.

Ella le observó con cara de gran agrado y se sintió, con aquel simple gesto, enormemente halagada.

La creadora de versos: Etéreo recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora